jueves, 8 de julio de 2010

Permanece la pesadilla de Capeco

jueves, 8 de julio de 2010
Rosita Marrero / Primera Hora

La explosión en la Caribbean Petroleum Corporation ocurrida el 23 de octubre de 2009 no sólo dejó cicatrices físicas y emocionales entre los residentes de las comunidades vecinas, sino también daños estructurales en sus viviendas, para cuyos arreglos algunos recibieron ayuda, pero otros se quedaron en el olvido.

Todavía es la hora, afirman varios afectados, que ni el Departamento de la Vivienda del Municipio de Cataño, ni del Gobierno central han asomado su cara por sus hogares para ofrecer ayuda, según reclaman.

“No han terminado de arreglar mi casa, ni el Gobierno estatal, ni el municipal. Hay más de 30 casas que no han terminado y otras a las que nunca han ido. Han hecho uno que otro arreglito”, dijo Martha Sánchez, quien vive en una de las casas más cercanas a la refinería.

“Mi casa fue una de las que explotó. Estábamos viendo un juego cuando de momento todo comenzó a moverse. Un aire acondicionado salió disparado hacia dentro y mi esposo se asomó por el hueco y vio una bola de fuego que venía hacia nosotros”, recordó con angustia.

“Todo se cubrió de anaranjado. Cuando miramos para elcielo estaba todo anaranjado. El calor era como si estuviéramos quemándonos”, rememoró.

Bernice Sánchez, quien recuerda cómo todos en la comunidad corrían y gritaban con histeria, huyéndole a la bola de fuego; reconoce las marcas que les ha dejado la experiencia a niveles físicos, emocionales y también estructurales.

“A pesar de todas las “ayudas”, entre comillas, que hemos tenido, nos han dejado abandonados en muchos aspectos. Enfrentamos problemas de contaminación, problemas respiratorios, alergias y asma. Todavía hay muchos hogares que no fueron reparados y casas que no fueron a visitar”, mantuvo.

Daniel Rosario, de Puente Blanco, 218 interior, quien se quedó ciego a consecuencia de la diabetes, no tiene quejas en ese sentido y su casa es de las que explotaron en cantos.

“ Yo estaba soñando en la otra explosión que ocurrió hace 40 años y cuando me levanto el aire acondicionado empezó a hacer ¡bum!, ¡bum!, ¡bum! Quité los breakers de inmediato. Cuando los estoy bajando, el plafón cayó pa' abajo y los palos del techo pa'arriba. En el baño, se arrancó la pared completa. Me tiré pa la cama, debajo. Como es alta, me escondo. No podía hacer más na'. ¡Pasé un susto...!”

“Me arreglaron la casa. Me la pusieron nueva. Me dieron dos camas, nevera, estufa y muebles. Conmigo vivían tres nenas, una de 26, otra de 21 y una de 14, pero no quieren volver. Cogieron miedo. Vienen, me limpian la casa y se van...”

“No podía ver. No sabía por dónde salir. Pasaba por entremedio de los palos”, recordó.

¿Capeco les ha dado ayuda?

Esa gente no ha bregao nada. No nos han dado cara.

El matrimonio constituido por Emily Fernández y Harry Luis Claudio, como muchos, pasó tremendo susto, unido a la angustia de salvar a Jadrián, su bebé recién nacido.

“Estaba lactando a mi bebé de un mes cuando todo empezó a temblar. Me resbalé con el bebé. Mi esposo salió pa fuera para ver qué pasaba y todo el mundo estaba corriendo, porque decían que iba a explotar Puente Blanco. Yo estaba en bata. Recogí la leche del nene y me fui”, relató.

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