miércoles, 7 de julio de 2010

Boricuas dan la mano a víctimas en Haití

07 Julio 2010

Por Gerardo E. Alvarado León / Enviado especial

PUERTO PRÍNCIPE – A pocos días de que se cumplan seis meses del poderoso terremoto que sacudió a esta tierra, la ayuda de los puertorriqueños es más necesaria que nunca en Haití.

Pero más allá de furgones repletos de comida enlatada, agua, ropa y medicamentos, hace falta dinero para darle seguimiento a las misiones que iniciaron después del fatídico 12 de enero.

Una de esas misiones apadrinados por boricuas y que dirige en esta capital el sacerdote Fredy Elie, de la Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, es un campamento de refugiados ubicado en la localidad de Caradeux, que alberga a unas 1,000 familias víctimas del sismo.

Según contó Elie durante una visita al campamento, la Parroquia Santísima Trinidad, en Levittown, Toa Baja, así como la organización Cáritas de Puerto Rico, han enviado dinero para sustentar y mejorar la calidad de vida de los refugiados.

En total, precisó el religioso, se han recibido $9,100, que se han invertido en la compra de alimentos, toldos, materiales escolares, juguetes para niños, transporte, ropa, medicamentos y mantenimiento del campamento, entre otras cosas. Empero, de ese total apenas quedan $50 a fondo para sufragar los referidos gastos en las próximas semanas.

“Ha pasado el momento fuerte, pero el pueblo haitiano sigue igual y necesita de alguien que lo acompañe”, manifestó Elie.

“Con ese dinero que llegó de Puerto Rico empezamos a construir una capilla (en madera y cinc), que también se usa como centro comunal. Con ese dinero compramos comida y repartimos desayuno y almuerzo. También adquirimos una planta eléctrica”, abundó al tiempo que mostraba recibos de compra de cada una de estas cosas.

Paulette Fortilus, de 42 años, es una de las refugiadas en el campamento y colabora en la preparación de los alimentos que a diario se reparten.

“La mejoría que hemos visto aquí se la debemos a la iglesia”, expuso la mujer, quien labora de forma voluntaria, pero recibe algún tipo de incentivo económico de parte de Elie en la medida en que haya fondos disponibles.

El sacerdote haitiano, entretanto, informó que a finales de este mes recibirá la visita de la organización misionera Alianza de Médicos al Rescate (AMAR), con quienes espera adquirir ropa, zapatos y artículos de higiene para beneficiar -sobre todo- a los más pequeños en Caradeux.

En cuanto a las misiones iniciadas a las afueras de esta capital -específicamente en las localidades de Kwafe y Roy-Sec, que El Nuevo Día visitó a finales de enero- reconoció que no han podido continuar por falta de ayuda económica.

“Eso está muy mal”, lamentó. “La ayuda se ha concentrado en las comunidades cercanas”, dijo.

Elie, quien estuvo en Puerto Rico en junio pasado, exhortó a los boricuas a seguir cooperando.

“Le pedimos a toda la gente que siga cooperando. Nuestro propósito es mejorar la calidad de vida de estas personas. Lo que buscamos es transformar vidas”, puntualizó.

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