lunes, 9 de marzo de 2009

Las titanas

lunes, 9 de marzo de 2009
Nydia Bauzá
Primera Hora

Día tras día miles de mujeres hacen malabares y se fajan para cargar sobre sus hombros la jefatura de sus hogares.

Muchas tienen más de un empleo para poder bandearse con los múltiples gastos de la familia que tienen que sacar adelante, en una sociedad cada vez más compleja y en medio de la crisis económica que afecta a Puerto Rico. Algunas ni siquiera reciben pensiones alimentarias ni ayudas gubernamentales y tienen que correr solas con la pesada carga económica y social.

Los datos recientes recopilados por el Negociado del Censo federal revelan que uno de cada tres hogares de familia en el país está dirigido por una mujer sola. Las cifras de 2005 a 2007 revelan que más de la mitad de ese grupo de mujeres jefas de familia, sin un esposo presente en el hogar, no está incorporada a la fuerza laboral y que dos de cada tres viven bajo niveles de estrechez económica. En este caso, los datos demuestran que un 58 por ciento de las familias encabezadas por mujeres jefas solas viven bajo el nivel de pobreza. Es decir, que de cada 10, seis están bajo los niveles de pobreza y, si tienen hijos menores de 18 años, la razón es de siete de cada 10.

Las reveladoras cifras muestran una tendencia alcista si se comparan con décadas anteriores. En 1970, un 15.6 por ciento de los hogares de familia eran dirigidos por una mujer sola.
En 2007, estas mujeres representaban un 32 por ciento de los hogares de familia en el país. Esta proporción se duplicó en un periodo de 35 años. En San Juan, la cifra actual de mujeres jefas solas se eleva a 41 por ciento.

“Estas cifras evidencian que la jefatura de mujeres continuará incrementándose en Puerto Rico. Es evidente que este grupo de capitanas de familia conforma un sector considerable de los jefes de hogares en el país”, dijo la demógrafa Judith Rodríguez.

“Las proyecciones son de que este grupo va a continuar en aumento, lo que representa un reto para todos los que formulan política pública y prestan servicios a este sector poblacional”, sostuvo la experta, que atribuye el alza al aumento en los divorcios, separaciones y al auge en las madres solteras, particularmente en las zonas metropolitanas.

Los datos analizados por Rodríguez arrojan que entre 2005 y 2007, San Juan tenía 39,421 mujeres a la cabeza de sus hogares, sin esposo o compañero presente, lo que representa un 41 por ciento de todos los jefes de hogares en la capital y un 14 por ciento del total de jefas de hogares de familia en Puerto Rico. Los números indican que el 30 por ciento de esas mujeres reside en Bayamón, Caguas, Carolina y San Juan.

Rodríguez dijo que las cifras pudieran ser más altas aún porque hay otro sector importante de mujeres que comandan hogares y para fines del censo federal no cualifican como jefas de hogares de familia. El censo define hogares de familia como aquellos donde viven dos personas o más relacionadas por lazos de sangre, matrimonio o adopción.

“Los datos nos afirman lo que ya veníamos comentando por varios años de que la pobreza tiene cara de mujer”, dijo la procuradora designada de las Mujeres, Joanne Vélez.
La abogada indicó que cada día son más las familias que están encabezadas por mujeres y lamentablemente son menores los ingresos que éstas puedan recibir en comparación con los ingresos reportados por los varones.

“Hay un desfase que persiste. Todavía la mujer gana menos que el hombre por el mismo trabajo, en la mayoría de los renglones, desde los oficios hasta los niveles profesionales”, sostuvo la abogada.
Dijo que a la falta de equidad salarial hay que añadirle las múltiples responsabilidades que carga la mujer con respecto a la familia, como el cuido de sus hijas e hijos y demás miembros de la familia extendida.

La Procuradora indicó que muchas mujeres, ahora con más razón -por la situación económica que afronta el país-, se ven obligadas a buscar otros ingresos para completar el presupuesto familiar.
“Son unas titanas. Afrontan todas las responsabilidades y retos a cargo de su familia y se lanzan día a día a la calle a buscar el sustento para sus hijos ante situaciones adversas. Aun cuando ganan menos que el varón, siguen luchando, a veces buscando un segundo o tercer trabajo para ayudar a su familia”, dijo.

Sostuvo que en muchos casos no reciben las pensiones alimentarias que les corresponden a sus hijos porque no las solicitan. “Muchas veces su ex pareja de manera informal brinda alguna ayuda cuando puede o cuando se siente cómodo para hacerlo, pero es su obligación. Es un derecho que tenemos que recalcar. Todavía hay mujeres que se sienten culpables de pedirle al padre de sus hijos el pago de una pensión alimentaria”, acentuó la líder feminista.

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