jueves, 5 de febrero de 2009

20,000 genios en el limbo

jueves, 5 de febrero de 2009
Janet González Bolívar
Primera Hora

Sus destrezas y conocimientos sobre el promedio sorprenden a muchos: aprenden a leer a edad temprana, tienen un alto espíritu crítico y una memoria excepcional, y demuestran liderazgo desde pequeños. Aunque se les ha etiquetado como “genios”, los términos acuñados por la comunidad médica son menos impactantes: personas dotadas y superdotadas.

¿Qué es el IQ?
Una prueba de inteligencia que estima la capacidad general del pensamiento y razonamiento para evaluar la inteligencia de una persona según su edad. El psicólogo francés Alfred Binet elaboró en 1904 el primero de estos tests, la escala de inteligencia Binet-Simon, que fue el origen de las actuales pruebas de coeficiente intelectual (CI), el término castellano para designar al IQ.
Persona promedio: 90-109 puntos Promedio alto: 110-119 puntos De inteligencia superior: 120-129 puntos Dotada: 130-139 puntos Superdotada: 140 puntos en adelante

Más allá de los calificativos, la realidad de estas personas -particularmente en su infancia y juventud- es más que evidente para todos: su edad cronológica no coincide con la intelectual.
Según el psicólogo clínico Luis Sánchez Caso, quien atiende a niños con altas capacidades, los dotados tienen “el potencial de presentar un funcionamiento excepcional en una o más áreas”, incluidas la intelectual, artística o creativa. Por ello, aprenden con mayor facilidad y rapidez que el individuo común, logrando niveles más altos que sus pares.

En términos más concretos, el Dr. Michael Woodbury, psiquiatra y catedrático asociado del Recinto de Ciencias Médicas, detalla que los dotados alcanzan un coeficiente intelectual (CI) -el conocido IQ anglosajón- de 130 puntos o más, mientras que la persona promedio registra de 90 a 110. Las personas altamente dotadas o superdotadas tienen coeficientes de inteligencia mayores de 140.

población a la deriva
Para atender y desarrollar sus capacidades, los niños y adolescentes dotados requieren programas académicos que estimulen y potencien su inteligencia. Ellos comprenden más rápido y mejor que sus compañeros de aula y les gusta profundizar en muchos temas, por lo que el currículo estándar les queda corto.

Contrario a la realidad del sistema de instrucción estadounidense, que cuenta con programas y escuelas especiales para niños dotados, el Departamento de Educación (DE) local apenas los tiene en cuenta. Ésta es, precisamente, una de las mayores quejas de Héctor Rivera, presidente de la Asociación de Padres de Niños Dotados de Puerto Rico (APreNDo), quien lamenta que el DE ni siquiera cuenta con una definición oficial de lo que es un estudiante dotado.
A este respecto, durante el día de ayer, este diario intentó en repetidas ocasiones obtener una reacción del Departamento de Educación sobre esta problemática Nuestras llamadas, sin embargo, no fueron devueltas.

“Las escuelas no tienen nada para este tipo de estudiantes”, prosiguió Rivera, quien es padre de una niña dotada. “Lo único que en realidad ofrecen es maltrato: maltrato social, psicológico y educativo”.

La falta de alternativas educativas para esta población -que se estima en unos 20 mil estudiantes, según las cifras publicadas por APreNDo- acarrea diversas consecuencias negativas, como baja autoestima, conductas depresivas y hasta deserción escolar.

“Muchas veces, están perdidos en el salón de clases porque se desconectan. Muchos se convierten en lower achievers, o estudiantes de pobre rendimiento”, advierte el Dr. Sánchez Caso. “El mundo está hecho para la persona común, y el sistema educativo sólo ofrece la educación en masa: darle la misma información a más cantidad de personas. Estos niños, como aprenden tan rápido, ¿qué más van a hacer en el salón de clases?”, cuestiona. De ahí que muchos psicólogos, de acuerdo con el propio Sánchez Caso, diagnostiquen erradamente a estos niños con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad y con el trastorno oposicional desafiante.

Un paso urgente
Además de programas especializados, la “alternativa más poderosa” para ayudarlos -según Rivera- es la aceleración de grado. “Saltar de año”, aunque mal visto por algunos psicólogos y objetado en muchas escuelas, ha sido avalado por más de 50 años de investigación, de acuerdo con el Templeton National Report on Acceleration. El informe resume los hallazgos de más de 300 estudios pedagógicos, y publica que la aceleración, entre otras ventajas, mantiene el estímulo académico del niño y aumenta las posibilidades de que aspire a grados educativos más altos.

El Dr. Luis Sánchez Caso es psicólogo clínico con práctica privada. Para consultas, llama al 787-783-0123. El psquiatra Michael Woodbury labora en la Clínica de Siquiatría del Recinto de Ciencias Médicas. Para citas, comunícate al 787-766-0940. La Asociación de Padres de Niños Dotados de Puerto Rico (APreNDo) orienta a familias y capacita a profesionales que deseen atender a los niños dotados. Para más información, llama a los números 787-884-8939, 787-381-6281 y/o 787-717-5112. También puedes visitar la página electrónica www.prgifted.org.

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