martes, 29 de diciembre de 2009

Animalitos a la deriva

martes, 29 de diciembre de 2009
Francisco Rodríguez-Burns
Primera Hora

La recesión económica parece haberse convertido en un arma de doble filo para las mascotas del país.
Mientras se han duplicado y triplicado las adopciones en los albergues, organizaciones que defienden a los animales han recibido información de una cantidad alarmante de personas que no saben cómo costear el cuido de sus mascotas.

Aunque muchos de estos animales terminan en buenas manos, otros son abandonados en las vías públicas, sufriendo de maltrato ante sus pocas posibilidades de sobrevivencia.
“Con la recesión ha aumentado la cantidad de e-mails que recibo de personas que tienen problemas económicos que no pueden cuidar a sus mascotas. En algunos casos, los animales se dejan abandonados ” , indicó la entrenadora y editora de la revista Pet ID, Mariel Calderón.
Las autoridades no mantienen un registro actualizado de los animales realengos, pero el último estimado del Departamento de Salud del 2002 apunta a que su cantidad puede sobrepasar los 150,000.

A pesar de la cantidad de animales que requieren cobijo, en Puerto Rico hay apenas seis albergues, tres de los cuales están adscritos a los gobiernos municipales de San Juan, Carolina y Ponce.
En San Juan el Municipio ha intentado llevar la voz cantante en contra del maltrato a los animales, ofreciendo charlas educativas en comunidades y centros comerciales sobre el trabajo y la dedicación que conlleva el manejo de una mascota.

Además de sus obvias ventajas económicas, la administración municipal también ha intentado promover la adopción de un animal como un acto de humanidad y sensibilidad.
El llamado para adoptar a los satos puertorriqueños ha cobrado resonancia durante la época navideña.
Por ejemplo, en el albergue capitalino se triplicaron las adopciones desde el pasado noviembre, de 55 a 179, en comparación con el mismo periodo del año pasado. La instalación cobra unos $45 por cada animal que se entrega vacunado y esterilizado.

No obstante, el monto de animales entregados a la instalación o capturados por su personal se mantuvo prácticamente igual entre el 2008 y 2009, de 3,116 a 3,002.
“La gente tiene poco conocimiento en cuanto al cuido de un animal. Tiran muchos animales a la calle y otros los regalan”, sostuvo la ayudante especial del comisionado de Seguridad de la capital, Mariangeli Gely.

Pero a pesar de que organizaciones que defienden los derechos de los animales han mejorado las condiciones de vida de muchas mascotas, otros conocedores del tema denuncian un desconocimiento generalizado en torno al valor inherente de cada criatura.
“En términos legales, hemos avanzado bastante. El issue con los animales no es legal ni político. Es social. Todo tiene que ver con la educación de las personas. Con la recesión se puede disparar un poco más (la cantidad de animales realengos en la calle), pero esto se debe a que las personas no se educan al momento de adquirir un animal”, sostuvo la consultora de investigaciones de maltrato de animales Leisha Swayne, al destacar que muchos puertorriqueños obtienen el animal por impulso, sin tomar en cuenta las características de su raza ni si es la más apropiada para su hogar.

El fin de miles de animales resulta ser trágico. Lo que podría comenzar como una compra de impulso para satisfacer una necesidad inmediata podría terminar en una muerte injusta. El albergue privado Humane Society de Puerto Rico puede recibir hasta 120 animales en un día. La gran mayoría de estos animales terminan en el albergue porque sus dueños se quejan de sus ruidos o la cantidad de pelo que soltaban.
“La gente se quiere deshacer del animal porque no lo entiende y porque no sabe manejarlo”, dijo Swayne, quien trabaja para el albergue que apenas cuenta con unas 40 jaulas para todos los animales que alberga.

Para los rescatistas independientes que salvan animales, las Navidades resultan ser un tiempo agridulce debido a los animales que se adoptan y abandonan.
“El problema aquí es la mentalidad. Se ve el animal como un objeto. Muchas personas quieren un perro pequeño para el niño, pero cuando éste se cansa del animal, se regala. No hay un compromiso”, sostuvo Ingrid Parra, presidenta fundadora de Alianza Pro Adopción de Mascotas, Inc., un grupo voluntario de rescatistas profesionales.

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