jueves, 6 de octubre de 2011

Las facturas de electricidad obligan a hacer ajustes

Arys L. Rodríguez Andino / Primera Hora


En la encrucijada de prender el acondicionador de aire para apaciguar los calores de 90 grados o casi infartar cuando llega la factura de la luz, dormir con fresquito tiene las de ganar, aunque sea por menos horas que en aquellos días remotos en que el costo de la energía eléctrica no metía tanto miedo.

No son pocos los que abandonaron la estufa eléctrica para volver a la de gas en un intento por ver una disminución en la factura. Algunos han apagado las luces de los patios, aunque eso signifique que la entrada de su casa parece “boca de lobo”. Hay familias que incluso han optado por dormir en un solo cuarto para evitar prender más de un acondicionador de aire.

Y hacen bien, aunque la privacidad quede interrumpida.

“Los enseres que más consumen energía en Puerto Rico son los acondicionadores de aire. La merma más efectiva es prendiéndolo sólo cuando hace falta. La gente prende el aire sin pensarlo, por costumbre”, expresó el profesor de ingeniería eléctrica del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), Agustín Irizarry.

Aun en áreas de temperaturas agradables, hay gente que pone el aire “por el ruidito”. “Pues grábalo”, dijo Irizarry.

Otro enser que consume mucha electricidad es el calentador de agua, un artefacto que parece incongruente en un país tan caluroso. Calentamos el agua para bañarnos y enfriamos el cuarto para dormirnos.

“Debería ser un delito calentar agua con electricidad. Debería ser de gas, no eléctrico”, manifestó el especialista en sistemas de potencia eléctrica.

Y si se cree que porque la computadora está apagada no cuenta, se equivoca. Hay muchos modelos que sí. Y no lo único.

“Todo lo que se caliente, aunque no lo esté usando, está consumiendo electricidad. La caja del cable, el router, todo eso consume electricidad”, indicó. Lo mejor, según Irizarry, es conectarlos a un multienchufe “y así se apaga todo a la vez”.

Si se para al lado de una nevera y le da como un friito, seguramente es que el cierre de la puerta no es hermético, lo que hace que consuma más energía de la cuenta. En ese caso debe cambiar la goma y, si no tiene remedio, la nevera.

Las lavadoras, aseguró Irizarry, no consumen tanto. Las secadoras sí.

Aunque lo sensato es pensar que la gente intenta reducir al mínimo el consumo de energía eléctrica, el portavoz de Misión Industrial, Juan Rosario, aseguró que “las bajas no son tan grandes”.

“A lo que apunta es a que tiene que haber un cambio de conducta y no ha habido ningún proceso de educación en términos de conservación”, observó.

A juicio de Rosario, el consumo de energía es producto del propio mercadeo del Gobierno, que en décadas pasadas propició “que se gastara mucho”. “Aquí se regalaron neveras para que la gente gastara. Si la gente decidiera ponerse a ahorrar, mañana la Autoridad tendría un lío financiero”, afirmó.

En lo que llega un plan a largo plazo, Rosario destacó que en el país “nadie debería tener una bombilla incandescente”.

“En una casa terrera no debería haber una estufa eléctrica. Ninguna casa debería tener un calentador eléctrico. Pero, ¿cuál es el problema?: que cuesta un montón”, reiteró.

Además de no dejar luces prendidas ni usar agua caliente para lavar la ropa, Figueroa Jaramillo advirtió que los televisores plasmas –más baratos que los LCD– usan el doble de electricidad.

Pero, aun con todos los ajustes domésticos y a pesar de que siga las sugerencias que la AEE tiene en su página cibernética –que incluye no ir al cine ni darse blower en el beauty–,hay abonados que se quejan de no ver ninguna reducción en la factura. Eso, según Irizarry, puede corroborarse en el renglón de consumo de kilovatios.

“Claro, le suben el precio a la energía y uno no ve los cambios. No mire lo que está pagando, mire lo que consume en kilovatios”, recomendó el ingeniero eléctrico.

Si al final nada le cuadra, siempre tiene la opción de objetar la factura en una oficina comercial de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), algo que contempla la Ley 33.

“Tienen (en la oficina) la obligación de orientarlo y cobijarlo con el proceso que está contemplado en la ley. Si no lo hacen y fallan, entonces deben acudir a nosotros”, explicó la procuradora del Ciudadano, Iris Miriam Ruiz.

La ex legisladora denunció que en las oficinas “no los orientan” ni les ofrecen la opción de acogerse a la ley, un estatuto que permite objetar el cobro de una factura sin tener que pagarla y sin que le interrumpan el servicio mientras se investiga el caso.

¿Lo hacen a propósito o es desconocimiento de la ley en las oficinas?

Lastimosamente, es que se coge el balón de las diferencias políticas, las que puedan haber, de toda índole, entre los propios funcionarios y empleados, que rebotan en negligencia en el cumplimiento de las funciones. Un teléfono que no se responde por horas, ¿qué está pasando?

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