jueves, 16 de septiembre de 2010

Participantes del programa AIDA cuentan cómo se rehabilitan de la drogadicción

16 Septiembre 2010

Participantes del programa AIDA cuentan cómo se rehabilitan de la drogadicción
Pacientes elogian los efectos de la buprenorfina

Vídeo: Exitoso medicamentoPor Marga Parés Arroyo / Mpares@elnuevodia.com

PONCE - A los 13 años Guillermo Ruiz probó la marihuana. Más tarde su adicción se amplió a la cocaína y a la heroína. Fue así como este hombre quedó atrapado en un vicio que lo arrastró durante más de 20 años, provocando que deambulara y cediera a “fechorías”, según dijo, que lo llevaron preso en su afán por alimentar su frenesí a las drogas.

La vida que llevaba este varón de 38 años se acabó cuando se cansó de perpetuar tal comportamiento.

Allegados que luchaban porque se alejara de las drogas le hablaron de un lugar donde ofrecían un tratamiento contra la adicción con resultados supuestamente altamente efectivos.

Hace dos años, Ruiz llegó al Programa AIDA (Alternativas Integrales contra las Drogas y el Alcohol), una clínica bio-psicoterapéutica creada en el 2005 en un céntrico lugar de Ponce.

Ayer, como todos los miércoles, en el segundo piso de un edificio, participantes de este programa se reunieron para compartir experiencias y vivencias del tratamiento, además de ser evaluados y monitoreados sobre su progreso.

“La primera vez me dijeron que viniera enfermo (libre de drogas durante, al menos, 24 horas). El médico me acostó en una camillita que tiene en su oficina y me administró una pastilla y media. Me la puse debajo de la lengua y el médico me cogió el tiempo. Después me preguntó cómo me sentía y ya no sentía escalofríos ni ese mal sabor en la boca que dejan las drogas. Le dije, “Ay Virgen, ¿pero qué es esto?” Soy un hombre nuevo”, dijo Ruiz sobre el tratamiento a base de buprenorfina y naloxone, una pastilla llamada Suboxone.

La buprenorfina es el fármaco que el gobierno integrará a partir del 1 de octubre en Mi Salud como parte del tratamiento para la adicción a opiáceos.

El testimonio de Ruiz, quien continúa tomando la medicación -que ha logrado, entre otras cosas, que regrese a su hogar a vivir junto a su madre- es parecido al de otros pacientes de AIDA.

En un conversatorio con El Nuevo Día, diez participantes detallaron ayer cómo, en su mayoría, llevaban años tratando de rehabilitarse de su adicción a las drogas. Casi todos estaban o habían estado en el programa de Metadona que corre la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca) en seis centros: Aguadilla, Ponce, Bayamón, Caguas, Cayey y San Juan.

“Traté muchos tratamientos, pero ninguno me había dado resultados. Desde que llegué aquí hace dos años no he necesitado usar drogas. Me siento bien. Esto (Suboxone) no arrebata, sino que bloquea la ansiedad y los efectos de la droga. Uno se siente bien, como si se hubiese metido droga, pero sin el arrebato ni la esclavitud de tener que estar yendo diariamente a tomar la metadona”, dijo un hombre de 50 años que sólo se identificó como Rafi.

Otro participante de 52 años relató, bajo anonimato, como, después de ingresar al tratamiento de AIDA hace año y medio, logró terminar un grado asociado en ingeniería eléctrica, conseguir trabajo y el apoyo de su familia.

“Mis hermanos me ven diferente. Poco a poco he ido ganando su confianza”, dijo el hombre que gastaba $100 diarios en el vicio a la cocaína y la heroína que mantuvo por más de veinte años.

Para Santiago Rodríguez, de 53 años, el éxito del tratamiento que se imparte en AIDA es 60 por ciento el fármaco que le recetan y 40% la terapia sicológica que allí recibe.

El cambio positivo en la vida de Sixto Rivera, otro participante del programa hace cinco años, es tal que ayer, de forma jocosa, se refirió al Suboxone como “El poder de Cristo”.

Rafael Torres, de 63 años, llegó a AIDA por referido de una trabajadora social tras intentos frustrados en otros tratamientos y de hastiarse de hacer fila diaria en el Centro de Metadona.

“Con esta pastilla, la milagrosa, no se necesita nada más. It works, junto a las terapias y charlas de grupo”, coincidió José Castro, de 56 años, un ingeniero náutico que llevaba más de cuatro décadas con adicción a las drogas.

“No es un vacilón salir de este problema, de esta enfermedad, pero gracias a Dios, con el equipo de terapias y esta medicina, volví a integrarme a la sociedad. Me gusta porque no es otra droga más. Me da ánimo. Me realza mi diario vivir. Ya no amanezco enfermo. Ahora tengo un buen carro, una compañera que se preocupa por mí, tres perros y dos gatos y, por ellos, trabajo”, dijo, por Roberto Muñiz, de 54 años.

AIDA fue fundada por Xavier Vázquez, consejero en adicción y Carlos Vázquez Santiago, médico generalista. Actualmente, cuenta con un equipo que incluye una buscadora y dos manejadoras de casos y una sicóloga.

“Sería ideal que más médicos puedan probar este medicamento que es efectivo y seguro”, dijo Vázquez Santiago.

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