lunes, 1 de agosto de 2011

Mujeres de armas tomar

por Leysa Caro González

Ante la sociedad, somos el sexo débil, creadas para vivir sometidas y hasta cierto punto, indefensas ante las injusticias. Pero, de esa imagen prácticamente lo que quedará son recuerdos.


Estadísticas recientes de la Policía evidencian que cada día más mujeres están tomando la controversial decisión de armarse sin encomendarse a nadie. La fuerte ola criminal ya no se circunscribe a un lugar, horario, día o a la temible guerra por el control de los puntos de drogas.

Ahora te atacan en tu casa, a plena luz del día, en compañía de tus niños y, aún sin poner resistencia, a la hora de la verdad a los maleantes no les tiembla el pulso para apretar el gatillo. Así estamos viviendo.

Ante tal panorama, desde hace año y medio más mujeres han decidido no vivir indefensas y, más que cargar con un pote de pepper spray en su cartera o tomar clases de defensa personal, han determinado solicitar licencias para el uso de armas de fuego.

Ese evidente despunte, sin embargo, se intensificó a partir de mayo cuando la estilista Wanda Torres enfrentó a tiros a un asaltante, causándole heridas en un testículo y las dos piernas, luego que éste le diera un balazo en el pecho.

“El alza en el género femenino se ha dado a raíz del caso de la señora de Caguas, la dama que se defendió. Desde ese instante han venido a solicitar más licencias”, confirmó Walter Lamela, subdirector del Negociado de Licencia y Permisos de la Policía.

A Torres le llena de orgullo saber que otras mujeres han dado el paso para portar un arma de fuego gracias a la valentía con la que enfrentó a su verdugo. Reconoce que es difícil tomar la decisión de poseer una pistola, pero, es necesario en estos tiempos en que la violencia impera.

“La verdad es que me siento bien, bien contenta de que, aunque no era la idea, a través de lo que me pasó a mí, más mujeres han tomado la decisión (de armarse)”, fue la reacción de la estilista al sostener que “ahora no van a asaltarte y te dicen: ‘dame y me voy’. Ahora anuncian el asalto y te matan”.

Lamela indicó que de acuerdo con los números más recientes de la Uniformada, en la Isla hay 87,881 licencias de armas registradas de las cuales hay activas 57,247 y 4,932 vencidas.

Para el 2010, 507 mujeres solicitaron la licencia, dato que refleja un marcado incremento, tomando en comparación que el número de féminas apenas ascendía a 262 para el año anterior.

Aunque las estadísticas para el 2011 aún no están recopiladas, Lamela aseguró que el alza entre mujeres es evidente al punto que lo nota en las ventanillas del Cuartel General.


“Ése es el movimiento que hubo para el 2010. Habría que esperar las estadísticas del 2011 para comparar y ahí es que vamos a ver el incremento, porque yo sé que ha sido bien grande”, apuntó.

“Mi experiencia es que antes podía visualizar en las ventanillas a caballeros, jóvenes de 21 años y ahora, más damas, solteras, casadas”, subrayó el oficial de la Policía.

El alza es evidente igualmente en el número de otorgaciones -por parte de los tribunales- de permisos para la portación de armas. La diferencia entre ambas concesiones es que la segunda te permite tener el arma contigo las 24 horas del día. Mientras, la licencia es para tenerla exclusivamente en el hogar o para su uso en un polígono.

De hecho, en los campos de tiro al blanco también se ha visto reflejado un mayor número de mujeres adiestrándose sobre el manejo adecuado de un arma de fuego.

“Desde el incidente de Wanda han venido muchas féminas a solicitar orientación para sacar los permisos... estamos viviendo una alta incidencia de criminalidad y las personas más vulnerables son las mujeres y los niños, y yo creo que ya es hora de que creen conciencia de que tenemos que defender la vida y los bienes materiales, porque ya ni en la misma casa uno está seguro”, planteó José Luis Pedraza, encargado del polígono RL Shooting Club, en Caguas.

El también instructor le recomendó a una persona que se vea en peligro y posea un arma de fuego a actuar en el momento indicado. Explicó que un posible atacante a unos 25 a 30 pies no representa una amenaza inminente, pero si está a cinco o siete pies es momento de ejecutar.

Hay que hacerlo

Torres aún tiene a flor de piel los recuerdos de aquel 11 de mayo cuando un hombre la asaltó mientras cerraba su salón de belleza, Jesucristo es Nuestro Señor, en la avenida Degetau, en Caguas.

En el lado izquierdo del pecho lleva la cicatriz del disparo que por poco le arrebata la vida, pero que también le dio las fuerzas para tomar su arma de fuego y defenderse. “El corazón se te achicó o cogió miedo o el Señor te lo achicó”, recordó sobre lo que le dijeron los médico.

En un inicio, Torres tomó el deporte del tiro al blanco como un hobby. Su esposo, un policía retirado, le sugirió acuñar la disciplina y pensó: ‘¿por qué no?’ Hoy está más segura que nunca de que hizo lo correcto y su mensaje para otras féminas es que hagan lo mismo.

No lo acogió con la intención de tener que disparar su arma, pero su esposo siempre le recalcó que no dudara en hacerlo en medio de alguna situación determinante para su vida. “Acuérdate que en la cancha vas a ir, vas a poner la tarjeta, vas a tomar el procedimiento y vas a tener tu tiempo. En la calle no vas a tener eso, en la calle tienes segundos para salvarte y tú decides si te dejas matar o luchas”, era lo que todo el tiempo le mencionaba su esposo.

Y, eso fue precisamente lo que hizo el 11 de mayo: se defendió.

La clave, dijo, está en prepararse y tener un plan para enfrentar esos momentos inesperados. “Yo pude actuar por el temor que yo siento cuando me dispara. Fue algo horrible, yo puse la mano automáticamente y la saqué (el arma), pero fue por el temor de que me diera otro balazo y me rematara”, reveló.

¿Cuál es tu recomendación a las mujeres?

Las que se atrevan a tomar un arma de fuego, que sí, que la compren. Acuérdate que es tu vida la que está en juego... podemos hacerlo responsablemente; y que se adiestren. La diferencia está en adiestrarte, ir al polígono y practicar, porque de qué vale que la compres, no practiques y no desarrolles esas habilidades.

“Aparte de que a nosotras las mujeres siempre nos dicen que somos las más débiles, las que no podemos, las que no nos atravemos y ahí es que realmente te tienes que meter en la mente, ‘yo puedo hacerlo’ y lo haces. Somos también grandiosas y la cuestión es proponérnoslo”, sostuvo Torres, quien practica mensualmente en el mencionado polígono.

Contó que ya retomó su rutina laboral en el salón de belleza, aunque aún recibe terapias por la herida recibida.

Otros optan por la defensa personal

El campo de la defensa personal tampoco ha estado exento de un alza, indicó el instructor y propietario de Training Zone, en Guaynabo, Juan Delgado.

Las mujeres también se están dejando sentir allí. “Yo he notado un incremento en mujeres que quieren defenderse más y también entre padres para sus hijos que se han graduado de cuarto año y van para la universidad, aquí o fuera de Puerto Rico”, dijo.

Su recomendación a la hora de seleccionar un estilo es que sea uno de defensa personal real y no competitivo, pues este último está enmarcado en el respeto y el honor.

“En defensa personal real, tú estás entrenando para sobrevivir y no hay reglas... la única regla en la calle es sobrevivir”, apuntó el instructor de krab maga, combate de contacto de defensa personal.

Delgado recomendó el estilo krab maga, usado entre organizaciones de seguridad, por que está enfocado en los reflejos naturales del ser humano y por tener como regla neutralizar la amenaza lo antes posible.

Ahí no está la solución

Al sociólogo y catedrático de la Universidad de Puerto Rico, (UPR), José Luis Méndez, no le sorprende que más puertorriqueños estén tomando la decisión de armarse.

Reconoce que no es la solución para enfrentar el ambiente de violencia en el que está sumido el país, pero ante la inacción por parte del Gobierno, la reacción ciudadana era de esperarse.

“Esto, lo único que demuestra es que la gente ha perdido la confianza en la capacidad del Gobierno, a través de la Policía, de controlar o disminuir la ola criminal”, expuso.

Lo mismo han venido haciendo, desde hace un tiempo, muchas comunidades que han optado por pagar seguridad privada y cerrar el acceso para proteger sus hogares, pues reconocen que sólo con la Policía no van a estar protegidos.

En este caso es una decisión individual no colectiva, pero el fin sigue siendo el mismo, así como las razones.

Entre las posibles señales de alerta, advirtió, está concederle a una persona emocionalmente inestable un permiso de uso de arma de fuego.

De hecho, ésa es la principal razón para el problema grave de violencia que enfrentamos como sociedad: la salud mental. No se circunscribe meramente al control de los puntos de drogas o lavado de dinero.

“Una parte importante del problema está fundado en actitudes de personas que demuestran falta de equilibrio emocional y pueden reaccionar muy violentamente, donde se piensa que la solución armada es la única”, expresó.

Las repercusiones de argumentar que la única solución para atajar el crimen es adquirir un arma y entrenarse para su uso, son varias, entre éstas que alienta a dejar a un lado el diálogo y las discusiones certeras y a echar mano a las armas de fuego.

Otro factor es que al poseer un arma podrías estar doblemente expuesto, indicó el experto, porque quien saca un arma tiene que saber cómo defenderse, pues el mero gesto de tratar de sacarla equivale a que hay que hacerlo y disparar inmediatamente.

Sostuvo que hay diversas maneras de desalentar este afán por tener un arma de fuego y una de ellas es tener más control en los requisitos para autorizarlas.

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