viernes, 30 de julio de 2010

Vendrán al mundo unidas por el ombligo

Vendrán al mundo unidas por el ombligo
viernes, 30 de julio de 2010
Leysa Caro González / Primera Hora

Saber que llevaba vida en su vientre ha sido la mejor noticia que Ivette Marie Cruz ha recibido. Pero, también ha sido la que más incertidumbre y angustia le ha provocado en su vida.

En cuestión de semanas, esa primera felicidad se transformó para esta joven de Manatí cuando supo que tendría siamesas. Sintió miedo, no por los retos físicos o económicos que enfrentaría junto con su esposo con la llegada de sus dos angelitos, sino por el terror que le provocaba la posibilidad de tener que escoger entre una de sus pequeñas.

¿Qué fue lo primero que pasó por tu mente cuando te dieron la noticia?

El tener que escoger una de las dos. Uno como madre, si vienen cuatro, uno los quiere a los cuatro y yo no quería tener que escoger. Quería hacer lo posible para tener mis hijas bien y saludables.

Ese temor aumentó por la falta de información sobre este tipo de embarazos de gemelos idénticos pegados. Recordaba sólo aquellos que han terminado trágicamente, con la pérdida de uno de los bebés.

“Para mí, aceptarlo fue muy difícil, yo lloré mucho, porque no era algo que esperaba en mi familia. Tener que pasar por ese proceso de ser madre por primer vez, más gemelos, más siameses”, recordó.




También pensó en esas primeras semanas de vida de sus niñas. En el hecho de que tan pequeñas y frágiles tengan que ser sometidas a una intervención quirúrgica. Pero hoy entiende que es un proceso necesario que se perfila exitoso, pues las niñas están unidas por el ombligo y, hasta ahora, según los sonogramas, no comparten órganos vitales.

“Uno cuando tiene a su bebé quiere sostenerlo rápido y tenerlo en sus brazos. El que tenga que operarlas y pasar por el proceso de cirugía y que se recuperan siendo tan bebés...”, dijo preocupada.

Fueron varias las semanas que le tomó asimilar la noticia, recordó, pero gracias a su magnífico sentido del humor y al apoyo de su familia y del equipo médico que le ha explicado en detalle el tipo de embarazo que tiene y las altas probabilidades de que sus pequeñas nazcan sanas y saludables, hoy Ivette está llena de esperanza.

Jamás, jamás pensó en no aceptar el reto. “Dijimos pase lo que pase, nosotros vamos a hacer lo posible para que nuestros bebés nazcan bien. Vamos a ser papás por primera vez y vamos a darle todo lo que podamos”, comentó Ivette, quien tuvo que abandonar sus estudios en cosmetología. Su esposo, Nemuel Alemán, trabaja en construcción.

Dos meses después de la noticia, Ivette y Nemuel están ansiosos por conocer a Lianis Marie, nombre que significa “la que trae paz” y a Nailín Ivette, “la joya de Dios”.

Estos días la joven los ha vivido en el hospital Manatí Medical Center en completo reposo bajo el cuidado del perinatólogo William Ramírez Cacho. Hace una semana rompió fuente y su médico lucha por mantener el embarazo hasta las 35 semanas para practicarle cesárea, en la mencionada institución o en otra que tenga una unidad de cuidado intensivo neonatal.

Los planes se han trastocado. El baby shower se canceló , aún no han preparado el cuarto de las niñas y hace varios días que no ve a su esposo, pues está enfermo, creen que con dengue. “Estoy loca por ver a mi esposo”, comentó.

Todavía piensa en cómo hará para cuidarlas, transportarlas , pues tiene una guagua “tres potes”, pero eso son cosas que se resolverán, su prioridad es el embarazo. “Yo me imagino haciendo compra en la guagua, tendrá que poner la compra en la capota”, bromeó.

De las niñas dijo que no la dejan dormir, ya a las 5:00 a.m. se despiertan, pues es la hora en que usualmente el papá les habla antes de irse a trabajar.

Tienen mucho pelo, las pestañas bien largas y los “bembes” grandes como los de su mamá, dijo sobre lo que vio en el sonograma tridimensional que le hicieron.

feliz la familia
Lydia Molina es la orgullosa abuela materna de Lianis y Nailín. Son sus primeras dos nietas, así que está que revienta de la emoción.

“Cuando nos dan la noticia, fue duro. A uno le cogen muchas preguntas, cómo van a nacer, si hay que separarlas, todas esas cosas... Pero a la misma vez, al ver la fortaleza de ella y toda la tranquilidad, uno también lo coge con calma”, señaló la progenitora.

¿Qué los ha mantenido en pie?

El apoyo de ambas familias, de los médicos, pero sobre todo, el Señor.

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