viernes, 1 de julio de 2011

Un valioso hallazgo arqueológico en Utuado

por Wilma Maldonado Arrigoitía


Las excavaciones arqueológicas que comenzaron como parte de un curso de campo en la Universidad de Puerto Rico en Utuado (UPRU) han resultado en importantes hallazgos de diferentes componentes culturales que pudiesen ser tan remotos como de 650 años después de Cristo.

Cuando el profesor Reniel Rodríguez Ramos inició hace tres semanas las excavaciones, lo hizo a sabiendas de que la entrada del Recinto era un sitio arqueológico importante, pero le sorprendió el tipo de suelo que encontraron desde las primeras capas y la gran cantidad de materiales encontrados.

“Los hallazgos han sido excelentes porque ha salido mucho material en cerámica y material trabajado, decorado, con diseño y las mismas piedras”, manifestó el doctor en arqueología.

Arqueólogos e historiadores de principios del siglo XX dejaron documentados importantes hallazgos en los terrenos de lo que hoy es la UPRU, como un batey, enterramientos mortuorios y otros hallazgos, tanto de los igneris como de los taínos. Cuando se fue a construir el recinto universitario, se volvieron a realizar estudios arqueológicos para establecer los límites del yacimiento.



Aun con el pasar del tiempo y la intervención humana, este yacimiento ha mantenido su integridad y “hay unos espacios que están completamente aptos para ser investigados arqueológicamente”, afirmó Rodríguez Ramos.

“Con los estudios que hicimos demostramos que este sitio es mucho más amplio de lo que se pensaba originalmente. Hemos logrado documentar que en la parte sur, suroeste del Recinto hay otros depósitos arqueológicos”, destacó el doctor en arqueología.

Según el profesor de la UPRU, “este sitio era enorme. Yo me atrevo a decir que era uno de los sitios más amplios a nivel espacial en Puerto Rico, y a nivel temporal, es un sitio que se remonta a los 650 años después de Cristo y tiene diversos componentes culturales, incluyendo un componente colonial, posiblemente del siglo XVII”, explicó.

Las primeras excavaciones que inició Rodríguez Ramos en esta institución se hicieron hace dos años. Sin embargo, a principios de junio de este año y como parte de la clase de arqueología de campo, volvieron a trabajar el área. Además de los estudiantes del curso, a la búsqueda se han unido decenas de voluntarios, entre ellos estudiantes de maestría y doctorado de universidades en Puerto Rico y el extranjero.

Como parte del proyecto, se han establecido cuatro áreas de excavaciones.

“En los pozos de sondeo encontramos unas piedras acostadas que parecen indicar algún tipo de pavimento. No sabemos si es posiblemente el margen de un batey”, mencionó el profesor de la UPRU. “Cada una de esas capas son las que nosotros estamos tratando de reconstruir para ver qué fue lo que pasó en este espacio”, agregó.

Rodríguez Ramos dijo que al igual que en el parque Ceremonial Indígena de Caguana, también localizado en Utuado, en el yacimiento del Recinto hay bateyes. No obstante, su principal diferencia es que Caguana era un espacio vacante, un lugar donde se congregaba para rituales, y lo hallado en el patio de la UPRU parece haber sido un espacio habitacional.

“Este lugar es especial en términos de la cantidad de material que está saliendo, del tipo de suelo en el que está saliendo”, destacó el doctor en arqueología. “Además del componente científico, tiene el componente comunitario porque esto no implica que la Universidad salga a la comunidad, sino que literalmente la comunidad se inserte en el Recinto, se apropie en el Recinto”, añadió.

Las excavaciones continuarán hasta mediados de julio para luego comenzar el trabajo en el laboratorio del Recinto, donde, entre otras cosas, se limpian las piezas y se tratan de reconstruir, y así tratar de armar la historia del lugar.

“En su mayoría, el material (encontrado) ha sido cerámica. En Puerto Rico y el Caribe había una industria alfarera sumamente desarrollada”, informó Rodríguez Ramos. “Nosotros vamos recogiendo estos pedacitos de cerámica y tratando de reconstruir las diferentes vasijas y viendo cómo la producción de cerámica ha ido cambiando a través del tiempo y a qué cultura se encuentra este tipo de cerámica asociada”, mencionó como ejemplo.

Entre los hallazgos se encuentran pedazos de cerámicas con formas de animales, imágenes que representan seres humanos, figuras de animales, formas de murciélagos, caritas de cerámicas, fragmento de un cemí.

También dieron con fragmentos de cerámica meillacoide que, según el profesor, es producida en la República Dominicana, lo que indicaría “algún tipo de patrón de intercambio entre comunidades de nuestra isla y La Española”. Además, se encontró cerámica histórica, posiblemente del siglo XVI o XVII.

Todas las piezas o fragmentos encontrados permanecerán en la UPRU para posteriormente unirse a distintas colecciones.

“Un dato que es bastante particular en este yacimiento es que tenemos una capa que es como un paleosuelo, un suelo antiguo, que tiene una cantidad de materia orgánica bastante anómala que posiblemente esté asociada a lo que en Suramérica le llaman las terrapletas, que es un tipo de proceso en el cual los indígenas preparaban el terreno con material orgánico, depositaban basura, etcétera, para hacerlo más fértil, y eso es algo que no se había documentado formalmente en Puerto Rico”, destacó el arqueólogo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario