martes, 28 de septiembre de 2010

Dos caras de una emoción

28 Septiembre 2010

Dos caras de una emoción
CUANDO LOS CELOS SE SALEN DE CONTROL PUEDEN SER TU ENEMIGO EN LA CASA Y EN LA OFICINA



(Thinkstock)Por Camile Roldán Soto / end.croldan@elnuevodia.com

Llama insistentemente, revisa tu teléfono celular, busca en tu cartera, se molesta si le das atención a alguien del sexo opuesto y hasta intenta coartar tu libertad. Personas que exhiben comportamientos como éstos pueden padecer de celotipia o celos compulsivos, un trastorno psicológico caracterizado por la idea persistente e infundada de ser víctima de infidelidad.

Marta, una mujer soltera de 30 años, experimentó lo que se siente involucrarse sentimentalmente con un hombre que presentaba este perfil de celoso compulsivo y la experiencia, según dice, la marcó.

“Las señales las empecé a ver desde el principio. Él siempre buscaba la manera de saber cada paso que yo daba y a mí me chocaba, me parecía muy inmaduro, pero como a veces era bastante disimulado llegué a pensar que quizás eran cosas mías”, cuenta la joven abogada que prefirió ocultar su verdadero nombre.

El sicólogo clínico, Miguel Ángel Pagán, señala que la celotipia se diagnostica cuando las ideas delirantes respecto a la supuesta infidelidad persisten durante al menos un mes.

“Esta creencia aparece sin motivo y se basa en inferencias erróneas que se apoyan en pequeñas pruebas que se utilizan para justificar una idea delirante. La persona puede llegar a seguir a su amante en secreto, investigarle o agredirle en casos severos”, sostiene el doctor.

Quienes padecen la condición no suelen recocerla, pero es fundamental la atención médica para salir del patrón de emociones destructivas.

La relación de Marta llegó a su fin cuando se cansó de contestar interrogatorios, soportar las expresiones “de regaño” cada vez que saludaba a un buen amigo y descubrir que su cuenta de correo electrónico había sido rebuscada.

“Al poco tiempo él volvió diciendo que quería arreglar las cosas, que iba a buscar ayuda. Pero era tarde. Fue un desencanto brutal. Cuando lo dejé no podía ni siquiera con la idea de estar los dos en un mismo lugar”, relata la joven.


En su justa medida

Todo el mundo, en mayor o menor intensidad, siente celos en diferentes momentos y contextos a lo largo de la vida sin que lleguen a convertirse en una condición enfermiza. Los científicos han descubierto que incluso los animales salvajes, como los elefantes o los chimpazés, celan. En los humanos, tal como sucede con muchas otras emociones, experimentarlos forma parte del crecimiento y el aprendizaje. Los celos son un modo de anticipar o alertar ante la posible pérdida de algo importante en algún aspecto de nuestra vida que no se limita al amor de pareja.

Desde muy pequeños, los niños son celosos con sus madres o cuidadores y manifiestan ansiedad si entienden que este vínculo puede verse amenazado. La certeza de contar con su principal figura de apego condiciona su sensación de seguridad.

Hay celos entre amigos, compañeros de trabajo y hermanos, por mencionar algunas instancias. En las relaciones de pareja o incluso las de amistad o fraternales es positivo mantener una pequeña dosis de celos, pues revela que existe un aprecio significativo y un deseo real de no perderlo.

“Siempre hay un nivel de celos normal. Es más, en una relación debe de haber un nivel de celos saludable”, apunta Pagán.

Sostiene que cuando los celos ocurren en el contexto de una relación romántica suelen significar inseguridad. Sin embargo, aclara, no siempre puede despacharse como un asunto tan simple.

“Hay que ver qué significan los celos en cada relación. Si es un problema sistémico de la pareja o si realmente es individual”, sostiene el doctor con más de dos décadas de experiencia. Explica que en ocasiones un miembro de la pareja o ambos pueden intencionalmente llevar a cabo comportamientos que pueden provocar celos en la otra parte. Esta conducta puede deberse a un interés por desestabilizar la relación porque ello cause satisfacción o a trastornos narcisistas de uno de los miembros que pueda disfrutar de la angustia del otro.

El sicólogo recomienda que al sentir celos te preguntes qué situación o persona asocias a la emoción y si realmente se trata de una reacción justificada.


Para mantener el control

Una de las técnicas que utilizan los profesionales de la conducta para ayudar a sus pacientes a controlar emociones como los celos es la desensibilización sistemática. Se trata de un método para enfrentar a la persona de una manera racional a la situación que le causa molestia y lograr que conscientemente pueda manejarla de forma saludable.

En el caso de los celos hay sicólogos que le piden a sus pacientes hacer una lista de las situaciones que le generan ese sentimiento en orden de intensidad. Luego, el profesional les enseña a ir relajando las distintas partes de su cuerpo con la intención de mantener ese estado de calma al recrear las situaciones enumeradas en su lista.


Celos en la oficina

La cantidad de personalidades que forman un ambiente de trabajo es suficiente para generar todo tipo de situaciones, desde las más agradables (mucha gente convierte en mejores amigos a colegas) hasta las más tensas.

“En el trabajo, los celos pueden representar sentimientos de amenaza por nivel de competencia o experiencia que otros tengan, temor a que otros puedan interferir con una tarea o puesto, resentimiento causado por rumores o malentendidos, entre muchos más”, destaca la psicóloga industrial organizacional Shaira González Ferrer.

El tipo de personalidad de las personas involucradas así como el ambiente de trabajo son factores que determinan la forma en que se manifiestan los celos. Lo deseable es que con empatía y destrezas sociales las situaciones que involucran esta emoción sean superadas. Sin embargo, esto no siempre es posible. En algunos casos la conducta celosa puede llegar a manifestarse de forma persistente y maliciosa hasta escalar al acoso psicológico laboral, conocido como “mobbing”.

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