miércoles, 9 de junio de 2010

Esclava sexual de su padre

Esclava sexual de su padre
miércoles, 9 de junio de 2010
Maelo Vargas Saavedra / Primera Hora
Mayagüez.- Tenía sólo siete añitos cuando su padre biológico la llevó a un monte cercano a su casa, en el barrio Limón de Mayagüez, a sacar ñames de la tierra. Los acompañó una vecina, que su papá le hizo creer que era su prima de seis años. Y allí, en el campo, el hombre que la engendró y debía protegerla de todo mal violó a las dos pequeñas.

Lisa (nombre ficticio) tenía buenas notas, era alegre, le gustaba el baile. Pero ese día su padre acabó con todo eso.

Héctor Méndez Valentín no sólo atacó y rasgó la inocencia de su hijita, sino que a partir de ese momento y hasta que cumplió 20 años, la mantuvo como su esclava sexual y su sirvienta. La dañó para siempre.

“Cuando llegamos a una montañita, se bajó los pantalones, me bajó los míos... miró al cielo y dijo: 'Ay, Dios mío, perdón' y comenzó a (violarme)... Yo bien asustada, fue doloroso’’, recordó aún llena de dolor y llorando, sobre la primera vez que su padre la violó, un patrón sistemático que se extendió desde 1992 al 2005. Hoy, a sus 24 años, dice que a hombres como su padre deben castrarlos.

Lisa accedió a contar a Primera Hora su desgarradora historia para ayudar a salvar la vida de otras y para que el olvido que sufrió por la falta de apoyo en todos los ámbitos se corrija y finalmente la asistan.

Su padre ahora morirá en la cárcel. A sus 71 años, fue sentenciado la semana pasada a cumplir 230 años por la monstruosidad que le hizo a su hija.


Lisa sigue su relato, del que hizo una especie de desahogo, ya libre de su verdugo.

Luego de esa aberrante violación, contó que su padre les pidió a las dos nenas que eso era un secreto entre ellos tres, que nadie debía saberlo.

Más víctimas

No era la primera vez que este monstruo lo hacía. Lisa dijo que ya su padre “se había llevado” a una hermana de la supuesta prima de seis años que violó junto a ella. Esa muchacha tenía 15 años, pero su madre nunca lo denunció, porque Méndez Valentín les ofreció una casa, cerca de la suya, a cambio de su silencio.

Poco a poco, el hoy convicto sustituyó a su hija por su esposa. Era un hombre maltratante, que amenazaba y le pegaba a su compañera. Ella, desesperada, huyó. Él, en cambio, le quitó a sus dos hijos, un varón y Lisa. Irónicamente, la niña quedó bajo la tutela de su atacante. El Estado lo permitió.

En su depravada cadena de abuso sexual contra su hija, Méndez Valentín llegó a vender a Lisa a un tío a cambio de cantidades de dinero que ella no pudo precisar.

Cuando Lisa cumplió 15 años, se enamoró. Buscaba desesperadamente huir de su infierno. Le contó a ese joven amor su sufrimiento, el patrón de abuso sexual a la que la sometía su papá y él la apoyó.

Inicialmente quería casarse, incluso, con ella. Pero, tras engendrar con Lisa tres hijos, los que ahora tienen 5, 7 y 8 años, la abandonó a su suerte.

La vida volvía a pagarle con otra mala jugada.

Lisa consiguió trabajo en un negocio de comida rápida para poder mantener a sus hijos. Pero para hacerlo, su padre se los cuidaba a cambio de que ella continuara siendo su esclava sexual. El patrón de abuso volvió y siguió hasta que ella volvió a enamorarse y se fue a Hormigueros.

Rompe su silencio

Su vida parecía volver a tener sentido. Méndez Valentín, sin embargo, no se lo permitiría. En un arrebato de celos, su padre la amenazó con decir que la pareja de Lisa estaba abusando de sus nietos y que así se los quitaría.

Ésa fue la gota que colmó la copa. La joven sacó las fuerzas que había comprimido por tantos años y enterró el miedo que la había acechado por casi toda su vida. Iba a defender a sus hijos. Iba a protegerlos, lo que nadie hizo por ella.

Acudió al Departamento de la Familia e, increíblemente, no le creyeron en un principio. Fue después de la intervención de la Unidad de Delitos Sexuales y Maltrato de Menores del CIC de Mayagüez y del fiscal José Criado, que Méndez Valentín fue entregado ante la justicia. Lo acusaron de 18 cargos de violación, incesto y abuso sexual en uno de los casos más espeluznantes que se hayan dado en la región judicial de Mayagüez.

“En la vista preliminar, cuando yo declaraba, la juez que vio el caso (María Isabel Negrón García) se bebía las lágrimas. Parece que no podía asimilar que algo así le pudiera haber ocurrido a alguien’’, dijo ayer Lisa a Primera Hora.

Lisa se siente aliviada de que ese depravado quede encerrado por lo que le resta de vida.

“Me siento bien de sacarme todo esto de encima porque la persona que la veía como una figura de padre desde los siete años comenzó a abusar de mí. Yo dejé de pedirle la bendición’’, recordó llorosa.

Para Lisa su único padre es “el Dios de los cielos’’, que fue quien la ayudó a mantener la fuerza para declarar y que se supiera toda la verdad.

“Le tengo pena porque soy una persona que tengo sentimientos y no le deseo mal a nadie, pero no entiendo por qué me hizo eso’’, confesó entre un mar de lágrimas en lo que evidencia la fragilidad de las víctimas de abuso.

Ayuda... aún hay tiempo

Las heridas no han sanado, pero Lisa tiene la esperanza de que la ayuden a superar su trauma. Ella necesita “paz y tranquilidad’’. Vive con su único hermano y sus tres hijos en la misma casa donde su padre la mantuvo como su esclava sexual por tantos años. Y eso, la verdad, es inconcebible.

Lisa pidió a la procuradora de las Mujeres, Ivonne Feliciano, y a la secretaria de la Familia, Yanitsia Irizarry, que la ayuden en su peregrinaje hacia el olvido y la sanación.

“Yo tengo sueños, quiero terminar mis estudios… Lo que tengo es noveno grado, pero quisiera ser psicóloga o trabajadora social para ayudar a que otros no tengan que pasar mi viacrusis y ser como un ejemplo para otros niños maltratados y hasta ofrecer charlas de lo que he vivido’’, dijo ahogada en llanto.

Envió un mensaje a las niñas y mujeres abusadas para que rompan su silencio.

“Hay gente buena en este mundo y existe la justicia, porque gracias a Dios la persona que me hizo daño está pagando por los errores que cometió”, recalcó. “No deben callar, así sea tu padre, abuelo, hermano, el que sea, porque esto va a seguir y los niños que son el futuro son los que van a sufrir”, agregó la joven.

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