lunes, 11 de julio de 2011

Sobrevive la adolescencia de tus hijos

por Janet González Bolívar

Si tienes un hijo que está entrando en la difícil etapa de la adolescencia -o incluso de la preadolescencia-, sabes muy bien que este período viene de la mano de una especie de remolino emocional.


Él o ella se enoja sin razón aparente, tiene altibajos en su estado anímico, pasa rápidamente del optimismo al pesimismo, se muestra impaciente, se aburre con facilidad, te lleva constantemente la contraria, te responde con un portazo… En fin, que la adolescencia es una temporada llena de confusión y conflicto, que suele traducirse en una época problemática entre padres e hijos.

Hormonas en "high”

Todos estos cambios emocionales en los jóvenes, sin embargo, no se dan sin explicación alguna. Las hormonas sexuales que comienzan a aflorar en la pubertad -el estrógeno y la progesterona en las chicas y la testosterona en los varones- son las principales responsables de la irritabilidad común de la adolescencia.

El psicólogo Enrique Gelpí Merheb explica precisamente que los cambios hormonales generan desequilibrios y malestares que hacen que el autocontrol sea algo difícil de lograr. El experto advierte que estos vaivenes emocionales surgen incluso antes de que se asomen los signos más visibles de la pubertad, como la aparición de los senos, la barba, los vellos corporales y la menstruación.

“Muchas veces las personas esperan ver los cambios físicos de esta fase para entender o darse cuenta de que el niño o la niña está creciendo. Pero la realidad es que antes del aspecto físico vienen las hormonas y las variaciones en el estado de ánimo que acarrean”, destaca el Dr. Gelpí Merheb, especialista en niños y adolescentes.

“La parte de la irritabilidad es bien típica de los nenes en este período, y muchas veces tiene que ver con los mencionados cambios hormonales”, advierte el psicólogo, aclarando que no se trata de una simple rebeldía sin causa.

De acuerdo con el experto, los mood swings característicos de la pubertad pueden aparecer tan temprano como a los diez años.

Búsqueda de identidad

Otra causa importante para que los adolescentes discutan con sus padres es la lucha por reafirmar su personalidad. El Dr. Gelpí Merheb subraya que ser joven significa batallar con la identidad y la imagen que tiene de sí mismo.

La mayoría de ellos comienza a separarse de papá y mamá y a ser más independientes, todo para demostrar que están en plena transición de la niñez a la adultez.

“Yo creo que es bien importante que los padres no perdamos de perspectiva que el período de la pubertad se da dentro de una etapa de desarrollo psicosocial del adolescente. Es decir, que a la vez que está teniendo unos cambios físicos, está entrando a establecer su individualidad, su privacidad, y a escoger a sus amigos. Los padres, sin duda, pasamos a un segundo plano”, reconoce el especialista.

“Así que, en resumen, puede haber un potencial bien grande de conflictos. Los nenes nos salen de atrás para alante, están bien reactivos, bien touchy o jumpy como dirían en inglés. Los papás, como consecuencia, se molestan y a veces les gritan, les pegan y empiezan a haber dificultades”, detalla el Dr. Gelpí Merheb.

En todo ese proceso de desapego familiar por el que atraviesan los jóvenes, los expertos señalan que son sus amigos los que se vuelven mucho más importantes -en comparación con sus padres- en la toma de decisiones. Y es que para los adolescentes, ser aceptado por sus pares es percibido como algo primordial.

Tomando las riendas

Si bien es bastante común que, como observa el psicólogo aquí consultado, los padres “estén en un patín” ante los altibajos emocionales de sus hijos teen, la realidad es que hay formas de manejar la estresante situación.

Además de vestirse de paciencia, el Dr. Gelpí Merheb aconseja practicar la empatía con los hijos. Básicamente, se trata de ponerse en el lugar de ellos, ayudándolos a entender que es normal que cambien bruscamente de humor o que -entre la escuela, los deportes y las salidas con amigos- se sientan abrumados, como si no tuvieran el tiempo suficiente para hacer todo.

A grandes rasgos, el mensaje que se debe llevar es: estamos pasando por esto juntos y lo superaremos juntos.

“Los papás tenemos que ser flexibles y tener mucha empatía. Tenemos que demostrar que entendemos que se les está haciendo difícil, pero que esperamos de ellos ciertas cosas, como el respeto a las normas de la casa, un comportamiento adecuado y sacar buenas notas”, puntualiza el experto.

El especialista advierte, no obstante, que es preciso estar alertas ante las posibles señales de una depresión juvenil: aburrimiento, enojo, impaciencia, cambios de carácter y desinterés, entre otros.

Esto es de suma importancia ya que muchos adultos confunden la tristeza ocasional de la pubertad con un trastorno más severo, en el que ya la melancolía logra intervenir con la forma en que el adolescente disfruta su vida o se relaciona con otros.

Cuando se observan las señales de una depresión, lo recomendable es buscar de inmediato la ayuda profesional de un psicólogo o consejero, quien le ofrecerá al joven herramientas para manejar la condición.

Consejos para los padres

Si necesitas un mapa para que te guíe durante esta etapa, sigue estas útiles recomendaciones.

1. Oriéntate: Estudiar lo que implica este periodo de desarrollo (a nivel físico y emocional) te ayudará a afrontarlo mejor.

2. Habla con tu hijo: Conversa de antemano sobre los cambios que experimentará para que no les tome por sorpresa.

3. Ármate de paciencia: Aprende a ser un poco flexible con tu adolescente; intenta leer lo que sienten o piensan.

4. Dales su espacio: Si notas que está de mal humor, no fuerces la comunicación; espera primero que bajen las revoluciones.

5. Sé empático: Trata de ponerte en sus zapatos y déjales saber que aunque comprendes su frustración, necesitan seguir tus reglas.

6. No te excedas: Si entiendes que es necesario amonestarlos, fíjale un castigo corto pero consistente; no es necesario sufrir para aprender.

7. Escoge tus batallas: Medita antes oponerte a cosas inofensivas, como pintarse el pelo de azul; guárdate las objeciones para asuntos importantes, como el alcohol.

Más información: El psicólogo clínico Enrique Gelpí Merheb es especialista en niños y jóvenes. Para citas o información sobre sus talleres sobre manejo y modificación de conductas difíciles en pequeños, llama al 787-727-7276.

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