jueves, 15 de marzo de 2012

Educación democrática en manos de los niños


Por Laura N. Pérez Sánchez / laura.perez@elnuevodia.com

El deseo de un padre de que su hijo no pasara los mismos sinsabores que él durante los años de escuela en Israel culminó con la creación de todo un sistema educativo alternativo que recibió hasta el respaldo del estado.

Yaacov Hecht creó en 1987, junto a una veintena de residentes de su ciudad natal, la primera Escuela Democrática de Hadera, llamada así porque incluiría a los estudiantes en cada una de las decisiones sobre su proceso de aprendizaje.

Quince años después, el movimiento de educación democrática cuenta con 22 escuelas respaldadas por el estado de Israel y en sus aulas estudian 4,000 estudiantes desde los grados primarios hasta secundaria y de educación especial.

Este es el detalle que más las diferencia de los modelos de educación alternativa que existen en la isla. Las de aquí cuentan con respaldo gubernamental, pero en su mayoría sirven a estudiantes de nivel intermedio y superior, esos que por múltiples razones dejaron de asistir a la escuela antes de graduarse.

Solo Nuestra Escuela, uno de los cinco integrantes de la Alianza para la Educación Alternativa, cuenta desde hace poco con un centro preescolar basado en la educación democrática, esa que, al no imponer una lección o enseñanza, promueve el pensamiento crítico entre los alumnos.

Lourdes Aponte, presidenta de la Junta de Directores de la Alianza, indicó que en Puerto Rico este movimiento cuenta con subvenciones gubernamentales, pero hace falta formalizar ese respaldo mediante legislación.

“Hace falta que se apruebe la Ley Habilitadora de Educación Alternativa -que las vistas (públicas) son el 21 de marzo en la Legislatura- para que el estado reconozca esta educación y asigne más fondos”, aseguró Aponte.

Precisó que ese proyecto de ley provee para que, en lugar del Departamento de Educación, su puesta en marcha sea fiscalizada por una comisión de expertos independiente.

“(Si se aprueba la ley), ya los currículos de Educación tienen que empezar a moverse hacia otras posibilidades. El sistema tradicional es totalmente autoritario y el liderazgo lo tiene el maestro; eso no fomenta el pensamiento crítico”, indicó.

Ese estilo autoritario, en el que el estudiante no puede cuestionar ni decidir sobre cómo y qué se le enseña, fue el que terminó por frustrar a Hecht, quien dejó de asistir a la escuela cuando tenía 16 años.

En un relato disponible en la página yaacovhecht.com, Hecht explica que llegó a sentir que valía solo por las calificaciones que obtenía.

Por eso, hasta que decidió abandonar la escuela, sobrevivió haciendo trampa en los exámenes, ya que la dislexia que padecía le dificultaba contestarlos satisfactoriamente.

Esa sensación de frustración volvió a la memoria de Hecht cuando tuvo a su primer hijo, por lo que comenzó a informarse y a establecer contactos para fundar la pionera Escuela Democrática de Hadera.

Según la página cibernética de esa institución, su sistema de enseñanza se centra en el estudiante, al que se considera y respeta como igual a los adultos que componen la comunidad escolar.

“La educación democrática es un modo de vida en una comunidad educativa democrática. En esta comunidad, el papel del adulto difiere de aquel del niño. La meta del niño es crecer a través de la libertad, mientras que el rol del adulto es acompañar y apoyar al niño en ese camino”, dice.

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