viernes, 3 de abril de 2009

Jóvenes ante el abismo

viernes, 3 de abril de 2009
Mariana Cobián
Primera Hora

En plena adolescencia, cuando muchos tienen metas trazadas sobre cómo serán sus vidas en el futuro, otros prefieren tronchar cualquier posibilidad de alcanzarlas.

La tasa de suicidio entre adolescentes no es alta, pero sí las ideas e intentos de quitarse la vida.
Un estudio de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) reflejó que el 12.8 por ciento de la población juvenil ha mostrado en algún momento comportamientos suicidas.

La catedrática asociada Linnette Rodríguez presentó el análisis llamado Comportamiento suicida entre estudiantes adolescentes de escuelas públicas, que usó como base una muestra de 55,227 alumnos de séptimo grado a cuarto año de escuelas públicas que participaron en la encuesta Consulta Juvenil de 2002-2004 realizada por la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (Assmca).

Rodríguez deseaba determinar cómo se distribuían geográficamente las ideas y los intentos suicidas entre los jóvenes y, para su sorpresa, se concentran más en el área este y sureste de la Isla.

“Pensaba que lo vería más en el área metropolitana porque vivir en San Juan no es fácil, pero el patrón de prevalencia más alta es en el sureste y este”, explicó la coordinadora de programas de epidemiología.
Los intentos suicidas son más comunes en Culebra, Guayama, Ceiba, Fajardo, Toa Baja, Luquillo, Yabucoa, Humacao y Vega Alta. Mientras, la mayoría de los que piensan suicidarse viven en Toa Baja, Guayama, Fajardo, Patillas, Yabucoa, Humacao, Ceiba y Culebra.

La experta recomendó dirigir programas de prevención específicamente a las áreas de mayor prevalencia.
El estudio reflejó que algunos han intentando suicidarse cuatro veces o más, según contestaron los participantes cuando se les preguntó si habían considerado seriamente suicidarse y cuántas veces.

“Los que han intentado suicidarse cuatro veces o más son 1.2 por ciento, que representa una población de casi tres mil estudiantes”, manifestó Rodríguez.
Agregó que este número es significativo porque “mientras más lo intentan, tienen más riesgo de completarlo”.

Recordó que en Puerto Rico ocurren un promedio de 300 suicidios anualmente y por cada suicidio completado, hay alrededor de 150 que lo intentan y no lo logran.
También hay otros que se reportan como accidente o lesiones no intencionales, por lo que están “mal clasificados”.Factor en común

Rodríguez examinó 14 variables como la población, el nivel de pobreza, ingreso familiar, porciento de población que se ejercita, entre otros. Pero el factor de riesgo más presente son síntomas de depresión.

“De todas las variables, (la depresión) es la más importante asociada al comportamiento suicida. Es la variable principal, la más fuertemente asociada”, manifestó la profesora que participó del XXIX Foro de Investigación y Educación del RCM.

Destacó que la mayoría de los que intentan suicidarse son féminas con 17 por ciento, mientras que siete por ciento de los varones lo tratan.
Si los estudiantes están en riesgo, el problema sería peor si se cuentan los desertores escolares, según Rodríguez.

“La prevalencia sería aún más alta”, manifestó.El efecto de las drogas
El catedrático asociado del RCM Juan Carlos Reyes estudió El uso de múltiples substancias como factor de riesgo para el intento de suicidio con la base de datos de Consulta Juvenil de 2005-2007.

El mismo demostró que, en efecto, los jóvenes que fuman, beben, consumen drogas o medicamentos recetados están más expuestos a tratar de quitarse la vida.
Y mientras más sustancias usen, peor es.

“Cuando el niño se deprime, trata de manejarlo con alcohol y drogas. Tienden a usar sustancias para buscar una solución que se convierte en un problema mayor”, recalcó.

Los intentos suicidas aumentan de 4.6 por ciento a 12.4% si es usuario de una sustancia. Si usa dos, sube a 23.5 por ciento. Al usar tres o más, se disparan a 31.8% los intentos.

“Muchas veces los intentos son un reflejo de depresión, tensión. Reflejan los problemas en la casa y son un cry for help (llamado de ayuda) que, muchas veces, es para llamar la atención, pero hay que hacerles caso”, expresó Reyes.

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