lunes, 26 de enero de 2009

Latinos mas resistentes a tratamiento

Lunes, 26 de Enero de 2009
Sara M. Justicia Doll
Primera Hora

Urge desarrollar nuevas terapias para tratar la hepatitis C, particularmente en pacientes latinos.
En lo que constituye el primer estudio en el que se evalúa el efecto del tratamiento tradicional para hepatitis C entre distintas etnias, los latinos, incluyendo los puertorriqueños, resultaron ser más resistentes a los medicamentos para combatir la enfermedad.

Los reveladores resultados fueron comparados con un grupo de norteamericanos blancos. Y, según la conclusión, para los latinos es más difícil curarse de hepatitis C.
Esto es preocupante ya que para la hepatitis C no hay vacunas y muchas veces se le ha llamado el asesino silencioso.

En entrevista exclusiva con PRIMERA HORA, la gastroenteróloga y consultora en diseño de estudios clínicos, Maribel Rodríguez Torres, directora médica de la Fundación de Investigación De Diego, explicó que a raíz del estudio, publicado el 15 de enero en la prestigiosa publicación New England Journal of Medicine, debe fomentarse la discusión sobre cómo desarrollar terapias que sean efectivas para los latinos.

El asunto debe ser analizado en Puerto Rico con premura, ya que los boricuas fueron el segundo grupo más grande dentro de la muestra de latinos en la investigación.

“La baja respuesta a los tratamientos tradicionales contra la hepatitis C por parte de los latinos tiene que ser atendida con prioridad. Esto debe ser así, más aún cuando se estima que para el 2010 los latinos compondrán el 15 por ciento de la población de Estados Unidos”, dijo Rodríguez.
Contrario a la hepatitis A y B para las que hay vacuna y las cuales responden bastante bien a tratamiento, para la hepatitis C todavía no existe vacuna y la prevalencia en la población puertorriqueña es alta.

“La hepatitis C se transmite por sangre y es nuestro gran dolor de cabeza. El número es bien alto en Puerto Rico, aunque no hay estadísticas oficiales. Se estima que la prevalencia sea mucho más alta que en Estados Unidos, que es un 2 por ciento. En Puerto Rico pudiera tratarse de una prevalencia de 10 por ciento, aunque me atrevo a decir que este porciento es conservador”, advirtió la doctora.

Ante este cuadro nada alentador, en el 2004 Rodríguez Torres, junto con un grupo de investigadores médicos, determinaron incluir a los latinos en un estudio clínico.
“Por años, los latinos han sido la población olvidada, no estudiada, no atendida, en todas las disciplinas. En el 2004 nos dimos cuenta de que no había un estudio que evaluara la eficacia del tratamiento tradicional en pacientes latinos de hepatitis C. El tratamiento tradicional consiste de una inyección de larga duración (peginterferón) y dosis de pastillas (ribavirina) calculadas de acuerdo al peso del paciente”, subrayó.

En el estudio se comparó un grupo de 269 latinos versus 300 blancos norteamericanos, todos infectados con el genotipo 1 del virus, que es el que produce hepatitis C en el 80 por ciento de los casos en Puerto Rico y Estados Unidos.

La muestra de latinos se compone de un 51 por ciento de mexicanos, un 32 por ciento de puertorriqueños, un nueve por ciento de cubanos y un ocho por ciento suramericanos.
La edad promedio de los latinos fue de 45.6 años, mientras que en el grupo de anglosajones fue 48. En ambos grupos más del 60 por ciento fueron hombres.

Por espacio de 48 semanas ambos fueron expuestos al tratamiento tradicional contra la hepatitis C.
“Cuando terminamos el estudio nos topamos con que los blancos americanos se curaron totalmente en el 49 por ciento de los casos. Se le dio seguimiento por seis meses sin tratamiento y mostraron que el virus no era detectable en la sangre. Mientras que los latinos se curaron totalmente en el 34 por ciento de los casos, lo que es considerablemente bajo”, sostuvo Rodríguez Torres.

La galena sugirió que los hallazgos de este estudio apuntan a que factores como los desórdenes del metabolismo de la glucosa en la sangre o predisposición al desarrollo de diabetes, la obesidad y los porcientos en la grasa del hígado, que son más comunes en los latinos que entre los norteamericanos blancos, pudieran contribuir a la resistencia a los tratamientos tradicionales y a la no eficacia de los mismos.

“Estamos hablando de que entre los latinos el virus muestra más severidad y en términos del tratamiento es peor la respuesta”, dijo, preocupada, la investigadora.
Qué no hacer
La experta urgió a la población general a evitar el compartir parafernalia de drogas, pantallas que se pongan en cualquier parte del cuerpo, o los cepillos de dientes.
“A veces me alarmo al ver todavía barberos y en algunos salones de belleza cómo no se manejan adecuadamente las navajas y los equipos de manicura. Las personas deben llevar a estos sitios sus propios instrumentos”, aconsejó.

En Puerto Rico la transmisión de hepatitis C es principalmente por el compartir parafernalia de droga como agujas y aparatos para inhalación de sustancias ilegales.
En una entrevista con este diario, el director de la organización Iniciativa Comunitaria, el doctor José Vargas Vidot, dijo que además de las jeringuillas que utilizan los usuarios otro de los principales elementos de parafernalia que propagan la hepatitis C es el cooker, que son las “chapas” donde cocinan la droga y la extraen con la aguja.

La droga y la hepatitis C
Datos de la Escuela de Medicina de la Universidad Central del Caribe en Bayamón apuntan a que en el primer año de uso de sustancias el 60 por ciento de las personas se contagian con hepatitis C.

Información suministrada refleja además que la hepatitis C, cuando se vuelve crónica y severa, acaba en cirrosis lo que se ve más en los latinos. El 50 por ciento de los pacientes hombres acaban con cirrosis, lo que conlleva que el hígado se llene de cicatrices y deje de trabajar.
“El problema de la hepatitis C es que es silenciosa. A los dos meses de infección puede ser tan leve que la persona ni se da cuenta. Puede verse como un catarro. Si el doctor decide indagar más, puede ser que entonces se observen los niveles de encimas hepáticas altos, pero la mayoría no tienen idea. En el caso de la hepatitis C, sólo se cura el 20 por ciento de los pacientes. En el 80 por ciento de los casos el virus se queda en el cuerpo. Se estima que en 30 años es que pueden verse repercusiones serias como la cirrosis, que con el consumo de alcohol continuo se puede empeorar”, explicó la galena.

Escollos con Reforma
Mensualmente, la doctora Rodríguez recibe en la Fundación de 50 a 60 pacientes nuevos de hepatitis C, lo que demuestra, a su entender, los muchos otros casos que debe haber sin ser diagnosticados en otros puntos de la Isla.

“Aquí nosotros los recibimos y no se les cobra. Nos hemos dado cuenta de que la Reforma (de Salud) excluye en su cubierta todo lo que se trata de tratamientos y evaluaciones de enfermedades virales, por lo que vemos que muchas de estas personas no se han dado el seguimiento necesario ni han recibido el manejo adecuado”, explicó la doctora Rodríguez.
En el caso de los pacientes de hígado que pierden toda la función de su hígado, su única opción es el trasplante del órgano.

Sin embargo, la experiencia ha reflejado que el virus de la hepatitis C es tan poderoso que al cabo de los tres años de trasplante el nuevo órgano también demuestra la enfermedad y tiene que ser tratado.
“Obviamente, la persona tiene un nuevo órgano que puede ser tratado, pero eso nos demuestra la severidad y lo agudo que puede ser el virus”, agregó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario