martes, 17 de febrero de 2009

Meracderes de fantasías

martes, 17 de febrero de 2009
Rosita Marrero
Primera Hora

“La Cana”, como se le conoce en las calles donde vende su cuerpo y ofrece sus servicios a hombres de todas las escalas sociales y edades de todos los oficios y profesiones, incluyendo políticos, artistas y pastores, sale a buscar clientes.
La Cana es el nombre que usa cuando “viste de rubia”, aunque prefirió posar para Primera Hora con su cabellera oscura. La transexual, de 25 años, se inició en el mundo de la prostitución masculina cuando apenas era un niño de 13 años.

Los transexuales, encerrados en un cuerpo de hombre o de mujer, enfrentan, según los estudiosos, muchas más vicisitudes y discriminación que otros grupos marginados, por su identidad de género, opuesto al del sexo con el que nacieron.

Se les ve desparramados por las calles oscuras, por las avenidas, cerca de los clubes o lugares que garantizan la presencia masculina.
Cuando cae la noche, legiones de “mujeres” de llamativas vestimentas, de cabelleras multicolores, de ademanes y gestos exageradamente femeninos, salen a trabajar en el único oficio que conocen y donde único tienen oportunidad.

En la calle se les acepta y pueden validar su identidad de género: mujer.
No tienen de otra, aseguran. No consiguen empleo.
“Yo empecé a los 11 años. Mi mamá lo sabía. Yo me vestía de mujer. Me ponía trajes de mi hermana”, narró La Cana.
“Yo compartía mucho con mis amistades. Había un papá de un amigo mío que iba a la iglesia y él se propasaba conmigo. A los 11 años, yo no sabía mucho. Una cosa es que tú quieras; otra es que te fuercen a tener sexo como tal”.

A esa edad fue abusado por el papá del amigo, que iba a la misma iglesia, quien se lo llevó a un cañaveral.
“Por el camino me empezaba a insinuar cosas y entonces le cogí miedo y empezó a tocarme. Yo me asusté mucho. Me llevó a un cañaveral. Sacó un machete, sacó una sábana y yo me dije: 'Me mata'. Trató de penetrarme pero no llegó a hacerlo. Me tocaba. Se masturbó. Me dio la sábana para que me limpiara, pero me dejó a pie allí”.

Este relato de La Cana dramatiza y fue preámbulo de lo que sería su vida. Su agresor cumplió cárcel y ella, su destino.
“Ya en el grado once me salí de la escuela, porque ya estaba más suelto, más declarao, ya me prostituía en la calle (desde los 13 años). Antes me vestía de mujer y me gustaba, pero no me prostituía. Me gustaban los nenes, pero después de ver a mis amigas cobrando, empecé a cobrar”, explicó.

“Me encanta vestirme de mujer, y janguear por ahí. Pero no me gusta el trabajo como tal de la calle. Pero, es una forma bien fácil de sacar dinero. Y a la vez que tienes ese dinero fácil, esas cantidades que tú nunca tenías...”

¿Cuánto gana un transexual en la calle?
Se saca bastante dinero. Puedes hacer mil en un día.
Dicen que ustedes son las más caras, ¿por qué?
Los hombres lo que buscan en la calle son fantasías. Y no quieren personas con senos. Lo que buscan son los travestis vestidos de mujer. Les gustan hombres vestidos de mujer. Cuando buscan sexo, lo que quieren es que el hombre se lo haga a ellos, (incluso) teniendo esposas.

¿Quiénes son esos clientes?
La gente que tú menos piensas, del Senado, de la política, de todo. La gente que menos te imaginas van por ahí. Mira, van hasta pastores de iglesia y, por supuesto, los hombres casados.

¿No es fácil lo que vives?
Se sufre, porque somos personas que sentimos y queremos. Nos prostituimos para sobrevivir. No es lo que se piensa de que le gusta un macho y quiere tirárselo...

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