viernes, 8 de octubre de 2010

Reclutamiento a la fuerza

08 Octubre 2010

Reclutamiento a la fuerza
Asocian casos de corrupción a las fallas en el proceso de selección de candidatos. Fotos y vídeos

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Dos cadetes de la Academia, durante una sesión de práctica del uso del rotén, parte de los múltiples ejercicios del entrenamiento de los futuros candidatos a policías. (El Nuevo Día / Ángel M. Rivera)Por Miguel Díaz Román / mdiaz2@elnuevodia.com

Las fisuras y la ausencia de uniformidad y rigurosidad en el reclutamiento de candidatos a policías es la causa que explica la incidencia de agentes vinculados con el narcotráfico, el crimen organizado y otros delitos, indican expertos consultados por El Nuevo Día.

La sicóloga Edna Quiñones, ex rectora del Colegio Universitario de Justicia Criminal (CUJC), donde se entrenan los candidatos a policías, señaló que el reclutamiento está gobernado por la necesidad de llenar nuevas plazas, lo que impide que se realice un proceso riguroso de selección.

“El Superindente necesita una academia de 400 candidatos y hay que buscar 400. En la Policía no se hace como en el FBI, que tienen una terna de candidatos que han sido evaluados de forma preliminar y cuando los necesitan los llaman”, dijo.

Quiñones dirigió el CUJC desde el 2008 hasta febrero pasado.

La sicóloga indicó que en la Policía el proceso de reclutamiento carece de los factores de puntuación que permitirían traducir en números las capacidades y destrezas de los candidatos. “No podemos saber cuáles son los mejores y peores candidatos porque no hay esos factores de puntuación”.

Los candidatos a policía que no son rechazados -la gran mayoría, según Quiñones-, son nombrados como cadetes y se convierten así en empleados públicos, con todas las protecciones laborales de dichos trabajadores.

Agregó que no existen criterios de selección más allá de los criterios básicos como estatura, peso y visión, entre otros. Sostuvo que en la Policía nunca se han elaborado los perfiles de las características que deben poseer los candidatos para ingresar en las diversas posiciones tales como, agentes de las divisiones de drogas e investigaciones criminales.

Indicó que según la necesidad se pueden flexibilizar las pruebas e incluso el tiempo de adiestramiento. “Lo que se debía hacer en nueve meses hay que hacerlo en tres meses porque hay que tirar a la calle los nuevos cadetes y eso es un problema”, dijo.

“Todos esos casos de corrupción están íntimamente ligados a las faltas en el proceso de selección. Lo peor es que el CUJC no puede sacar estudiantes de bajo aprovechamiento porque son empleados de la Policía y el Superintendente es el presidente del CUJC. Los malos estudiantes se quedan por allí hasta que se les trata con flexilidad y entran, poco a poco, a la Policía”, dijo Quiñones.

Un trabajo seguro

Señaló que muchos candidatos no son personas que sientan la vocación, sino personas que buscan un trabajo seguro. “Vienen del mismo entorno sociocultural de los delincuentes y como las academias son cortas de tiempo no hay suficiente tiempo para formarlos en valores y en conductas correctas”.

Por su parte, la licenciada Nora Vargas, quien integró el Comité de Evaluación de la Policía, que el ex superintendente Pedro Toledo nombró en el 2008 para que recomendara medidas para mejorar la Uniformada, dijo que la investigación arrojó que para cumplir “el deseo de lanzar a la calle nuevos cadetes se obviaban las investigaciones de campo y hasta las pruebas sicológicas”. “Encontramos que hubo academias de seis meses, otras de 3 meses y otras de seis semanas”, sostuvo.

Vargas dijo que la alta incidencia de corrupción policiaca está relacionada con los precarios procesos de selección y de adiestramiento. “El verdadero problema es que no existe en la alta oficialidad de la Policía voluntad para el cambio y reconocer la necesidad del cambio”, dijo la licenciada Vargas.

Por su parte, el doctor Francisco Murphy, director de la División de Servicios Sicológicos y de Trabajo Social de la Policía, rechazó las denuncias. Murphy dijo que todo el proceso de selección es riguroso y que siempre se han escogido los mejores candidatos.

“Los policías que cometen actos de corrupción puede que tengan problemas económicos o que se hayan asociado con la peor persona. Pero si pasaron las pruebas de reclutamiento es que eran los mejores candidatos en ese momento. Lo que pasó después no tiene nada que ver; son las pruebas”, dijo Murphy.

Un ex rector del CUJC que prefirió que no se le identificara, señaló que otro factor es que no existen guías operacionales detalladas que le permitan a los policías saber cómo actuar en determinadas situaciones. “Lo que hay son órdenes generales que se pueden interpretar de muchas maneras”.

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