lunes, 6 de junio de 2011

Cuidado con las adicciones a los juegos de apuestas

Por Maricarmen Rivera Sánchez


Los casinos, los caballos y las maquinitas de juego en cada esquina no son necesariamente lo que convierten a un jugador en un adicto. Es algo más allá. Bien puede ser que estén deprimidos, que haya un cambio significativo
en sus vidas o que no sepan manejar los altibajos de la vida.

La doctora Esther Moreno, psicóloga clínica, explicó que un jugador se convierte en adicto cuando ese juego lo hace sentir bien, tranquilo, emocionado y lejos de la realidad que lo agobia.

³Inicialmente estas personas se acercan al juego porque conceptúan que es algo agradable. Ya sea el lugar, la gente, si hay música, algarabía. Todo eso crea un estado de exaltación y tienden a
asociar ese sentimiento con el juego², explicó.

Aunque funciona casi como cualquier otra adicción, Moreno explicó que en el caso de los juegos está el atractivo adicional de poder ganar dinero.

³Ese Œbeginner¹s luck¹ (suerte de principiante) los hace creer que cuando tienen suerte es por alguna cualidad que ellos tienen y quieren seguir haciéndolo porque es una experiencia agradable que se intensifica si tienes
alguna vulnerabilidad², explicó.

Moreno atiende adictos al juego en el Programa de Ayuda a Jugadores Compulsivos de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA).

Cuando llegan a buscar ayuda, explicó, es porque ya están adictos y no pueden parar. La gran mayoría de las veces, dijo, son las familias las que primero se dan cuenta de que hay un problema.

³Inicialmente el jugador no reconoce que tiene un problema y siempre dice que lo puede dejar cuando quiera, lo que pasa es que nunca quiere dejarlo. Entonces comienzan a gastar cantidades excesivas de dinero, les
falta dinero, empiezan los acreedores a buscarlos, se aíslan², relató.

³Muchas veces abandonan otras actividades por estar jugando y piensan que pueden reponer el dinero que perdieron jugando².

Cuando un jugador se convierte en adicto al juego, explicó Moreno, comienzan a aflorar características que le van a dejar saber a sus familiares y amigos que hay un problema. Entre éstas, mencionó que se vuelven más irritables,
solitarios, huraños, abandonan sus actividades cotidianas, comienzan a tener problemas de falta de dinero y no quieren hacer otra cosa que no sea jugar.

Explicó que un adicto a los caballos no necesariamente se va a convertir en adicto a los casinos. Sin embargo, dijo que el trata- miento para estas personas persigue que se alejen de todo tipo de juego pues ya se sabe que son vulnerables.

En los casos más críticos, y por el componente económico que encierra, la adicción al juego puede llevar al suicidio.

³Hemos tenido clientes que han dicho que lo han considerado porque si sumas la depresión a los problemas económicos, la pérdida de la familia, pues muchos se siente que están en una encerrona², dijo. ³Muchos no tienen apoyo y el suicidio lo ven como una alternativa, una solución permanente para un problema temporero².

Aunque en este centro – al igual que en centros privados – los adictos al juego reciben tratamiento, Moreno reconoció que en cualquier momento pueden recaer.

³Esto no se cura, esto es como la diabetes, se controla. Lo único que lo controla es que no vuelvan a jugar², dijo. ³Es como la droga, una vez les sucede, puede que te vuelva a coquetear y lo hagas otra vez². Además de tratar a los jugadores compulsivos, este centro también atiende a las familias. De hecho, dijo Moreno, muchas veces son las familias las que van al tratamiento porque los adictos dejan de acudir. El Pro- grama de Ayuda a Jugadores Compulsivos tiene dos centros: uno en el Hospital Ramón Emeterio Betances en Mayagüez (787-833-0663; 787-832-6770) y otro en las oficinas de ASSMCA aledañas al Centro Médico en Río Piedras (787-751-4014; 787-751-2284).
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