viernes, 16 de enero de 2009

El pescado: bueno para el embarazo

viernes, 16 de enero de 2009
Primera Hora

Comer pescado -pero, no mariscos- dos o tres veces a la semana durante el embarazo, favorece el desarrollo neurológico del niño y aumenta su capacidad intelectual, según un estudio español.
El estudio señala que los ácidos grasos poliinsaturados del tipo DHA (ácido docosahexaenoico) son capaces de pasar la barrera placentaria y podrían ser los responsables de este efecto positivo sobre las capacidades cognitivas de los niños en cuanto a inteligencia, expresión verbal, capacidad motora y memoria.

Para este trabajo se estudiaron 392 mujeres y sus hijos con una dieta rica en pescado. Tras dar a luz, las mujeres contestaron un cuestionario sobre sus hábitos alimenticios durante el embarazo. Cuando los bebés cumplieron 4 años, los psicólogos midieron su grado de desarrollo neurológico mediante la Escala de Habilidades Infantiles de McCarthy (MCSA), además de recoger datos sobre su dieta y su actividad física.

Según los investigadores, aunque se desconocen los mecanismos por los cuales esto sucede, “los niveles de DHA parecen ser cruciales en el desarrollo temprano del cerebro del feto”.
El consumo de pescado y marisco durante el embarazo ya había sido estudiado por el peligro de toxicidad neurológica que representa para los niños, un riesgo atribuible, principalmente, a las elevadas concentraciones de mercurio que pueden estar presentes en estos alimentos. No obstante, estudios anteriores ya habían aportado indicios de que algunas sustancias presentes en el pescado podrían ser beneficiosas para el incipiente crecimiento del cerebro del niño.

Éste es el primer trabajo que estudia de forma diferenciada los efectos del consumo de pescado y de marisco, realizado en una población en la que el elevado consumo de esos alimentos no está asociado con factores socioeconómicos, como pasa en Estados Unidos o el Reino Unido.
Además, se comprobó que no hay ninguna asociación positiva entre el consumo de marisco y el desarrollo neurológico posterior, debido, al parecer, a los bajos niveles de ácidos grasos poliinsaturados del tipo DHA en estos alimentos. EFE

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