lunes, 9 de marzo de 2009

Halla en la fonda el aroma de su fe

lunes, 9 de marzo de 2009
Arys L. Rodríguez Andino
Primera Hora

Humacao. A las doce del mediodía se escucha en La Sazón de Jenzza la voz alegre de una mujer que grita ¡dos almuerzos calle!, ¡que sea con cuatro arepas de coco!
Su físico probablemente no responde al de las mujeres que trabajan en fondas, pero sí que sabe manejar la suya.

Los que van a su fondita la tratan con mucha familiaridad. Se nota que son asiduos comensales. Pero no todos conocen su trasfondo de mujer luchadora, sobreviviente de violencia doméstica que supo detener un ciclo de maltrato y que se convirtió, como tantas otras, en jefa de familia.
Jennier Sánchez Morales, de 28 años, todavía contempla el palo de mangó donde lactaba a su niña hace cuatro años.

“Cuando yo me separé de mi esposo, que yo no tenía trabajo y no tenía ingresos, estaba lactando a mi nena full time y mi ex jefa me dio la oportunidad de trabajar aquí”, comentó Jennier sentada en el balconcito de la fonda después de la hora del rush. “Cada vez que la nena lloraba, mi mamá me la traía y yo, debajo de ese palo de mangó, me sentaba en una sillita y me la pegaba; y eso era casi una hora”, narró.

Inmersa en un patrón de violencia psicológica, Jennier atravesó momentos de mucha fragilidad emocional. Tanta, que no era consciente de que era maltratada. Hasta que la amenazaron con matarla.
“Mi hija no va a crecer así”, decidió la joven madre en aquel momento.

Ya con la determinación, aprovechó un momento de soledad en la casa para recoger las cosas que pertenecían al padre de su niña. Esa noche buscó una orden de protección y en los próximos días se orientó en la Procuraduría de las Mujeres, donde la refirieron a Matria, una organización que les brinda herramientas de superación a las víctimas de violencia doméstica.

“Me vi sola y me asusté; mi sueldito, tú sabes, era de una fonda”, recordó. “Yo pensaba que no iba a poder pagar mi casa ni nada”.
Con la ayuda de Matria se comprometió consigo misma a “salir de eso”. “Esto es un círculo vicioso, es un círculo de agresión, perdón, olvidar, agresión, perdón, olvidar”, reflexionó sobre un proceso en el que todavía trabaja.

Un taller de apoderamiento la convenció de que podía. “Tú sales de esos talleres y te hacen sentir realmente lo que tú eres”, afirmó.
Otro taller de microempresas la hizo soñar con una compañía que repartiera almuerzos.
Pero los caminos de la joven de Humacao estaban en la fonda. Su jefa decidió retirarse y Jennier, empujada por Matria y sus padres, se lanzó a administrar el lugar.

“Yo no me atrevía porque pensaba, ¿y si fracaso y la gente ve eso?”, confesó la comerciante sobre el miedo que, finalmente, no la dominó.
Hace seis meses administra el negocio que le da su sustento y el de su hija. No le importa empezar a las seis de la mañana ni terminar algunos días a las ocho de la noche, después de hacer las compras para la fonda.

Vive agradecida de Felipa Montañez, la mujer que le enseñó todo lo que sabe del manejo de la fondita en Punta Santiago.
“Mi sueño es tener un restaurante y nunca cocinar”, admitió la mujer, quien todavía tiene presente sus primeros días como administradora de la fondita, cuando tenía que ir al supermercado todos los días porque no tenía dinero para hacer una gran compra.

Acerca del origen de su valor, Jennier no duda en atribuírselo a su niña. “Es la nena, punto. Es la nena, porque yo pienso a veces que si hubiese sido sin ella yo quizás estaría todavía en esa situación”, analizó.
De hecho, para que su niña aprenda a ser independiente ya le ha enseñado el valor del dinero y la necesidad de trabajar para conseguirlo.

“Ella quiere una fiesta en la playa con una carpa. Le dije que hiciera dibujos y los viernes se los compramos a peso”, contó.
Jennier está segura de que todas las mujeres tienen la fuerza necesaria para salir adelante, pero piensa que es necesaria una motivación externa.
“Hay que querer salir adelante y buscar ayuda. Ésta (la fonda) es mi terapia. Antes era una persona aquí y otra en casa; ahora soy aquí la misma que soy en casa”.

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