Fácil confundir el control con el amor

miércoles, 10 de diciembre de 2008
Arys L. Rodríguez Andino
Primera Hora

Un arreglo de flores, inofensivo como un primer detalle romántico, puede convertirse en el inicio de un patrón de control que desencadene en una letal agresión doméstica.

Luis A. Francis, psicólogo de la Junta Reguladora de los Programas de Reeducación de las Personas Agresoras, explicó ayer que la violencia doméstica puede empezar con unos controles sutiles difícilmente perceptibles.

“Al principio se confunde como parte del ritual de enamoramiento. Cuando le lleva flores muchas veces, no es el detalle, es el control. Te envié las flores y ahora me tienes que ver”, manifestó el profesional de la conducta.

Críticas a la familia, prohibiciones sobre la vestimenta y múltiples llamadas diarias también son manifestaciones del control que quiere tener un hombre sobre la mujer que cree que es de su propiedad.

“La misma persona se da cuenta que va más allá del enamoramiento”, aseguró Francis.
¿Cómo una mujer puede identificar el patrón?
-La mejor manera es cuando la mujer empieza a molestarle; cuando quedan en verse a las 12, pero ya está afuera a las 12 menos cinco pendiente a sus movimientos. Ésas son señales.
Una de las razones por las que las mujeres víctimas de agresores domésticos no se separan definitivamente de sus parejas es la ilusión de la reconciliación.

“La reconciliación puede parecer exquisita, pero al poco tiempo vuelve a lo mismo. Ahí empieza el patrón de agresión, perdón y reconciliación”, detalló.
El deseo de poder y control puede llegar a un nivel tan obsesivo, que el agresor cree cualquier cosa que esté en su mente.
“Yo recuerdo uno que decía que pasaba horas encondido frente a la casa (de su ex pareja) y si veía que se prendía la luz del baño, en su mente la mujer estaba con otro. Él estaba ahí todo el día, sabía que nadie había entrado a la casa, pero en su mente, ella estaba con otro”.

Violencia doméstica
Las mujeres deben orientarse en el momento que toman la decisión de separarse de sus parejas para definir cuáles serán las estrategias de protección de seguridad que deben tomar para proteger sus vidas. Si han estado en un ciclo de violencia, buscar ayuda es esencial.
La comunidad debe estar alerta para denunciar cualquier acto de violencia. Nadie se debe hacer de la vista larga cuando está en peligro la vida de una mujer, sus hijos e hijas y otros familiares. En teoría, cualquiera puede ser un agresor doméstico.

El maltrato emocional es casi siempre el inicio de un patrón de agresión que va escalando. Puede empezar desde decirle "a mí no me gusta cómo vistes" hasta encontrarles faltas a los familiares y prohibirles que los visite. Hay que estar vigilante ante las señales.

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Las Víctimas
Mujeres Asesinadas por violencia doméstica en el 2008

Ana Díaz Vázquez , de 50 años, asesinada el 1 de enero en Toa Baja por su ex pareja Samuel Sierra Placeres, con un martillo y un arma blanca.
Agente Maribel Álvarez Burgos, de 35 años, tiroteada el 5 de enero en Naguabo, por su esposo el agente Edwin Dávila Colón, con arma de reglamento.
Deborah Berrocales Lugo, de 34 años, tiroteada el 13 de enero en Guayanilla por su esposo, el policía Carlos Ramos, con arma de reglamento.
Migdalia González Ruiz, de 51 años, el 31 de enero en Utuado por su ex esposo Miguel Montalvo, quien le disparó y se suicidó.
Diana Muñiz Ortiz, de 26 años, el 3 de febrero en Bayamón, por su esposo Javier Pagán, quien la estranguló y se suicidó.
Tamara Ortiz Irizarry, de 28 años, el 6 de febrero en Ponce, por su ex compañero Elvin Ortiz, quien le disparó y se suicidó.
Marilyn Marrero Negrón, de 39 años, el 7 de febrero en Morovis, por su ex compañero Edwin Soto, quien le disparó y se suicidó.
Daphne Judith Maldonado, de 17 años, asesinada de un golpe con un pedazo de madera el 23 de febrero en Aguada, por un menor de 16 años con el que quiso cortar una relación incipiente.
Ana E. Batista Feliciano, de 43 años, el 29 de febrero en Yauco, por su esposo Julio César Paneto, quien la acuchilló.
Aida Otero Cuevas, de 27 años, acuchillada el 8 de abril por su ex compañero Marcos Gaud Rosa, en su trabajo, en el Hospital del Maestro en Hato Rey.
Yazmín Vilá Ortiz, de 33 años, tiroteada el 16 de abril en Las Piedras por su pareja, Jaime Santos.
Luz E. Rosado Aponte, de 30 años, apuñalada el 18 de mayo en Juana Díaz junto a sus dos hijos, por su esposo Domingo Barrera.
Inocencia Pérez, de 48 años, asesinada el 1 de junio en Santurce por un ex compañero.
Carmen Moya Santiago, de 42 años, apuñalada por su pareja, Manuel Rodríguez, el 1 de junio en el cementerio de Isabela.
Samira Rijos Ruiz, de 35 años, tiroteada el 7 de junio por su ex esposo Pedro Kuilan, en Bayamón. Iris González González, de 63 años, de un disparo, por su compañero Miguel Soto, en el 16 de junio en Mayagüez.
Ana D. Correa Miranda, de 71 años, apuñalada por su pareja José Benítez el 16 de junio en Hato Rey.
Zayda Hernández Ayala, de 41 años, acuchillada el 5 de julio en Vieques por su esposo, Roberto Álamo.
Yesenia Pagán Cotto, de 31 años, acuchillada por ex pareja Héctor Andino el 30 de julio en Trujillo Alto.
Rosa M. Curet Rivera, de 29 años, apuñalada el 9 de agosto por su ex Samuel Vega, en Yauco.
Carmen L. Quiñones Vargas, de 30 años, tiroteada por su ex, José Lloubert, el 20 de agosto en Ponce:
Nilda Cordero Santiago, de 46 años, asesinada a machetazos el 10 de septiembre por su ex pareja, Crescencio Ayala, en San Germán.
Zaydel Gaitán Valentín, de 32 años, el 20 de septiembre en Vega Baja por su ex esposo policía Eric Meléndez, con arma de regclamento.
Nelsie Serrano Ortiz , de 50 años, tiroteada el 2 de octubre en Arecibo. Se investiga a su ex esposo.
Margarita Rosado Natal, de 44 años, estrangulada y cortada en pedazos por su ex esposo, Alberto Cordero, el 27 de octubre en Aguadilla.
Maritza Nieves, de 41 años, estrangulada el 23 de noviembre en Aguadilla por su pareja, Carlos López.
Maricelis Cordero Malavé, de 28 años, asesinada el lunes en Santa Isabel por su ex, Héctor Alicea.

Fuentes: Policía, Procuraduría de las Mujeres