miércoles, 5 de octubre de 2011

Tiroteo a hija de convicto por masacre de Pájaros huele a venganza


Maribel Hernández Pérez / Primera Hora

Una estela de venganza rodea el caso de niña baleada.

La pequeña de dos años que fue baleada ayer mientras estaba en una guagua junto con su madre, Yaralee Aldrich Hernández, y sus tres hermanitos es hija de José L. Colón de Jesús, alias “Marcian”, convicto federal por la Masacre de Pájaros, ocurrida el 5 de mayo de 2009, confirmó la Policía.

Irónicamente, la hija de “Marcian” tiene la misma edad que una de las víctimas de la matanza, la niña Adrieliz Olivo Ortiz, que falleció de un disparo en el abdomen, herida similar a la que recibió su pequeña hija de manos de sicarios.


El comandante de la región de San Juan, Orlando Rivera Lebrón, y el director de la División de Homicidios, teniente Rolando Trinidad, revelaron que, a pesar de que en esta etapa de la pesquisa los investigadores no han establecido un motivo, el ángulo de la venganza es uno de los que se van a explorar.

“De acuerdo a la entrevista que se le realizó a la madre, ella indicó que la menor era hija de Colón de Jesús, alias “Marcian”… ese ángulo lo estaríamos evaluando, ya que aún no tenemos un móvil claro”, dijo Trinidad.

También se entrevistará a otra pareja de Aldrich Hernández, con la que procreó una bebé y con la que los agentes no han tenido contacto.

Aunque los investigadores no han revelado quién es la pareja actual de Aldrich Hernández, se supo que es natural del residencial Yukiyú en Loíza y que a su hermano lo asesinaron en una masacre ocurrida el 3 de septiembre del 2008 en la PR-185 en Canóvanas.

El dueño registral del vehículo en el que transitaba la familia, vecino del barrio San José, en Toa Baja, sería entrevistado, ya que la mujer sólo indicó que le compró recientemente la guagua y que no había realizado el traspaso.

El lunes, a eso de las 3:35 p.m., Aldrich Hernández, de 25 años, transitaba por la autopista Luis A. Ferré, en dirección de Caguas hacia Río Piedras, y a la altura del Banco Bilbao Vizcaya y la salida hacia la carretera 177, un auto compacto se le apareó y comenzó a dispararles. La mujer perdió el control del volante poco antes de la salida hacia la carretera #1 y el vehículo se le volteó en contra del tránsito.

La madre de Jerialee Colón Aldrich y sus hijas de cuatro meses y ocho años y un varoncito de seis, de tres padres diferentes, fueron transportados por un ciudadano hasta el Centro Médico de Río Piedras.

La menor permanecía recluida en la unidad de intensivo del Hospital Pediátrico, en Río Piedras, en condición estable dentro de su gravedad tras ser intervenida quirúrgicamente.

En el interior del vehículo se ocupó una pistola marca Glock calibre .40 que no estaba registrada y un cargador vacío.

Se investiga, según nueva información recibida, si la mujer iba acompañada por un hombre llamado Lucas, quien se cree abandonó la escena.

“Estamos tratando de conseguir algún testigo que haya presenciado estos hechos, toda vez que es una hora donde el tránsito discurre con regularidad por esa área. A ver si hay alguna persona que presenció los hechos y nos podría ayudar para esclarecer estos hechos”, insistió Rivera.

La mujer alega que recogió a sus hijos en la escuela, que se detuvo en un restaurante de comida rápida en el centro comercial Montehiedra para comprarle comida y continuaron el trayecto por la transitada autopista. Iban hacia Isla Verde para visitar a familiares.

“Ella se reafirma en que iba sola en el vehículo. El arma no aparece inscrita, ella dice que esa arma no estaba ahí... no tiene una explicación lógica de por qué esa arma estaba en ese lugar (guantera de su vehículo)”, agregó Rivera.

De hecho, dentro del vehículo se ocuparon de tres a cuatro casquillos calibre .40, los cuales serán analizados también por el laboratorio de balística del Instituto de Ciencias Forenses (ICF) para compararlos con el arma ocupada.

No se ha determinado si la madre de los menores podría enfrentar alguna acusación.

La prueba científica en este caso es fundamental, según explicaron, y se espera que el ICF analice el arma ocupada en la guagua para determinar si fue disparada, levantarle huellas y material genético para establecer si la mujer la accionó o quien se presume que la acompañaba.

Además, se levantaron muestras de unas manchas de sangre del asiento delantero del pasajero que estaba reclinado para confirmar o descartar que sea de la menor.

A los sorbetos en varios vasos de refresco que había en la guagua también se les tomarían muestras de ADN para corroborar había otro adulto.

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