martes, 27 de octubre de 2009

Víctimas mortales del amor y el perdón

martes, 27 de octubre de 2009
Darisabel Texidor y Bárbara J. Figueroa Rosa
Primera Hora

El pasado fin de semana, dos mujeres se unieron a la lista de víctimas mortales de violencia doméstica, un problema social que, en la mayoría de los casos, deja al descubierto la dependencia emocional que sufren muchas féminas que perdonan el maltrato de sus parejas y consiguen con su compasión la muerte.

Precisamente, el indulto, tras múltiples ofensas y maltratos, pudo haber sido la causa de los asesinatos de Aideliz Suárez González y Leesuanette Cruz Hernández, dos madres que soportaron que sus parejas las ofendieran y castigaran hasta segar sus vidas.
En el caso de Aideliz, ésta había decidido darle una oportunidad a su esposo, de quien estaba separada, sin imaginarse que ese sincero perdón la llevaría a la muerte.

El pasado sábado en la madrugada, esta joven de 30 años salió junto a su compañero y padre de su hijo menor, Jorge Colón Rivera, a lo que parecía una salida de reconciliación, pero nunca regresaron a su hogar en el barrio Cuyón 2, de Aibonito, porque el joven de 30 años ya tenía planeado el destino de ambos. Éste la llevó hasta el barrio Carite de Guayama, donde la golpeó en innumerables ocasiones y luego la estranguló, causándole la muerte, para posteriormente suicidarse ahorcándose de un árbol muy cercano a donde yacía el cuerpo de su esposa.
Pero la noticia, que cayó como balde de agua fría a los familiares de la joven madre de cuatro niños, no fue una sorpresa, ya que conocían del constante patrón de maltrato al que era expuesta.

“Es muy doloroso tener que ir a reconocer el cuerpo de mi hija y ver el estado como me la dejó”, expresó Aide González tras su llegada del Instituto de Ciencias Forenses.
Ésta comentó que su hija vivió por tres años “un infierno” al lado del hombre que le quitó la vida, que estuvieron separados pero que su amor por él la llevó a perdonarlo en varias ocasiones.
“Él la manipulaba diciéndole que si no volvía con él mataba a su familia y que no podía vivir sin ella”, señaló la madre mientras recordaba.

Igualmente, destacó que su hija no tan sólo fue víctima de los maltratos de su esposo, sino también del sistema judicial y la Policía, donde nunca se le prestó la atención que su situación requería.
“Nosotros lo queríamos denunciar porque vimos cómo él la maltrataba y nos dijeron que no porque sólo podía hacerlo la víctima”, sostuvo indignada. Además, mencionó que la División de Violencia Doméstica de la Policía de Aibonito ignoró las señales de violencia, amparándose en que debían radicarse tres querellas antes de tomar alguna acción contra el agresor.

“Él estaba obsesionado con ella y es triste ver cómo se cegó acabando con la vida de ambos”, dijo González, quien aseguró que luchará para sacar hacia adelante a sus cuatro nietos, en especial el pequeño hijo de la pareja de año y medio.

Del mismo modo, Wilmarie Suárez, prima de la infortunada, narró que la noche en que vio por última vez a su prima todo parecía normal entre los esposos. Esa noche, su prima le dejó sus niños para que los cuidara, pero nunca le dijo a dónde iría junto a su esposo. “Me estuvo raro que me dejaran al bebé, pero no les pregunté a dónde iban”, dijo Suárez, quien recibió la última llamada a eso de las 12:40 de la madrugada, cuando la joven sólo preguntó por sus hijos.
“Sólo pedimos a Dios fortaleza para nuestra familia y el perdón para ese hombre”, reiteró la madre de Aideliz.
El cuerpo de la joven será expuesto en la funeraria Aibonito Memorial el miércoles y el jueves se realizará su sepelio.

perdón que ciega...
Por varios meses Leesuanette Cruz fue amenazada de muerte por su compañero consensual Armando Guzmán Reyes, pero el amor que sentía por el hombre le hizo ignorar las advertencias que el pasado viernes se hicieron realidad cuando, en un arrebato tras una discusión de pareja, éste decidió asesinarla.

La pareja llevaba poco más de dos años conviviendo en un pequeño apartamento en la calle Comerío, de Bayamón, y gran parte de ese periodo fueron protagonistas de varios altercados y discusiones que escuchaban los vecinos, quienes ayer lamentaban el triste final de la historia.
“Ellos se pasaban peleando todo el tiempo... es que él usaba drogas y se volvía como loco”, recordó Juan Luis Figueroa, vecino de la mujer que se desempeñaba como guardia de seguridad, y cuyo cuerpo fue encontrado amordazado y amarrado de manos y de pies.

Y es que, según confesó Guzmán Reyes, quien posteriormente se entregó a la Policía, el enojo de la última discusión que tuvieron lo alteró a tal nivel que decidió asfixiar con un cable eléctrico de un equipo de música a la mujer con la que compartía hace dos años.

Tras su alegato, al hombre se le radicaron dos cargos por asesinato en primer grado y apropiación ilegal de vehículo, pues tras cometer el crimen, huyó en el carro de la víctima.
Se le impuso una fianza de $410,000 que no pudo pagar, por lo que fue ingresado a la cárcel. La vista preliminar se llevará a cabo el 3 de noviembre en el Tribunal de Bayamón.

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