miércoles, 22 de junio de 2011

Reos se preparan para los cursos universitarios en la cárcel

por Maritza Díaz Alcaide

El sistema correccional se prepara para el establecimiento del primer campus universitario en las cárceles de Puerto Rico.

La propuesta aún no ha sido sometida por la Universidad de Puerto Rico al Consejo de Educación Superior (CES), pero se espera que en seis meses el sueño de cientos de confinados de poder estudiar una carrera universitaria ya sea una realidad.

El secretario de Corrección, Carlos Molina habilitó tres edificios de la antigua institución 308 de la cárcel de Bayamón para crear lo que ya se conoce como el Centro Universitario Correcional de Puerto Rico.

La idea es que allí se ofrezcan grados asociados y, eventualmente, bachilleratos en materias aún por determinarse.

“El Secretario está interesado en los bachilleratos y no lo descartamos pero, en un inicio, en lo que pensamos es en grados asociados”, precisó la vicepresidenta de Asuntos Académicos de la Universidad de Puerto Rico, Ibis Aponte.


Aponte aclaró que todavía el CES no ha autorizado a la UPR a brindar los ofrecimientos académicos que interesa el secretario de Corrección, Carlos Molina.

Al CES, apenas se le ha comunicado “una intención” de parte de UPR”, no una propuesta concreta.

Los grados asociados, según Ibis Aponte, serían en electrónica, artes gráficas y otras materias.

La universidad carcelaria, recalcó la funcionaria de la UPR, requiere de un periodo de adiestramiento, tanto a los confinados como a los profesores que estarían impartiendo las clases en el penal.

Otra institución que se propone impartir cursos universitarios en la cárcel de varones es la Universidad Metropolitana del Este.

Mientras tanto, el centro ya se está utilizando para dictar cursos de energía renovable y plomería por parte del instituto Joint Apprenticeship Training y de la Administración para el Adiestramiento de Futuros Empresarios y Trabajadores (Aafet).

Ambas instituciones ofrecen un certificado de aprendizaje del oficio.

El Centro Universitario Correccional -institución que cuenta con su propia residencia- lleva el nombre de la reconocida defensora de los derechos de los presos en Puerto Rico, doña Trina Rivera de Ríos.

La biblioteca de la institución se conocerá como la biblioteca Carmen Jovet.

“Nosotros queremos restablecer nuestras vidas, ser útiles a la sociedad... Estamos comprometidos con sacarle provecho a este programa”, dijo uno de los alumnos del centro, Juan Delgado Martínez.

Delgado Martínez reconoció que en la cárcel el proceso de rehabilitación siempre es responsabilidad del confinado; que la administración sólo les ofrece las herramientas para llegar a ella.

“Nosotros vamos a dar el 100% y nos vamos a graduar magna cum laude”, bromeó.

Luis Gualdarrama Fernández se mostró complacido con el programa de estudios.

“Es tremenda idea, es un cambio para nosotros y para el bienestar de nuestras familias”, dijo.

El joven señaló que los cursos que ya se están impartiendo “han sido un éxito” y que más importante que eso es que cuando ellos salgan de prisión, se les acepte y se les permita entrar al mundo del empleo.

Él que lleva 12 años en el sistema carcelario ha visto otros proyectos similares, pero ninguno de tal magnitud, aseguró.

“Antes eran meras clases, no un programa completo”, sostuvo tras señalar que quiere estudiar y convertirse en técnico ambiental.

Héctor Febres dijo que con las clases que están recibiendo y con la posibilidad de poder estudiar en el futuro una carrera universitaria se les da la oportunidad de crecer y de ser mejores seres humanos.

“Queremos demostrarle a la sociedad que podemos salir hacia adelante y que tenemos algo que darle; que somos seres humanos útiles y productivos”, acotó.

Febres está estudiando energía renovable y quiere tomar también los cursos de empresarismo.

Los confinados se lamentaron, sin embargo, de que el certificado de buena conducta que se requiere en muchos sitios para trabajar los persiga “como una condena perpetua”.

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