martes, 17 de abril de 2012

Despedida a un “jíbaro bragao”


“Después de vivir largos años entre nosotros, el cardenal Luis Aponte Martínez se fue a celebrar la Pascua eterna con Dios en el cielo”.

Con estas palabras, el cardenal emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, despidió al único cardenal puertorriqueño en medio de la misa exequial que se llevó a cabo ayer en la Catedral de San Juan antes de su entierro en un sarcófago construido para él en una capilla adjunta.

Once sacerdotes vestidos con sus casullas rojas en signo de dolor cargaron el féretro con los restos de Aponte Martínez rumbo a su lugar de descanso final. Los once obispos de las diócesis de Puerto Rico, junto al cardenal Amigo Vallejo, rodearon la caja de bronce para bendecir el sepulcro minutos antes de que el ataúd fuera colocado dentro de la tumba de mármol blanco, mientras las estrofas del Salve Regina retumbaban dentro de la capilla al bajar el féretro.

“Haz que nuestro hermano repose en la paz de esta tumba hasta que el día de la resurrección pueda participar de los bienes de tu gracia”, expresó el cardenal sevillano en su oración final ante el sepulcro.

De esta manera, al filo de las 6:00 p.m., culminaron las exequias para el cardenal Aponte Martínez. Las honras fúnebres para el segundo obispo de sangre puertorriqueña iniciaron el miércoles pasado, luego que el prelado falleciera el martes en la mañana a causa de una prolongada afección cardíaca. Durante los días siguientes fue llevado a Lajas, San Germán, Ponce y San Juan.

La Catedral de San Juan se quedó pequeña para la cantidad de feligreses que quisieron presenciar la misa exequial, a la cual se dieron cita decenas de sacerdotes y diáconos, los obispos de las once diócesis de la Isla, sus obispos auxiliares y los obispos eméritos.

Desde el Vaticano, el papa Benedicto XVI emitió sus condolencias en un mensaje que fue leído al final de la misa por el nuncio apostólico en República Dominicana y delegado pastoral para Puerto Rico, Josef Wesolowski.

“Me uno a todos para encomendar a la misericordia del Padre Celestial a este celoso pastor que con tanta caridad y sencillez ha servido a su pueblo (...) En estos momentos de dolor, me es grato impartirles con afecto la confortadora bendición apostólica como signo de fe y esperanza del Señor resucitado”, lee el mensaje del papa.

Para rendirle honor al cardenal jíbaro, en los bancos del recinto católico se mezclaron los principales miembros del gobierno con los fieles que llegaron desde todos los rincones de la Isla. Quien fuera secretaria personal del cardenal durante tres décadas, Myriam Ramos, cuestionó la cantidad de bancas que se reservaron para dignatarios y, al final, los ciudadanos pudieron ocupar algunos de los espacios que estaban más adelante.

Mezcla de dolor y alegría

Y es que en la misa -donde se mezclaron la tristeza por la partida física del religioso con la alegría de recordar su vida- dominaron los recuerdos “del jíbaro bragao”, como lo describió Ramos, y su amor por el pueblo.

El cardenal Amigo Vallejo no perdió oportunidad para arrancar aplausos al recordar la sonrisa que siempre estaba presente en los labios de Aponte Martínez. Mientras, el sobrino del prelado, Roberto Aponte, destacó una vez más su amor por el dominó.

“Al recordar su memoria y ver las huellas que sus pasos dejaron, podemos decir: ‘Fíjate, por aquí ha pasado Jesucristo revestido con la túnica de la humildad del cristiano Luis’ ”, expresó el cardenal sevillano.

El pueblo católico se desbordó en emociones, el mismo que desde la semana pasada ha expresado su deseo de que el cardenal Aponte Martínez sea canonizado.

Desde que el féretro llegó a la Catedral a eso de las 10:00 a.m., cientos de feligreses pasaron frente al ataúd.

“Él representó a la Iglesia y fue una gloria para Lajas. No solo para Lajas, sino para el mundo entero”, comentó Ana María Sánchez, una lajeña que llegó a despedir a su compueblano.

El deseo por guardar un último recuerdo del cardenal pudo más que la solemnidad que suele dominar en estos eventos y más de un sacerdote, diácono y monaguillo sacó su celular al pasar junto al féretro para tomar una foto.

“Es un hecho histórico, nuestro único cardenal. No sabemos cuándo se repita otro”, dijo la carolinense Gladys Rivera.

El legado de Aponte Martínez trascendió la fe católica y, como muestra, hasta su despedida llegaron varios líderes de otras denominaciones religiosas, entre ellos el portavoz de la Coalición Ecuménica e Interreligiosa, Heriberto Martínez; el obispo de la Iglesia Luterana, Felipe Lozada; y el pastor general de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), Esteban González Doble.

“En vida el cardenal fue una persona muy ecuménica y en su trayectoria de ministerio siempre tuvo contacto con la Iglesia evangélica”, indicó Lozada.


Los reporteros Cynthia López, Daniel Rivera y Miguel Díaz colaboraron con esta nota.

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