lunes, 30 de noviembre de 2009

Cada día más seguras

lunes, 30 de noviembre de 2009
Arys L. Rodríguez Andino
Primera Hora

Reducir el estómago hasta el tamaño de una bola de golf puede ser la única manera que tenga un paciente de obesidad mórbida de salvar su vida asediada por enfermedades relacionadas con el exceso de masa corporal.
Aunque eran peligrosas hace 20 años, las cirugías bariátricas han reducido su mortalidad hasta llegar apenas a un .5 por ciento, que es prácticamente el riesgo de cualquier intervención quirúrgica.

Considerada una epidemia en el país, la obesidad convierte a un gran porciento de la población en candidato a una operación bariátrica. No obstante, y según el cirujano laparoscópico y bariátrico Rafael Iglesias, de 100 pacientes apenas se operan dos.
“Hace falta más educación, más cirujanos y el asunto económico”, detalló el catedrático del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, uno de tres cirujanos que realizan esta intervención en el país. “Si tú vas a Plaza Las Américas, ves que siete de cada 10 están en sobre peso o más, y de esas siete la mitad es obesa y uno es mórbido”, analizó.

Para que una persona sea candidata a una intervención bariátrica, debe tener un índice de masa corporal de más de un 40 por ciento o 35 si padece de alguna condición médica asociada con la obesidad. “Los que tengan 100 libras o más (en exceso) son mórbidos por definición. Cien libras de sobrepeso es para bariátrica”, expuso.
También se toma en consideración que el paciente haya tratado, sin éxito, diferentes maneras de bajar de peso. “Eso quiere decir que la persona está motivada”, afirmó Iglesias.

El experto en bariátricas con banda gástrica, una de las tres cirugías aprobadas para la reducción del peso mórbido, expresó que el propósito de la operación es obligar a que el paciente pueda llevar una dieta de 1,200 calorías diarias.
“Tiene que llevar dieta por siempre y ejercicio porque, si no, la pérdida no es la esperada. Es como único funciona la cirugía. Si no, va a engordar”, señaló.
Una ventaja de la banda gástrica (un anillo que reduce el tamaño del estómago) es que el paciente tiende a perder el apetito. “El estómago usualmente es del tamaño de una bola de fútbol americano y lo reducimos a una bola de golf. Se tiene que dejar en 30 mililitros porque, si se hace más grande, se estira y aunque no vuelve a ser como antes, el paciente aumenta”, observó el cirujano.

La reducción del peligro en las bariátricas, Iglesias la atribuye a que se ha aprendido a disminuir el impacto cardiaco y el riesgo pulmonar, además de que hay más conciencia de la necesidad de vitaminas y minerales para mantener al paciente en salud. La educación antes, durante y después de la operación es esencial.
“Hay que enseñarles nuevos hábitos alimenticios entrenando cuerpo y mente para después de la cirugía. En el pasado, en un paciente que moría, en la autopsia se encontraba que tenía arroz en el estómago”, mencionó.

Por lo general, un paciente de bariátrica está 4 semanas sin ingerir sólidos, un mes con puré y después ya puede empezar la comida regular, pero en cantidades pequeñas. No debe mezclar sólido con líquido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario