05 de junio de 2009 04:00 am
El accidente de tránsito ocurrido en Perú, que causó la muerte al puertorriqueño Ismael Santos García, es una tragedia que troncha una vida dedicada a servir al prójimo.Médico de profesión y misionero, Santos García acostumbraba viajar varias veces al año al país suramericano a llevar medicamentos y atender a las personas en comunidades pobres.
Su esposa Carmen Emilia Sevillano lo acompañaba en las travesías que no tenían otro propósito que brindar amor y ayuda a todo el que lo necesitara.En el accidente, ocurrido en la Ruta Panamericana Norte, murieron también Sevillano y la madre del médico. Otras 13 personas también fallecieron mientras que 24 resultaron heridas.No es la primera vez que la muerte sorprende a un puertorriqueño en labores humanitarias. Sin embargo, queda demostrado la calidad humana de quien a pesar de limitaciones físicas, vivió para servir a los demás y llevar un mensaje de alivio y esperanza.Entrevistado por EL VOCERO, el padre del galeno dijo que a pesar de la tristeza que le embarga en este momento, se siente orgulloso del trabajo y la dedicación que caracterizaron a su hijo.
En estos tiempos en que vivimos inmersos en una rutina de preocupaciones, prisa y poco tiempo para otras cosas, debemos meditar sobre el ejemplo de Ismael Santos García. Todos tenemos la capacidad de ayudar a otros. A veces, lo que nos parece poco, puede significar un mundo de diferencia para alguien en necesidad.En vez de fomentar los conflictos, ayudemos a quienes se encuentran en un momento difícil, y honremos la memoria de personas que como Ismael, dieron cátedra de lo que significa vivir desprendidamente y dispuesto siempre a dar la mano.
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