Mostrando entradas con la etiqueta Tormenta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Tormenta. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de agosto de 2011

Evalúan las zonas afectadas por Emily

por Bárbara J. Figueroa Rosa, Alex Figueroa Cancel, Maelo Vargas Saavedra y Sara Justicia Doll,

El terreno ya estaba saturado por las constantes lluvias de los pasados meses, y el paso de la tormenta tropical Emily por la Isla fue detonante para deteriorar unas 1,200 cuerdas de siembra de plátanos en Yabucoa.

Ése fue el informe preliminar que le ofreció a Primera Hora el director de la región de Caguas del Departamento de Agricultura, Francisco Carrión, quien indicó que los daños pudieran agravarse con el empozamiento de agua en las plantaciones.

“Sabemos que la cantidad de lluvia fue alta; fueron muchas pulgadas y las plantaciones sufren unas al momento y otras a largo plazo, porque el agua se queda estancada y la raíz se queda sin oxígeno. Si esa agua no se saca a tiempo, o si continúa lloviendo, habrá consecuencias en la producción y en la calidad de la fruta”, explicó Carrión, quien estaría dispuesto a conseguir la maquinaria necesaria para limpiar las zonas. De hecho, el supervisor aseguró que, durante el pasado año, se realizaron trabajos de limpieza de ríos y canales en ese municipio.


Sin embargo, los agricultores del área están resentidos porque esas labores de drenaje deben ser constantes, en particular a partir del comienzo de la temporada de lluvias en Puerto Rico.


Así lo dijo a este diario el presidente de la Asociación de Agricultores del Este, Javier Colón, quien aseguró que lleva “meses” tratando de gestionar con Agricultura y la Autoridad de Tierras que se limpie y se tumben unos mogotes de tierra que ocasionan que el río Guayanés se salga de su cauce e inunde más de 400 cuerdas de terreno, que el miércoles, con el paso de Emily, quedaron bajo el agua. Ayer, Colón llevó a Primera Hora a realizar un recorrido por el área y las consecuencias nefastas de las lluvias eran evidentes.

“Mira lo que ha ocasionado ese barrote de tierra. Si nos hubieran hecho caso, esto a lo mejor no hubiera ocurrido. Llevamos meses recibiendo lluvia casi todos los días. Emily lo que nos dio fue un aviso de lo que puede pasar en los platanales si continúan las lluvias y no hacen nada”, dijo Colón.

Aunque aún es muy temprano para cuantificar las pérdidas, Colón dijo que se trata de mucho dinero y esfuerzo laboral. También exhortó al secretario de Agricultura, Javier Rivera Aquino, a “ponerse las botas y venir a nuestros terrenos, para que vea el daño”.


Por el momento, el Departamento de Agricultura se comprometió a ofrecerles a los agricultores unos incentivos.

“Podríamos ofrecerles unos incentivos para que compren semillas de mejor calidad”, dijo Carrión.

Sin embargo, este tipo de compensación, según los agricultores, no valdrá la pena si se obvia trabajar con el problema de drenaje en las zonas susceptibles a inundaciones.

“Quisiéramos que el Secretario venga a reunirse con nosotros, que nos escuche a todos”, dijo por su parte, Ángel Colón.

Aún hay refugiados

De otra parte, hasta ayer en la mañana, cuatro personas permanecían refugiadas en Yauco a causa de la tormenta.

Entre éstas estaba Mayra Pacheco, vecina del sector Las Astillas, quien tuvo que salir de su hogar debido a los desprendimientos de terreno que obstaculizaron el acceso a su residencia.

“Ahora estoy más tranquila porque nos van a mudar a La Trocha, a un apartamento. Ahora cuando llueva, no tendré temor”, dijo la mujer que sería reubicada en un lugar más seguro junto con los otros damnificados.

Otro de los perjudicados, Luis Ruiz, dijo que el problema con las lluvias era constante y el temor a que ocurran deslizamientos los agobia. “Nos salimos por miedo y por precaución”, dijo.

En vilo en San Lorenzo
Otros que viven atemorizados por las consecuencias de Emily son los residentes de la urbanización Hacienda del Parque, en San Lorenzo, quienes se mantienen en vilo por la grave condición en que se encuentra un puente en dicha comunidad y que podría colapsar en cualquier momento.

“Estamos sumamente preocupados porque el puente está cediendo... está siendo socavado por las aguas”, dijo Efraín Rodríguez, vecino del lugar, en el que también se ven afectadas otras 25 familias que transitan por el puente para llegar a sus hogares.

Ante la queja de los residentes, el Gobierno Municipal se ha comprometido a construir un puente, pero alega que los $65 mil que le aprobó FEMA no son suficientes.

“Sabemos que hay un proyecto, pero nos preocupa porque es a largo plazo... podría ocurrir (antes) una tragedia”, agregó Rodríguez al urgir que se tomen medidas preventivas.

Arreglos en el oeste

Mientras, en la región oeste, agencias estatales y municipales trataban de llevar a su estado normal una serie de carreteras que quedaron incomunicadas.

Las vías en arreglo son las PR-103 de Cabo Rojo, la PR-114 de Hormigueros a San Germán, y la PR-319 de Hormigueros, entre otras.

jueves, 4 de agosto de 2011

Zona este la más afectada por Emily

por Maritza Díaz Alcaide


Después de mucha espera sin que “nada” pasara, finalmente el paso de la tormenta Emily por la zona del Caribe nos dejó inundaciones urbanas, derrumbes, carreteras cerradas al tránsito, el derrame de un químico tóxico en una fábrica de pinturas que se teme contamine cuerpos de agua y, como viene sucediendo aun con fenómenos que no tocan tierra, miles de familias sin los servicios de luz y agua.

Emily, agraciadamente, no le causó mayores daños a la infraestructura ni provocó el desalojo de hogares.

Ayer se desconocía si sería necesario solicitarle al Gobierno federal que declare zona de desastre algunas de las zonas afectadas.

Hoy, los alcaldes de los pueblos más perjudicados tienen que presentarle al Gobierno su estimado de daños.

Aunque se había anticipado que las lluvias afectarían sobre todo al suroeste del país, fue el este el que salió peor.


Más fotos del paso de la tormenta Emily Imágenes de Emily en Fajardo El oeste, finalmente, se libró de los pronósticos que siempre les fueron negativos.

Emily, una tormenta de paso errático, dejó a Humacao con diez pulgadas de lluvia.

Humacao, Fajardo, Naguabo y Ceiba fueron los pueblos más afectados, confirmó el director de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres, Heriberto Saurí, quien aseguró que las precauciones tomadas por los puertorriqueños evitaron desgracias personales.

Sólo 24 personas acudieron a los refugios, pero todos de manera preventiva.


Sólo en Naguabo hubo cuatro hogares inundados, según Saurí, debido a que subió el nivel del mar.

Emily dejó, y en abundancia, carreteras obstruidas, árboles caídos, deslizamientos y caída de tendido eléctrico.

Las bandas de lluvia comenzaron a azotar con fuerza en el este en horas de la noche del martes en pueblos como Naguabo, Humacao, Maunabo, Juncos, Ceiba, Fajardo, Las Piedras y San Lorenzo, donde se registraron tanto derrumbes como vías de rodaje inundadas.

Patillas y Guayama también sufrieron a causa de las lluvias.


En el municipio de Las Piedras se registró un derrumbe, en la carretera 917, que incluso detuvo la caravana que acompañaba al Gobernador en una visita de reconocimiento por el área.

En Canóvanas, mientras tanto, 15 familias del sector Toma de Agua, del barrio Campo Rico, quedaron incomunicadas debido al colapso del puente sobre la carretera 185.

Otra zona afectada fue Caguas, donde se informó de derrumbes, árboles caídos y carreteras obstruidas en varios sectores.

En el norte, las lluvias asociadas a Emily afectaron la carretera número 2, en Toa Baja, a causa del desbordamiento del río La Plata.

Tanto en esta zona como en los sectores aledaños a la represa Carraízo se anticipó un desalojo de miles de personas si se abría una quinta compuerta de los embalses, pero no fue necesario.

En el sur, donde se esperaba que continuara lloviendo anoche, se informaba de escombros en puentes y árboles caídos.

Los ríos que en algún momento se salieron de su cauce fueron el río Blanco, de Naguabo; el Marín, de Patillas; el Guayanés, de Yabucoa; el Fajardo de ese mismo municipio.

También se desbordó el río Macaná, de Guayanilla; el río Cibuco, en Vega Baja; el río Grande de Loíza y La Plata.


En cuanto a los servicios de agua y energía eléctrica, se supo que en el peor momento fueron 19 mil usuarios los que se quedaron sin luz.

De ésos, anoche quedaban 9,628 y se esperaba que el servicio se les hubiese restablecido anoche o temprano esta mañana.

Las municipios con problemas eran Caguas, Aguas Buenas, San Lorenzo, Juncos, Patillas y Guayama, dijo el director ejecutivo de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, Miguel Cordero.


El director ejecutivo de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, José Ortiz, dijo que también “en el peor momento” se quedaron sin agua 9,500 clientes, 4,400 por tomas tapadas, averías que debían quedar reparadas anoche.

El resto de los usuarios perdió el servicio por falta de energía eléctrica y ese problema, o se solucionaba anoche, u hoy temprano en la mañana.

Los pueblos más afectados eran Caguas, San Lorenzo, Las Piedras y Yabucoa.

La huella de Emily por la zona central

Por Raúl Camilo Torres,

Los intensos aguaceros que desde horas de la madrugada presagiaban situaciones adversas en la zona central produjeron gran expectativa por las crecidas de ríos y quebradas. Sin embargo a medida que la tormenta Emily abandonaba nuestro cuadrante geográfico en horas del mediodía, la calma era notable en varios pueblos de la zona central.

“No ocurrieron las dificultades que esperábamos en las vías o residencias. Hasta el momento nadie ha necesitado ser reubicado y más allá de algunos sectores sin servicio eléctrico, Naranjito está tranquilo”, expresó el director de la Agencia Municipal para el Manejo de Emergencias y Desastres (AMMED), Tomás Rodríguez.

A media mañana, las cuatro compuertas del Lago la Plata fueron abiertas para minimizar la turgencia que la amenazaba. El anuncio provocó pavor entre los residentes de los municipios más bajos, que por décadas han sufrido de las crecientes del río. A medida que el afluente se precipitaba compuertas abajo, la lluvia comenzó a cesar y con ello el miedo de los preocupados vecinos.

“Gracias a Dios el pueblo estuvo tranquilo en general. Eso sí que los residentes aledaños al Chorro de Maguayo (que ubica en el barrio del mismo nombre en Dorado) estuvieron alertas toda la noche porque en años anteriores sí se han visto perjudicados por esta situación de lluvias; pero hasta esta hora la situación ha sido normal para un día de lluvia”, dijo por su parte el alcalde de la ciudad norteña, Carlos López.

Sólo algunas escorrentías que provocaron pequeños deslizamientos cercanos a la carretera 143 en dirección hacia Orocovis, eran al parecer los daños visibles dejados por el fenómeno atmosférico en la zona central. “Las matas de plátano se salvaron”, comentó un ciudadano en un puesto de gasolina. Y en verdad que todo lucía bastante normal en los cultivos mayores observados en Barranquitas y Ciales.

“El río Toro Negro que de por sí es bastante fuerte, se mantuvo en su caudal normal para un evento de lluvia como el que hemos tenido”, sostuvo por su parte el director de la AMMED de Ciales, Víctor Sánchez. “Solo algunos sectores sin luz ni agua. Eso sí que en horas de la mañana tuvimos que recoger varios árboles y ramas caídas en las calles… pero nuestro personal municipal se encargó de ellos y ya está todo en orden”, añadió el funcionario.

“Para otras ocasiones ha llovido más”, comentó por su parte Héctor Rivera Ramos, vecino del barrio Collores de Jayuya. “En tiempos de lluvia fuerte hemos visto más daños que ahora que esperábamos lo peor. Aquí cayó lo normal como en cualquier día de la semana que no ha parado de llover”, destacó el entrevistado.

El Vocero observó en el Mirador de Orocovis a varios jóvenes con abrigos hacer una parada para disfrutar una intensa neblina que cubrió la zona desde horas del medio día. En realidad no se podía apreciar la vasta extensión sureña y del Norte que desde el lugar se observa. El viento suave, frío y constante, sumado a la oscuridad provocada por la densa nubosidad hizo por el momento pensar que las Navidades habían sido adelantadas en agosto.