lunes, 27 de julio de 2009

El Plan Obama: fin de la luna de miel

Por Juan LaraEspecial para EL VOCERO
27 de julio de 2009 05:00 am


Por lo menos en lo que atañe al programa de reactivación económica, la luna de miel del presidente Obama ya está llegando a su fin. Cada vez son más las críticas de opositores—incluyendo a economistas muy respetados—que apuntan a los posibles efectos adversos de la política económica de Washington. La inflación todavía está muy controlada, pero el debate de la inflación ya se desató y va ganando intensidad día a día.


La andanada más reciente contra el Plan Obama vino del distinguido economista Michael Boskin, en una columna publicada en el Wall Street Journal. Boskin advierte que la política de gastos para impulsar la economía—que ha llevado al déficit del gobierno federal, por primera vez en la historia, a más de un millón de millones de dólares (un trillion, en inglés)—provocará una fuerte inflación y obligará a al gobierno a subir los impuestos. No es el primero en decirlo, pero es una voz de mucho peso.


Apenas unos días antes de publicarse las críticas de Boskin, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, publicó también una columna en la que defendía la posición actual de la política monetaria y le restaba importancia al riesgo de la inflación, por lo menos en el futuro cercano. En esa columna, Bernanke mencionó varias formas distintas que tiene la Reserva de evitar un aumento en la inflación, cuando llegue el momento. Lo que no dijo con mucha claridad es que todas ellas tienen una cosa en común: todas conllevan aumentos en las tasas de interés.


Así que el debate de la inflación está montado; Bernanke ha pasado a la defensiva. En algún momento tenía que ocurrir. Hace varios meses, en una columna en este diario, indicábamos que el tsunami de liquidez desatado por la Reserva Federal para conjurar la crisis financiera es una bomba de tiempo de inflación. Súmesele a eso una política fiscal de fuertísimos aumentos en el gasto público, y no hay la menor duda de que, una vez recuperada la economía, habrá que darle marcha atrás a las medidas agresivas de política monetaria y fiscal de los últimos nueve meses.
Ningún país, ni siquiera Estados Unidos, puede efectuar un ajuste como el requerido por la crisis actual sin incurrir en costos sustanciales. Esos costos, a la larga, se manifestarán en una de tres vías, o en una combinación de las tres: más inflación, más impuestos o tasas de interés más altas. Yo apuesto por la tercera.


Por lo tanto, el debate en sí no es sorprendente. Lo que sorprende—por lo menos, a mi—es que se haya desatado tan pronto. El Plan Obama todavía tiene mucho terreno por recorrer, y es muy peligroso que esté bajo ataque en una etapa tan temprana. En parte la culpa es del propio presidente y sus asesores, que prometieron un programa agresivo de gasto público, pero diluyeron el efecto económico de ese gasto convirtiéndolo en “un tubo con muchas plumas”.
Lo ideal hubiera sido concentrar todo o casi todo el dinero en la inversión en infraestructura—una sola pluma—para que el chorro tuviera un efecto fuerte y en bien poco tiempo. Eso explica en parte por qué Bernanke estuvo bajo fuego en el Congreso en estos días; algunos congresistas cuestionan por qué con tanto gasto no ha habido un repunte más fuerte en la economía.


¿Por qué hemos de prestarle atención a este debate? Porque los puertorriqueños necesitamos que el Plan Obama continúe y funcione lo más pronto posible. Si se debilita la voluntad de la administración en Washington de mantener el rumbo actual, la recuperación podría ser más lenta y más débil de lo que necesitan tanto Estados Unidos como Puerto Rico. Crucemos los dedos para que el petróleo, los alimentos, y, en general, la inflación, no suban demasiado en los próximos meses.


* Juan Lara es profesor de economía del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico
“Los puertorriqueños necesitamos que el Plan Obama continúe y funcione lo más pronto posible”, Lara

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