miércoles, 27 de enero de 2010

Urgente la reforestación en Haití

miércoles, 27 de enero de 2010
Rosita Marrero
Primera Hora

Reconstruir Haití es más que poner una curita.
La necesidades del pueblo haitiano, antes y después del terremoto, son y han sido mucho más que la falta de un techo para dormir y un mendrugo de pan para llevarse a la boca, por lo que además de reconstruir una ciudad, hay que restaurar un ecosistema, proveer las condiciones para levantar una economía y darles la oportunidad a nuestros vecinos de producir sus medios de subsistencia.

En Haití falta y siempre ha faltado todo, aunque el terremoto lo haya hecho ahora visible. En Haití siempre han dormido miles de almas en las calles con sus niños, sin agua potable, sin nada que comer, sin un lugar donde hacer sus necesidades, ni donde bañarse.
En Haití siempre ha habido muertos tirados en las calles, sin ánimo de minimizar el devastador cataclismo que ha arrancado de forma inmisericorde tantas vidas.

Pero, en Haití también ha habido violencia y abuso del Estado, desde la colonización francesa hasta el presente, en gran parte responsables de su pobreza.
En Haití no hay árboles ni plantas. Las montañas son deforestadas para hacer leña y carbón. No hay frutos de mar. Se comen cualquier pez antes de que se reproduzca. Además, la erosión también arropa el mar.

¿Cómo reconstruir Haití?
“No es pensar en unas casas, en un techo donde dormir. La necesidad es tanta que ellos, con simplemente dormir, no resuelven nada, porque aunque tengan cocina y fogón... ¿con qué van a cocinar?”, cuestionó el arquitecto Carlos Muñiz Pérez, gerente de Urbanismo y Ambiente del Proyecto de Enlace del Caño Martín Peña.
“Hay que pensar desde lo más básico, desde darle alimento a esa persona. Tiene que ser un proyecto integrado de subsistencia. Es un espacio de trabajo de siembra y una cosa no puede estar muy distante de la otra, porque ahí no hay tan siquiera medios de transportación”, dijo el arquitecto.

Agregó que lo que se diseñe tiene que considerar la capacidad del terreno y las condiciones existentes del suelo.
“Debe ser un proyecto restaurativo ambientalmente”, puntualizó.
Muñiz entiende que es la oportunidad para llevar a la práctica el discurso ambientalista ecológico de una arquitectura sustentable, “porque si hay una comunidad que necesita un proyecto sustentable, es Haití”.

Haití tiene una deforestación con suelos drenados y desiertos en un nivel alto y los terrenos están sedimentados, desnudos, indicó.
“Eso agrava la condición del suelo para construir”, dijo. “Junto con un proyecto de la construcción de una comunidad tiene que venir la reforestación, porque si no, sería poner una curita, una solución a corto plazo y no estaríamos resolviendo a largo plazo”, dramatizó.
El arquitecto señaló que hay gente, muchos cerebros, que elucubran posibles soluciones, unas creativas, otras que pudieran parecer descabelladas, pero todas dirigidas a lidiar con este paradigma.

“Hay gente que ha planteado dispersar semillas en un avión como una medida de emergencia para reforestar. Se menciona la semilla del ‘meaíto’, que es un árbol africano que se propaga muy fácilmente y que tiene características de controlar el suelo y evita mucho la sedimentación”, mantuvo Muñiz.

“Hacen falta hidrólogos, ingenieros mecánicos. Hay que plantearse cómo captar el agua de lluvia y potabilizarla. Hay naturistas que potabilizan el agua con cáscara de coco o carbón. Hay que identificar las plantas que crecen rápido y son alimentos: guineos, plátanos. Frutos que no haya que cocinar y crezcan rápido, como la papaya”, ejemplificó.

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