viernes, 19 de agosto de 2011

Sexo, pero con pinzas

por Arys L. Rodríguez Andino


Aunque la mayoría de los puertorriqueños y puertorriqueñas acepta que el sexo es algo normal y que a los hijos e hijas se les debe hablar del tema, la realidad es que en la población aún hay mucha gente que piensa que las mujeres deben llegar vírgenes al matrimonio y que lo mejor es la abstinencia.

Es palpable también, según la encuesta en la que se midió la actitud hacia el sexo, la gran diferencia que existe en lo que se considera aceptable para el hombre y admisible para la mujer.

Por ejemplo, un 20 por ciento piensa que la mujer debe llegar al matrimonio sin haber tenido relaciones sexuales, pero sólo un 10 por ciento considera que los hombres deben llegar puros y castos a ese compromiso.

En una situación hipotética que se les presentó a los encuestados, se les planteó que el día de la boda el novio se entera de que la chica con la que se casará había tenido relaciones con un amigo y con otros varones. Se les preguntó qué debería hacer el joven, y el 48 por ciento de las respuestas fue que no debería casarse. Otro 32 por ciento le dio el visto bueno al matrimonio, siempre y cuando el novio preguntara sobre todos los detalles de la actividad sexual de la novia.

Y eso que más de la mitad estuvo de acuerdo con que “el propósito de la sexualidad es que la persona se sienta libre de hacer lo que desea, sin miedo ni vergüenza”. Parece una contradicción y, en efecto, lo es.

La consejera sexual Carmita Laboy señaló que muchos de los resultados de la encuesta “gritan las contradicciones” con las que vivimos en el país.

“Ese mismo adulto que dice que es buena la educación sexual es el mismo que no lo hace”, expresó.

¿Y eso qué significa?

Que las iglesias están haciendo bien su trabajo; las iglesias y el Gobierno”, reiteró la sexóloga, quien afirmó que cuando les pide a los padres que les cuenten a sus hijos lo que hacían cuando eran jóvenes, abren los ojos “y no están dispuestos”.

Al psicólogo clínico y terapeuta sexual José Pando no le sorprende que todavía la gente piense que la masturbación no es igualmente admisible en hombre y mujeres ni que la postura del misionero (hombre arriba y mujer abajo) sea la más practicada.

“En esta sociedad machista el hombre domina el sexo”, afirmó sobre algo que, entiende, “está variando y la mujer está dejando de ser objeto para ser más proactiva”.

A pesar de que piensa que en Puerto Rico la gente tiene tanto o más sexo que en otras partes del mundo, Pando mencionó que la sociedad tiene un doble estándar. “La gente, sobre todo la gente joven, hace y deshace lo que le da la gana, pero vive con la moral de la religión, y somos represivos”, insistió.

En materia de conocimiento, Pando subrayó lo que parece ser casi un analfabetismo.

“La masa del pueblo puertorriqueño es sexualmente ignorante y lo que saben es de los medios, las revistas”, recalcó el psicólogo clínico.

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