miércoles, 20 de julio de 2011

Iglesia conocía de imputaciones

Por Carmen Milagros Díaz, EL VOCERO el 20 de julio de 2011 en Ley y Orden · 0 comentarios

La advertencia a la alta jerarquía de la Iglesia Católica de que había que atender inmediatamente la situación de presunta agresión sexual de un voluntario a una sacristana en la capilla Santa Ana, fue reiterada ayer por un diácono durante la vista preliminar celebrada en el Tribunal de San Juan.

El diácono permanente, Luis Echegaray Martínez -con más de 30 años de servicio en la Iglesia- declaró que alertó al monseñor Emilio Cummings, encargado de la capilla en la calle Tetuán en el Viejo San Juan, y éste le pidió que conversara con ambas partes, para que ver si había una reconciliación. El diácono dijo que entrevistó primero a Leonard Prophil, quien se había quejado de que unas mujeres le querían fabricar un caso.


A Prophil lo acompañaban unas 30 personas, entre sacerdotes y feligreses. EL VOCERO/Dennis Jones

“Si fuiste tentado y cometiste una falla, me gustaría que me lo confesaras, y yo te voy a ayudar en lo que pueda”, expresó Echegaray, a lo que Prophil alegadamente le respondió, “yo no tengo nada de que arrepentirme, porque no he hecho nada. Todo es una fabricación”.

Echegaray citó a Luvic Arzola Hernández, de 36 años, otro día. Fue entonces, cuando ella le narró llorosa y triste sobre los dos incidentes en que Prophil alegadamente le enseñó sus genitales, y otro día la agredió sexualmente, hechos que fueron detallados por la propia víctima a EL VOCERO. Echegaray dijo que pensó en sus dos hijas.

“Me tocó hondo, porque tengo dos hijas, y ella me confesó que él trató de abusar de ella cuando estaba en la sacristía en (la capilla) Santa Ana”.

Al día siguiente Echegaray se comunicó con Cummings, y le alegadamente le manifestó que “la acusación es seria, y que había que hacer algo con Leo, porque él vive en la iglesia. Le dije que había que comunicarse con el arzobispo (Roberto González), y que ya no podía subir al altar como acólito”.

Durante la mañana se sentó Arzola en el estrado y detalló un supuesto brutal ataque sexual “táctil”. Sostuvo que en distintas ocasiones le insistió a Cummings sobre el peligro que corría si Prophil permanecía en la iglesia, y que éste le contestaba que estaba tomando cartas en el asunto, y que lo estaba “investigando, porque habían cosas que no cuadraban”.

“Siempre me gustó el claustro, la vida en contemplativa, la eucaristía. Siempre he vivido eso”, puntualizó Arzola, para aclarar el argumento de la defensa de que usó de motel el monasterio donde vivió por dos años.

La defensa cuestionó por qué no llevó como evidencia a la Policía el traje azul turquesa que llevaba más debajo de la rodilla, ni su ropa interior que se desgarró durante el supuesto ataque, a lo que Arzola contestó que nunca se lo pidieron, pero que lo guarda.

La mujer llegó a la sala 605 con la fiscal Nilsa Álvarez y Echegaray. Mientras a Prophil lo acompañaban unas 30 personas, entre sacerdotes y feligreses, durante todo el día. Estaba con él como traductor el pastor Gibbs Pier. Las dudas sobre su identidad están latentes. La defensa argumenta que Prophil habla creol, mientras el ministerio público dejó establecido a través de los testigos que el acusado habla español.

La abogada Valerie Rivera aclaró que su cliente, de origen haitiano, no es seminarista, y que llegó a Puerto Rico para crear una orden. Sin embargo, la fiscal señaló que el hombre está indocumentado en la Isla.

Prophil vive en la iglesia San Mateo con el sacerdote Orlin Pier Luis, en Santurce, quien funge como tutor. Tiene grillete electrónico, luego que saliera libre bajo una fianza que le rebajó la jueza Nerybel Durán. Pier Louis, quien dijo que sólo está a favor de la verdad, cuestionó por qué Arzola se cubre el rostro cuando en el estrado declara frente al público.
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