martes, 9 de agosto de 2011

Obispo reclama otro currículo

por Arys L. Rodríguez Andino,

La petición del obispo de Arecibo para que el Departamento de Educación cambie algunos de los acercamientos en el currículo sobre sexualidad en las escuelas públicas fue catalogada ayer como una intromisión indebida porque, de la misma manera en que el Estado no se mete en los dogmas de la Iglesia, ninguna congregación religiosa debe imponer sus doctrinas al Estado.

En una extensa carta dirigida al Gobernador y al secretario de Educación, el obispo de Arecibo, Daniel Fernández Torres, pide que, entre otras cosas, “se eliminen los planteamientos propios de la perspectiva de género” y “que se revise cualquier referencia que pueda llevar a la enseñanza indiscriminada del “sexo seguro” entre los jóvenes”.

El Obispo asegura en la misiva que se siente en el deber “de iluminar las conciencias sobre algunos puntos contenidos en la Carta Circular número 2-2011-2012 del 19 de julio de 2011, que establece la política pública de educación sexual en las escuelas públicas del Departamento de Educación”.

Osvaldo Burgos, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados, aclaró que “si la Iglesia quiere transmitir sus dogmas, que lo haga en el espacio que está reservado a la Iglesia”.

“Lo primero que tengo que plantear es que es una intromisión indebida de parte de la Iglesia en los asuntos que son puramente de Estado”, indicó.

Con él coincidió la abogada e integrante del Movimiento Amplio de Mujeres, Amárilis Pagán, quien destacó que una cosa es lo que el Obispo le pueda decir a sus feligreses y otra “tratar de imponer sus creencias cristianas católicas al resto del país”.

“El deber del Estado es garantizar el respeto a la dignidad del ser humano y permitir que nuestros niños y niñas se puedan desarrollar con conocimientos científicos y tomar decisiones sobre sus cuerpos y sus relaciones. El tema de la educación sexual de nuestra juventud no lo vamos a resolver con tabúes”, expuso la también directora ejecutiva de Matria.

En la Carta Circular se menciona el respeto a la diversidad sexual y los derechos de las personas a tener su propia concepción de los patrones de expresión de la identidad sexual, lo que hizo que Fernández Torres se cuestionara si eso significaba que un niño podía ir a la escuela vestido de niña. Fue incluso más lejos al señalar que ese término ambiguo “abre las puertas a la exaltación del subjetivismo y el relativismo moral”.

“¿Es el bestialismo, penalizado en nuestro sistema jurídico, una expresión válida de la sexualidad si la persona involucrada lo considera una expresión de su sexualidad?”, preguntó el religioso en su carta.

“Oponerse a la perspectiva de género con absurdos como los que presenta el Obispo lo que demuestra es total desconocimiento”, formuló Burgos.

Con él coincidió la psicóloga clínica Vivian Rodríguez, quien dijo que el cuestionamiento del Obispo sobre un niño que se vista de niña encierra un discurso homofóbico y misógino.

“No podemos continuar con los discursos de moralidad porque esto no es de moralidad. Compararlo con la bestialidad es llevarlo al absurdo”, observó la profesional de la conducta, quien lamentó que se intente demonizar la perspectiva de género. “Lo que realmente atenta contra la familia son los discursos patriarcales y machistas”.

Si a Burgos le pareció preocupante la carta del Obispo, más alarmante le resultó que el Gobernador dijera que hablará con el secretario de Educación porque tiene “algunos comentarios para hacerle”.

“Ya es momento de que el Estado asuma lo que es su responsabilidad; educar sobre perspectiva de género y evitar la intromisión indebida. Esta complacencia del Estado y el Gobernador frente al Obispo por sus creencias particulares o su temor por lo que pueda implicar políticamente no tiene por qué ser”, reiteró Burgos.

Acerca del énfasis que el Obispo quiere que se le dé a la abstención, Burgos manifestó que “estamos en un país donde no podemos estar educando de espaldas a la realidad”.

“Lo importante es que (los jóvenes) sepan lo que es la sexualidad responsable y que, si van a estar activos, que lo hagan protegidos. Eso eliminaría más problemas de los que supuestamente crea”, declaró. “Si el Gobernador cree en la abstinencia, pues que se abstenga él”.

Para Rodríguez, la pretensión del religioso es “totalmente irrealista”. “El problema no es la sexualidad, sino aprender prácticas responsables. Eso se aprende si es enseñado. Lo que nace naturalmente es la expresión sexual”, sostuvo la también profesora de la Universidad Interamericana.

A la psicóloga no le parece que haya un doble mensaje al hablar sobre abstinencia y sexo seguro en las escuelas.

“El doble mensaje lo mandan ellos cuando, por un lado, lo condenan (la sexualidad) y, por otro, protegen a los pedófilos. Eso sí que es inmoral. La abstinencia no les funciona ni a ellos”, expuso.

Pagán, por su parte, hizo hincapié en que las creencias son individuales. “El hecho de que la Iglesia solamente promueva el sexo dentro del matrimonio no quiere decir que otras personas con otras creencias religiosas u otras personas que no tengan ninguna creencia tengan que aceptar esa opinión como una verdad científica y única”, recalcó.

La doctora Gloria Mock, a cuyo texto Sexualidad: sus conceptos básicos se hace referencia en la Carta Circular, esbozó en un escrito que la sexualidad humana, a diferencia de la sexualidad animal, tiene una base biológica, pero es mayormente aprendida.

“La persona es libre para determinar la forma de expresar su sexualidad, guiada por sus creencias, valores y principios éticos”, detalló.

El proceso de aprendizaje sexual, según explicó la doctora, requiere tener información correcta sobre los distintos aspectos de la sexualidad, evitando los extremos de culpabilizar o de trivializar el sexo.

“Para tomar decisiones responsables sobre la actividad sexual, es necesario aprender destrezas conocidas como “inteligencia emocional” para formar el carácter y contrarrestar la presión del grupo y de los mensajes distorsionados”, expuso.

Según estudios citados por la doctora, los programas educativos sobre sexualidad más exitosos son los que, además de información, incluyen el acceso a métodos anticonceptivos. California, por ejemplo, tuvo el mayor descenso en la tasa de embarazos de adolescentes por una política pública que utilizó un modelo de educación sexual integral.

El Estado rechazó los fondos del Titulo V de “sólo abstinencia hasta el matrimonio”.

“El discurso de la abstinencia no es real”, reiteró Rodríguez.

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