jueves, 11 de febrero de 2010

Sin detenerse el trío de violadores

jueves, 11 de febrero de 2010
Sara M. Justicia Doll
Primera Hora

Eran las 3:30 de la mañana del jueves 3 de diciembre de 2009. Dormía tranquilamente junto a su novia en su apartamento penthouse del complejo Park Garden Court, en Río Piedras, cerca de la Universidad de Puerto Rico. Lo despertó la sensación de que era observado mientras dormía. De inmediato, se produjo un estremecedor anuncio: “Esto es un asalto, ponte boca abajo con las manos en la espalda”.

Otra vez, una pareja joven de un complejo de walk-up era víctima de un escalamiento, con un modus operandi muy similar a los que el año pasado se registraron en las zonas policiacas de San Juan, Bayamón y Carolina y que se atribuyen a un trío compuesto por un adulto y dos menores.

“Una vez nos despertamos, nos tomó unos segundos. Ya teníamos las linternas fijamente puestas en nuestras caras, como a un pie de distancia. Ellos estaban enmascarados, vestidos de negro y tenían guantes de látex”, describió el varón.

En este caso no hubo violación ni actos lascivos, como en la mayoría de los anteriores, pero la descripción del trío coincide: “Las siluetas que recuerdo eran de uno grande y grueso, de unos 5'11" de estatura. Pesaría unas 250 libras. Los otros dos eran más delgados y bajitos. Uno de ellos tenía frenillo. El gordo es el que estuvo con nosotros toda la noche”.

Así comenzaron los 45 minutos más largos que ha enfrentado esta pareja en su vida.

A él le amarraron las manos con sus propias corbatas y lo pusieron boca abajo en la cama. A ella le dejaron las manos libres al principio, pero después la amarraron también. A ambos los cubrieron con una sábana.

Comenzaron literalmente a saquear la habitación. Abrieron el armario y las gavetas.

Todo lo iban metiendo en una sábana como un saco, encima de la pareja, que estaba en la cama.

“Se sentía cada vez más peso en la cama. Amarraron a mi pareja y ella empezó a pedir que no nos mataran. Nos dijeron que no nos matarían, que estuviéramos tranquilos. Todo lo hicieron en bastante orden. Me dio coraje porque se llevaron todo aquello para lo que uno trabaja, pero después pensé que no quería que violaran a mi pareja como ocurrió en un proyecto en Escorial, ése se volvió mi principal pensamiento”, narró el joven.

Los maleantes entraban y salían del apartamento y en ese ir y venir se llevaron un televisor, equipo de hometheater, radios, prendas, relojes, regalos de Navidad, cámaras de vídeo, fotos y computadoras. La pareja estimó la propiedad en $20 mil.

¿Qué hizo la Policía?

La Policía hizo justo lo que pensé. Vinieron, tomaron la querella para dar cara, pero uno llama para saber si están haciendo algo y no hacen nada.

Después del escalamiento la pareja gastó $3,500 en rejas, alarmas y otro equipo de seguridad.

“Pero, la paz mental, que es lo más importante, es algo que me robaron. Mi novia todavía no puede dormir bien”, aseguró el perjudicado .

Esa noche fue escalado otro apartamento en el mismo complejo y en una tercera propiedad intentaron entrar, pero no pudieron pasar del pasillo porque tenía una puerta de seguridad.

En la otra propiedad, el trío se llevó aproximadamente $10 mil en sortijas y relojes. En ese otro apartamento se recogió evidencia que fue enviada al Instituto de Ciencias Forenses (ICF), porque allí el trío desayunó jugos, cereal y algunas frutas que había en la nevera.

continúan investigandoHan pasado más de diez incidentes similares que se le imputan al trío desde el 2008, pero todavía la Policía sigue investigando.

El inspector Pedro Sánchez, director del Cuerpo de Investigaciones Criminales de San Juan, se limitó a decir que están atando piezas de todo el esquema y que continúan las investigaciones.

Fuentes de este diario aseguraron que en enero un juez encontró causa por faltas de escalamiento y Ley de Armas contra los dos menores de 15 y 17 años por el hecho ocurrido el 17 de octubre, cuando fueron detenidos por la Policía en un apartamento de Balcones de Monte Real, en Carolina.

En marzo se celebrará la vista adjudicativa de los dos menores. Mientras tanto, la Policía continúa buscando al hombre gordo, padre de uno de los menores. El hombre había sido representado por el abogado Michael Corona, pero trascendió que éste renunció a su representación.

Se investiga la teoría de que la madre de uno de los menores y pareja del gordo es la cabecilla del grupo, pero ésta no ha colaborado con la Policía.

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