lunes, 8 de noviembre de 2010

Preocupa el cuadro de salud mental

08 Noviembre 2010

Preocupa el cuadro de salud mental
Impacta a cientos de miles en la Isla



El número de personas con padecimientos siquiátricos podría superar los 500 mil.
Por Gloria Ruiz Kuilan / gruiz@elnuevodia.com

Unos 380,000 personas adultas de entre 17 a 64 años padecen en Puerto Rico de uno o más diagnósticos siquiátricos.

Pero la cifra sobrepasaría el medio millón si se considera los miles de puertorriqueños que no han sido diagnosticados (por no acudir a un especialista de la salud) y tienen algún padecimiento siquiátrico, indicó la directora ejecutiva de la Fundación Puertorriqueña Pro Salud Mental (NAMI, por sus siglas en inglés), Sylvia Arias.

Los 380,000 fueron estimados en el Informe del Grupo de Trabajo sobre Política Pública en relación a Sistema de Cuidado de Salud Mental preparado por la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción en el 2003.

El documento también expone que en total 773,000 personas en Puerto Rico padecen de alguna enfermedad mental o un trastorno emocional severo, que incluye los causados por el uso y abuso de sustancias controladas y alcohol. Pero la cifra podría seguir escalando.

El cuadro es aun más preocupante, ya que, según Arias, por cada persona que sufre un problema salud mental, hay al menos tres en su entorno familiar que están en riesgo de desarrollar patología siquiátrica.

Además, en el 2020 la depresión será la segunda causa más importante de pérdida de años de vida saludable y productiva en el mundo entero, reconoció el Informe de Salud Mundial del 2001.

En depresión

Igualmente, este año alrededor de 200,000 puertorriqueños adultos padecerán de depresión, de acuerdo con el estudio Puente a la salud, preparado por el Centro de Investigación y Evaluación Biomédica de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

“Aunque esta es la cantidad de personas que se estiman padecen un trastorno de moderado a severo, en la reforma (de salud) se han atendido -lo más- 150,000 personas y eso fue en el 2003”, recalcó Arias.

Las implicaciones de esta situación, indicó Arias, son una sociedad que es “una bomba de tiempo”.

“Tenemos bombas de tiempo porque el maltrato intrafamiliar, los suicidios, los homicidios, la disfuncionalidad de nuestra sociedad tiene una raíz común son problemas asociados a desórdenes emocionales severos no atendidos”, puntualizó.

El propio secretario de Salud, Lorenzo González reconoció la severidad del problema.

“En PR se ha especulado que hay una penetración de salud mental que puede rondar de un 10% hasta un 25% de la población”, dijo el Secretario recalcando que no se trata necesariamente de personas diagnosticadas con trastornos mentales sino que hayan manifestado padecer de éstos.

Tanto Arias como la profesora Mildred Vera del Centro de Investigación y Evaluación Sociomédica de la UPR concurrieron en que es imperativo darle atención a esta situación.

Vera propuso un nuevo modelo de cuidado colaborativo que integre “el cuidado de salud mental en la misma unidad donde está la de cuidado físico”. El objetivo por el momento, dijo, es que se diseñen modelos de atención médicas en esta dirección.


Según Vera y Arias, estos modelos pueden tener el impacto de reducir el dinero que se invierte en salud pública. Explicaron en entrevistas separadas que muchas veces se trata a las personas con problemas emocionales como si tuvieran una molestia física. “Y por eso, el promedio de personas con un trastorno mental severo tardan entre 6 a 8 años en llegar al diagnóstico correcto de su condición porque piensan que son cualquier problema menos mental”, dijo Arias.

Agregó que aunque la gente en general está más orientada en el siglo XXI, la estigma aún pesa en la sociedad puertorriqueña como impedimento para buscar ayuda para un problema mental.

“La familia no quiere hablar de la hija con esquizofrenia. Hablamos de la diabetes y los países hacen lo mismo no admiten la alta prevalencia de enfermedad mental porque si lo reconocen tienen que asignar el presupuesto correcto y por lo mismo que las familias lo esconden. Se quiere una sociedad perfecta y tratan de minimizarlo para que no se les juzgue como responsables”, explicó Arias.

Sin embargo, el camino correcto debe ser la prevención, las campañas de información y de educación porque los problemas mentales “no se van con llorar o rezar”, puntualizó Arias.

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