miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ante la justicia agente que causó choque fatal

03 Noviembre 2010

Por Osman Pérez Méndez / operez@elnuevodia.com

La fiscalía de Arecibo esperaba radicar hoy varios cargos contra una agente de la Policía que ocasionó un accidente fatal el pasado 25 de junio en Morovis, que cobró la vida de un menor de 8 años y causó heridas a otros tres menores y dos adultos.

La agente Wandaliz Sanfeliz Pérez podría enfrentar un cargo de homicidio y varios otros relacionados con la muerte del niño Michael Martínez Alvárez y las graves heridas que sufrieron otros dos menores, así como el conductor del vehículo que embistió, Ramney Alvarado Rosario, quien también es policía.

La fatídica noche de los hechos, según narró Alvarado, regresaba de una actividad junto a su esposa Omayra Salgado Rivera, sus hijos Roderick, Yadiel y Karina, de 12, 9 y 8 años respectivamente. También viajaba Michael, quien era el mejor amigo de Yadiel, y al que llevaban de vuelta a su casa.

El grupo había disfrutado de una noche de cine organizada por el club de taekwondó del que son miembros, para recaudar fondos y que varios niños pudieran participar de una competencia en Florida.

Se detuvieron con la luz roja en la intersección de la PR-137 y la PR-617.

“Cuando cambia la luz a verde, arranco, veo un vehículo parado, y de inmediato siento el impacto”, recordó Alvarado, cuyo carro, un Toyota Yaris, quedó a más de 130 pies de distancia del lugar de la colisión.

“Salí expulsado del carro. El mejor amigo de mi hijo no sobrevivió. Yadiel y Karina sufrieron fracturas. A la nena se le laceró la vejiga y tuvo una herida de 18 puntos en la cabeza”, dijo Alvarado.

El policía añadió que su hija “estuvo casi dos meses hospitalizada. Tuvo fractura de pelvis, sufrió hemorragias y tuvieron que hacerle tres tranfusiones”.

“Yadiel quedó vivo de milagro. Tuvo fracturas en las vértebras 1 y 3 de la cervical. Los médicos me dijeron que eso era casi como para quedar desnucado o parapléjico. Pero gracias a Dios está vivo y caminando”, continuó.

Alvarado agreguó que a Yadiel “también se le fracturó la mano izquierda, la mandíbula, la pelvis y el sacro. Tuvieron que hacerle cirugías de urgencia y le pusieron unas varillas. El 21 de julio fue que le dieron de alta”.

Omayra y Roderick solo sufrieron golpes de menor gravedad. Alvarado quedó con tres costillas fracturadas y permaneció en el hospital una semana. Toda la familia esta bajo tratamiento sicológico, para lidiar con las secuelas del accidente y la muerte del mejor amigo de Yadiel.

Sanfeliz, quien irónicamente es agente de tránsito, de la División de Patrulla de Carreteras de Vega Baja, arrojó 0.9 por ciento de alcohol en la sangre cuando se le practicó la prueba, varias horas después del accidente. Su carro, una guagua Mitsubishi Montero, terminó a unos 60 pies del lugar del choque. Sanfeliz no sufrió heridas de consideración.

Según Alvarado después del accidente se comunicó con él una vez. “Dijo que lo lamentaba y que si la necesitaban la llamaran. Luego de eso, no ha dado más la cara. No hemos sabido más de ella”.

Alvarado condenó que, en algún momento de la pesquisa, hubo presión contra el oficial que tomó el caso. Incluso un supervisor contra quien ya se habrían tomado medidas, le exigió al oficial del caso que reescribiera el informe. “Pero el agente se mantuvo firme y dijo que haría las cosas como era debido”.

Según Alvarado, también hubo irregularidad a la hora de hacer las pruebas de alcohol en sangre. El accidente fue poco antes de las 11:00 p.m. La muestra de Alvarado se tomó a la 1:30 a.m., y la de Sanfeliz a las 2:45 a.m. A pesar del tiempo transcurrido, y teniendo en cuenta que el nivel disminuye aproximadamente 0.2 por hora, la prueba de Sanfeliz arrojó 0.9, por encima del 0.8 que fija la Ley como máximo permitido.

También ayudó a que se supiera la verdad el testimonio del hombre que guiaba el otro vehículo que alcanzó a ver Alvarado detenido en la luz justo antes del choque.

“Gracias a él se aclaró todo. Él dijo que el carro le había pasado por el lado a gran velocidad”, dijo Alvarado.

Sin tiempo para pensar en demandar o estudiar otras opciones, ya que está ante todo enfocado en la salud de sus hijos, Alvarado espera que caiga el peso de la ley contra quien acabó con la vida de un niño y tuvo a su familia por meses prácticamente viviendo en un hospital.

“Queremos que se haga justicia. Queremos que la gente en Puerto Rico sepa que porque alguien sea policía y sea agente de tránsito, eso no le da derecho a guiar borracho y a violar la ley”, exigió el agente.

Salvó a su padrastro

En otro de los giros extraños de este caso, Alvarado recordó que no era la primera vez que se cruzaba en el camino de Sanfeliz en medio de una situación de emergencia.

“Ella es de Corozal (pueblo donde labora Alvarado) y una vez llamaron al 911 por una persona con problemas médicos. Resultó que era su padrastro (de Sanfeliz) y el primer agente que llegó al lugar a socorrerlo fui yo. Y logramos salvarlo”, rememoró Alvarado quien calificó el asunto como “ironías de la vida”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario