por Leysa Caro González,
La falta de responsabilidad por parte de algunos bañistas, la ausencia de seguridad, así como de una infraestructura adecuada, y la insistencia del Gobierno en otorgar permisos para la celebración de actividades en la zona marítimo- terrestre están poniendo en peligro uno de los más preciados recursos naturales: nuestras playas.
El secretario del Departamento de Recursos Naturales (DRNA), Daniel Galán, reconoció que dicha agencia “fomenta” actividades en la zona marítimo-terrestre, independientemente de si el área cuente con la infraestructura adecuada para recibir a los bañistas.
“Cuando (la actividad) se hace bien, con permisos, lo fomentamos porque tenemos esa salvaguarda”, alegó el funcionario, quien basa su postura en la existencia de unos parámetros que, a su juicio, salvaguardan el recurso.
Sin embargo, residentes de Ocean Park, una de las zonas afectadas por la celebración de actividades privadas, en ocasiones auspiciadas por cerveceras, se han quejado de la estela de basura que queda en el área, del ruido excesivo que se genera y de la conducta inapropiada de visitantes que terminan intoxicados.
Se supone que ninguna de estas conductas se presente. Primero, porque hay una orden administrativa, específicamente para la comunidad de Ocean Park, que estipula que las concesiones de permisos “están condicionadas a que su desarrollo y efectos no incidan negativamente en la comunidad ni el derecho de disfrute de los bienes” y que se deberá consultar a la comunidad, entre otras.
Segundo, porque el Reglamento 4860 para el Aprovechamiento, Vigilancia, Conservación y Administración de las Aguas Territoriales, Terrenos Sumergidos y la Zona Marítimo Terrestre, en su Artículo 9.8, establece que “el Secretario no otorgará autorizaciones para la celebración de festivales en áreas de playa bajo la jurisdicción del Departamento entre el Capitolio y Boca de Cangrejos. Tampoco otorgará autorizaciones para la celebración de festivales en áreas de playa bajo la jurisdicción del Departamento en aquellos municipios donde exista un balneario público.
Hay una exención que aplica a entidades sin fines de lucro, asociaciones de personas o grupos no incorporados que interesan celebrar actividades recreativas con fines culturales, deportivos, religiosos o educativos.
El Secretario podrá también eximir al solicitante cuando sea una persona falta de recursos y la actividad objeto de la solicitud sea para su único sustento o el de su familia, como pescadores y vendedores ambulantes.
Galán justificó la concesión de permisos, aunque alegó que en el área específica de Ocean Park, incluyendo el área del Último Trolley, no se han otorgado autorizaciones durante esta temporada veraniega, con excepción de una que se llevó a cabo ayer de wind surfing.
Sí se han expedido permisos para negocios pequeños ambulantes de artesanías y hot dogs, por ejemplo.
Sobre los vendedores de empanadillas, helados o bebidas dentro de la playa, dijo que durante el fin de semana sacaron del área a más de 40.
“Nosotros no hemos otorgado permisos para actividades grandes en el área de Ocean Park y todos los que tienen permisos, por definición, tienen las mismas condiciones”, alegó.
El funcionario se refiere a que la concesión del permiso está condicionada al pago de una fianza que oscila entre los $5,000 y $20,000, a la ubicación de baños portátiles, la contratación de seguridad privada, así como la limpieza del área.
Galán pareció desligarse “por falta de control” de denuncias hechas por vecinos que sostienen que se convocan actividades a la zona por las redes sociales de Facebook y You Tube que en ocasiones se celebran por fines de semana consecutivos, aseguraron.
“Hemos tenido problemas con estas actividades que se hacen a través de los medios sociales... y se llena el área sin permiso, sin coordinación y eso es un problema”, señaló al alegar que, durante la celebración de una de estas actividades en abril, se intervino con las personas.
Lo desmienten
Vecinos de la zona, sin embargo, negaron que se esté ofreciendo la vigilancia adecuada en el área y que se sigan las directrices exigidas para el otorgamiento de los permisos por parte de los solicitantes.
Eric Fernández, portavoz de la comunidad, negó que en algún momento la comunidad haya sido tomada en consideración a la hora de otorgar permisos para la celebración de actividades o para el establecimiento de negocios o vendedores ambulantes, como alegó Galán.
“Ellos no convitan con la comunidad, ellos lo tiran allá en la oficina de Recursos Naturales. Se supone que tenemos un entendido”, dijo Fernández.
Para la zona turística de San Juan, que abarca desde el área del Último Trolley hasta El Escambrón, hay designados 20 vigilantes del DRNA en turno de 10:00 a.m. a 6:00 p.m.
Sobre las actividades que son convocadas por las redes sociales, Fernández indicó que las agencias no pueden desligarse, más aún cuando las mismas se realizan por varios fines de semana consecutivos.
“Cómo van a ver (los vigilantes) todo el día, por seis domingos corridos (este tipo de actividades) y no se dan cuenta de lo que sucede. ¿Cómo no se van a dar cuenta?, se hacen de la vista larga”, denunció Fernández.
No son los únicos
Las festividades del 4 de julio y de la Noche de San Juan que dejaron una estela de basura en algunas de nuestras playas no sólo afectaron a Ocean Park, sino también las playas de Jobos y Middles, ambas en Isabela, denunció Robert Mayer, catedrático del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
El catedrático reconoció que la contribución de la ciudadanía es indispensable para atajar el problema, pero también lo es el inicio de una intensa campaña de prevención que no sólo se limite a las escuelas y universidades, sino que se extienda a las comunidades.
Destacó, por ejemplo, que en el área de la playa Middles, en Isabela, se presentó una situación similar a la protagonizada en Ocean Park el 4 de julio, cuando quedaron abandonadas en el suelo bolsas, botellas y neveras de foam. A pesar de que había zafacones, fue increíble la cantidad de basura que se encontró flotando en la orilla, dijo Mayer.
El caso particular de Isabela se intensificó debido al uso de toldos por algunos bañistas que los ubicaron en las dunas. “Nosotros lo llamamos el Día Nacional de Destrucción de Dunas”, expresó.
Añadió que la playa es un área de anidaje para tinglares -lo que también ocurre en Ocean Park- que no está recibiendo la protección necesaria por parte del DRNA. “Fue bien triste ver el área donde sabemos que hay decenas de nidos y ver la cantidad de marcas de four track corriendo como si fuera una pista”, lamentó al decir que algunos aprovechan para hacer este tipo de acciones cuando los vigilantes se ausentan.
El Archivo Vertical Digital busca mantener un acervo de noticias en formato electrónico para el uso de los Estudiantes de la Universidad del Este Centro de Yauco y la comunidad general. Podrás encontrar las noticias por fecha o por los temas que le hemos asignado. Aún mantenemos el Archivo Impreso en la Biblioteca, pero no se duplican las noticias. Esperamos que puedas hacer buen uso de esta herramienta. En cada noticia se brinda el enlace a la página del periódico o fuente de la noticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario