domingo, 13 de marzo de 2011

La mujer puertorriqueña a merced de un ataque al corazón

13 de marzo de 2011
La mujer puertorriqueña a merced de un ataque al corazón
Zenaida Ramos Ramos,
EL VOCERO

Más mujeres que hombres residentes en nueve pueblos de la zona norte murieron de ataques al corazón, a pesar de que el porcentaje de varones con esa dolencia fue mayor. Además, las féminas no recibieron la misma atención médica que ellos durante la hospitalización, segœn los hallazgos preliminares de un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Dotal del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico.


El cardiólogo Juan Carlos Zevallos informó que, en el “Puerto Rico Heart Attack Study”, los investigadores evualuaron 1,415 casos de infartos del miocardio o ataques al corazón ocurridos durante el 2007 en Bayamón, Cataño, Guaynabo, San Juan, Trujillo Alto, Carolina, Canóvanas, Loíza y Río Grande. De ese cifra, el 55 por ciento eran hombres, y el 45 por ciento, mujeres.


“Encontramos que habían más infartos en hombres que mujeres. A las mujeres les da a una edad m‡s avanzada. La mortalidad intrahospitalaria o inmediatamente después del infarto es mucho más alta en la mujer. Por eso es que los médicos deben estar precavidos con esto, en el sentido de que si una mujer de edad mayor llega al hospital, hay que tenerle más cuidado”, indicó el catedrético Zevallos.


Los investigadores del Centro Dotal, financiado por los Institutos Nacionales de la Salud, concluyeron también que la mujer no recibe la atención médica adecuada para el cuidado de su corazón.


“Hay unas guías clínicas de un programa de la American Heart Association (para las urgencias cardiovasculares) y (algunos profesionales de la salud) no están familiarizados con eso. Los médicos deben dar aspirina dentro de las primeras 24 horas a todos los pacientes con un infarto del miocardio, pero no todos los pacientes reciben la aspirina. Por alguna razón no se les da. Hay otros medicamentos que deberían darse que son muy buenos y están prescritos dentro de las gu’as de la buena pr‡ctica clínica y, sin embargo, no se dan. Tampoco se dan los modos de dejar de fumar, a pesar de que el paciente infartó. Desafortunadamente, hay una disparidad en la atención de las mujeres. Reciben una menor cantidad de atención de salud respecto a los hombres en los hospitales de esos nueve municipios”, sostuvo el médico ecuatoriano, quien fue becario en Cardiología Preventiva en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachussets en Worcester.


Los infartos del miocardio (mœsculo del corazón), las afecciones cerebrovasculares y los fallos cardiacos son las tres enfermedades cardiovasculares más prevalentes en la población puertorriqueña. Estas afectan al corazón, al cerebro y a los grandes vasos sanguíneos como la aorta y las femorales.


“Nos preocupa mucho que atacan los órganos nobles como el cerebro y el corazón porque no tienen una capacidad de recuperación rápida y deber’a ser al revés. Una vez esos órganos mueren no se regeneran, no se reproducen más”, dijo el doctor Zevallos, ex director del Centro de Investigaciones de Diabetes de la Universidad de Texas Tech en El Paso, Estados Unidos.


Informó que entre los puertorrique–os y puertorriqueñas hay una prevalencia alta de enfermedades cardiovasculares debido, principalmente, a los h‡bitos alimentarios, al sedentarismo y a la predisposición de los hispanos a padecer esas dolencias.


“Hay varias causas para esto y tienen algunas cuestiones en comœn. La primera es que hay excesos de lípidos en la sangre, colesterol. Eso se debe a una ingestión de grasa en las comidas. La comida puertorriqueña es muy rica en alimentos fritos y en calor’as. La segunda es que hay muy poca actividad física. Es lo que llaman sedentarismo.


La combinación de eso más la tensión emocional, más la propensión genética a desarrollar esas enfermedades que tenemos los hispanos o mezcla de hispanos con los afroamericanos, que constituye la población puertorriqueña. Ese conjunto de factores hace que las enfermedades causen la mortalidad y que sean la primera causa de muerte”, alertó el catedr‡tico del RCM.


Agregó que, desde el 1949, la primera causa de muerte en la Isla son las enfermedades cardiovasculares. Por tal razón, se requiere conocer cómo éstas se distribuyen en la Isla porque sólo se registra la tasa de mortalidad.


“Lo que queremos es caracterizar a los pacientes que tienen esas enfermedades a través del estudio de la enfermedad, no de las muertes que provocan”, señaló.


En el Centro Dotal expandieron el análisis de los datos de 2007 y 2009 sobre los casos de ataque al corazón, de ataque cerebral y fallo cardiaco en todos los hospitales de la Isla. Además, comenzará un plan de educación para que los médicos y las enfermeras tomen conciencia de las gu’as cl’nicas para aumentar las expectativas de vida de pacientes con ataque al corazón y para eliminar la disparidad en la atención médica entre mujeres y hombres.

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