jueves, 1 de julio de 2010

Motín en el capitolio

jueves, 1 de julio de 2010
Sara M. Justicia Doll y Nydia Bauzá / Primera Hora
La Casa de las Leyes se convirtió ayer en la casa de los macanazos y gases lacrimógenos cuando un contingente de policías sacó a fuerza de golpes a decenas de manifestantes, en su mayoría estudiantes y profesores universitarios que fueron a protestar por el cierre del hemiciclo del Senado y la situación general del país.

La violencia que se desbordó ayer se dio justo el día del cierre de la sesión y en medio de la controversia levantada por el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, al negarles a los ciudadanos el derecho constitucional que los cobija de presenciar los trabajos en el hemiciclo justo cuando se supone que se aprobara el presupuesto del país.

Con la cordura en el zafacón, empujones, macanazos y gases lacrimógenos comenzaron a volar y afectaron tanto a manifestantes como a miembros de la prensa e, incluso, de la Uniformada.

Ve más fotos de los incidentes La convocatoria de la manifestación estudiantil era para las 5:00 p.m. de ayer. Sin embargo, desde dos horas antes ya se sentían los ánimos tensos en el Capitolio.

Una veintena de empleados del Centro de Recaudación de Ingresos Municipales (CRIM) esperaban en el segundo piso para entrar a las gradas del Senado, pero no se lo permitieron. Esto causó una trifulca entre la minoría popular y la mayoría penepé en la sesión.

Poco después de las 4:00 p.m., Primera Hora observó cómo miembros de grupos de prensa estudiantil intentaban entrar al Capitolio debidamente identificados, pero no se les permitió.

Con este grupo empezó la embestida policial. Los sacaron del Capitolio a fuerza de gas pimienta y golpes de roten, haciéndoles rodar por las escalinatas de mármol.

El vestíbulo de la Casa de las Leyes se convirtió en una cámara de gases donde se vieron afectados periodistas, ciudadanos y empleados. En el exterior, la Fuerza de Choque se desplazaba hacia la Ponce de León, llevándose de por medio a macanazos y disparos de gas pimienta a todos los que intentaban entrar o simplemente estaban en el medio.

“Yo estaba en el vestíbulo y vi que en ese momento alguien trataba de entrar y se movilizó la Fuerza de Choque y, entonces, vi a los estudiantes sentados en el piso y cuando se sientan, viene la Fuerza de Choque a tratar de sacarlos y empiezan a darle con las rodilleras a una joven alta de pelo rubio que estaba de espaldas. Yo intervine y le dije: ‘No la toques, no le des’, y le dije lo mismo a otro policía que le daba a otra estudiante. Esperé, de repente oí el ruido de las puertas cerrándose. Alguien me gritó: ‘Representante, no respire’. No sé quién fue, pero alguien me arrastró y me movieron por encima del mueble de recepción”, narró a Primera Hora la representante popular Carmen Yulín Cruz desde la camilla donde recibía una terapia con oxígeno.

Dentro del Capitolio los trabajos se paralizaron, pero en la presidencia del Senado no se daban por enterados de lo sucedido. Allí estaban reunidos con el enviado de Fortaleza, Marcos Rodríguez Ema, tratando de resolver el tranque para que se pudiera aprobar el presupuesto.

“Prácticamente estamos en un estado de sitio, con gases y todo cerrado. Estamos afectados en la garganta, los ojos, la piel, e indignados porque ésta es la casa del pueblo y se supone que esté abierta”, dijo Raúl Colon Declet, un residente de Caguas que se encontraba en el interior del Capitolio cuando se soltaron los gases pimienta.

Afuera, una segunda oleada de violencia policiaca fue mucho más fuerte que la primera. Los manifestantes, en su mayoría mujeres, fueron dispersados a golpes y dos disparos de gases lacrimógenos inundaron de humo los alrededores del Capitolio y la entrada al Viejo San Juan. La nube cubrió la zona y básicamente todo el mundo echó a correr.

Los fotoperiodistas de Primera Hora Heriberto Castro y Andre Kang requirieron de asistencia médica. Los periodistas Marga Parés, de El Nuevo Día; Carlos Weber, de Univisión y Sency Mellado y José Esteves, de Telemundo, se vieron afectados por los gases.

“Estaba detrás de la Fuerza de Choque, uno me empujó y prácticamente volé hasta el estacionamiento de prensa del lado del Senado. Le pregunté por qué me empujan, me di cuenta que tenía el lente roto y no pude retratar al policía que me empujó”, narró Kang, quien sufrió dos heridas abiertas en un brazo.

“Lo acontecido hoy es imperdonable, es un acto de intolerancia, un atropello y un abuso de la fuerza contra el pueblo y contra el derecho a expresarse”, dijo Héctor Ferrer, presidente del Partido Popular Democrático (PPD).

El representante Ángel Bulerín también sufrió los efectos de los gases y terminó en estado delicado en la enfermería del Capitolio.

En las escalinatas, el superintendente José Figueroa Sancha dijo que asumía “toda la responsabilidad” y no vio nada malo en la acción de sus tropas ni mucho menos en sus directrices. “Eran los gases lacrimógenos o una confrontación física que hubiera sido peor”, dijo, como si la confrontación física no hubiera ocurrido.

Al menos seis personas, tres varones y tres féminas, fueron atendidas en el dispensario Hoare, en Santurce, afectadas por los gases policiacos. Ninguna tenía lesiones de gravedad, dijo Ramón Alejandro Pabón, portavoz de prensa del Departamento de Salud.

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