Un crimen bien planificado

07 Julio 2010

Arecibo - Una cisterna azul y plástica estaba justo en medio del pasillo al lado oeste del banco. Bloqueaba la vista de todo el que se acercaba por la calle, el obstáculo perfecto para esconder una fechoría que tomaba tiempo.

Detrás, las autoridades encontraron un agujero de aproximadamente pie y medio de diámetro. No se sabe exactamente cuál fue la herramienta que usaron los ladrones para crear el hueco en la pared. Sólo se tenía la certeza de que por allí entraron, explicó el capitán Jesús Rivera Colón, director de la División de Robo a Banco y Fraude de la Policía.

Pero allí no terminaban las operaciones especiales de los ladrones que se llevaron entre $70,000 y $80,000 de la sucursal del Oriental Bank ubicado en la carretera PR-2 en Arecibo.

Antes de romper la pared, los ladrones cortaron una línea telefónica que servía a los sistemas de alarma de la sucursal. Una vez dentro de esta, el robo se completó usando un quemador de acetileno. Esta vez, para ocultar su presencia, movieron a la entrada varios cartelones publicitarios del banco.

Con el quemador, abrieron la parte posterior del cajero automático que da servicio justo en la entrada de la sucursal. “Deben ser personas con experiencia. Para hacer algo así hay que saber porque si no pueden quemar los billetes dentro de las gavetas”, dijo Rivera Colón.

El otro objetivo fue la bóveda. Igual que con el cajero automático, el quemador sirvió para forzar el acero hasta lograr acceso al interior. “Allí lo que dejaron fueron las gavetas del dinero todas regadas por el piso”, señaló el capitán. De la salida se conoce poco. También se desconoce el momento exacto en que ocurrieron los hechos. Algunos reportes sugieren que el cajero automático estuvo funcionando al menos hasta la noche del sábado.

Los hechos se reportaron a las autoridades en la mañana de ayer, cuando el personal de la tienda entró y se encontró con la bóveda abierta y el cajero automático forzado.

César Cardona, gerente de la oficina regional de Aflac, con oficinas contiguas al banco, indicó que el lunes por la tarde acudió al lugar y vio la cisterna allí, lo que le estuvo “extraño”.

No obstante, señaló que no escuchó ruidos que lo llevaran a pensar que en ese momento algunos ladrones estuvieran dentro de la sucursal. “No vi gente, ni herramientas ni escuché ruidos. Todo se veía normal (salvo por la cisterna)”, dijo Cardona.

Ayuda del FBI

De hecho, las autoridades locales solicitaron ayer la ayuda del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), para la recopilación de evidencia dentro del banco. Cerca de una docena de agentes de esta dependencia federal llegaron a eso del mediodía a la sucursal y comenzaron con la búsqueda de rastros que hayan dejado los ladrones en la escena.

Marilyn Santiago, vicepresidenta de mercadeo de Oriental Group, dijo que la institución no emite declaraciones sobre robos a sus sucursales, a menos que se trate de un evento mayor. “Pero si es un mero robo, lo dejamos en manos de las autoridades para que investiguen”.

Preliminarmente, las autoridades no tenían claro si se trataba de un caso con algún tipo de colaboración interna o de ladrones con experiencia en este tipo de escalamientos.

Rivera Colón señaló que al momento sólo tienen identificada una organización criminal que se dedica a realizar escalamientos en instituciones financieras. Indicó que este grupo está compuesto por personas del área metropolitana, pero llevan a cabo escalamientos alrededor de toda la Isla.

Del mismo modo, no descartó que otras organizaciones, algunas de ellas desarticuladas en el pasado, se hayan reactivado. “Hay algunos de los que desarticulamos que han salido porque les dieron penas bajas de dos o tres años”, dijo Rivera Colón.

Esta no es la primera vez que ocurre un robo como este en Arecibo.

A principios de mayo de 1997, ladrones rompieron la pared de una bóveda y se llevaron dinero y prendas de una sucursal de un Banco Popular en la avenida De Diego. Dos años antes, también en mayo, la Policía sorprendió a cuatro sujetos que cavaron un túnel de 68 pies desde un local vacío en dirección a esa misma sucursal.