martes, 17 de febrero de 2009

Practican la prostitución bajo la amenaza del castigo

martes, 17 de febrero de 2009
Rosita Marrero
Primera Hora

En Puerto Rico la prostitución está prohibida, sea masculina o femenina, contrario a otros países en los que el negocio del sexo está reglamentado y los gobiernos establecen medidas salubristas, para beneficio de los trabajadores sexuales y de los ciudadanos.
Está tipificada como un delito menos grave castigable con hasta tres meses de cárcel. Ocasionalmente se hacen redadas, pero los casos, aparte del mal rato de las trabajadoras sexuales y el susto de los clientes, no quedan en nada.

“La Cana”, el transexual entrevistado por Primera Hora, dice que “las muchachas” resienten la intervención de la Policía.

“La Policía hoy no ha hecho nada: lo único que hacen es insultarnos y faltarnos el respeto, otros pasan relajando. Hacen redadas injustificadamente, para humillarnos, para decir en la televisión: 'Cogimos tantos patos', pa' que los graben, pa' que la gente se burle'”, explicó.
“Pasa algo en esas calles y nos asaltan y los policías nos dicen que no pueden hacer nada. No podemos tener armas para defendernos, no podemos usarlas porque a la que meten presa es a nosotras”, dramatizó.

En Puerto Rico, existen diferentes organizaciones, como COALi, bajo cuyos programas Tanamá y ACHÉ, dirigidos a la prevención de VIH-sida y otras enfermedades de contagio sexual, se acercan a estas poblaciones de transexuales y varones prostitutos para promover técnicas de sexo seguro y o distribución de condones y lubricantes y literatura de manera gratuita.
Se han hecho estudios donde se señala que los varones y transexuales se protegen con sus clientes, pero no así con sus parejas sentimentales.

“Muchos de nosotros para tener sexo oral o anal nos protegemos. Usamos profilácticos. A muchas de las que estamos en la calle nos proveen la gente de Tanamá y ACHÉ, pero, yo diría que deben darlo más seguido. Muchos de los hombres que van a la calle quieren tener relaciones sin profilácticos, sin protección alguna. Y uno le dice: “Mira no, yo no me voy a enfermar por $100 o $200”, porque a él le da la gana. No es simplemente el sida. Hay enfermedades venéreas de la boca. Yo no beso. No me gusta. Yo voy a lo que voy”, expuso la Cana.
Jaime Luis Santana, del programa Tanamá, indicó que son los transexuales los que se preocupan por buscar protección.

“Nos piden a nosotros ayuda para enseñarles técnicas seguras, ya que hay un desnivel de servicios y dinero”, dijo.
“Hay alguien que te ofrece $100 por hacerlo sin condón. Hay que buscar técnicas, herramientas para negociar, porque su salud está primero. Tanto que han invertido en su cuerpo. Es su mayor inversión. Su autoestima nos ayuda a que puedan tener sexo seguro”, dijo.

El profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Puerto Rico José Toro sostuvo que existe la prostitución masculina en otras estratas de clase media y media alta, donde incluso se les cambia el nombre y se les llama escorts, y la venta de placer masculino se da dentro del contexto del intercambio económico.

“La industria sexual es una en la que estamos todos muchas veces involucrados: el guardia que sabe lo que está sucediendo y hace caso omiso; el taxista que transporta al turista a esos lugares; el dueño del bar donde se hacen los acuerdos; el motel que permite el espacio del encuentro; y la sociedad que valida el cuerpo como una mercancía”, elaboró.

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