jueves, 13 de noviembre de 2008

Sin evaluarse evidencia crucial

jueves, 13 de noviembre de 2008
Sara M. Justicia Doll y Maribel Hernández Pérez / Primera Hora


Hay un violador suelto. Al menos cuatro jóvenes universitarias residentes en el área de Río Piedras han sido víctimas del criminal cuyo modus operandi resulta escalofriante. Pero al Instituto de Ciencias Forenses (ICF) no le han informado sobre una relación entre casos.


La Policía dio a conocer el martes que hay un violador en serie y ayer, el director del laboratorio de criminalística del Instituto de Ciencias Forenses (ICF), Joseph Bloom, indicó a PRIMERA HORA que no había recibido petición de las autoridades policiacas o de la fiscalía para que se examinaran los rape kits de las víctimas de este sujeto del que no hay descripción certera. Sólo se habla de que es barrigón.
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Los rape kits son los equipos de colección de evidencia de agresión sexual que pueden ser cruciales en el esclarecimiento del caso y procesamiento criminal del agresor.
“No me han informado la correlación de los casos formalmente. Nosotros no sabemos la identidad de la víctima porque recibimos los rape kits con números”, explicó Bloom en entrevista telefónica.


Esto quiere decir, que el trabajo de evaluar esos kits en esos cuatros casos, que pudiera arrojar similitudes en la evidencia recolectada en cada una de las cuatro instancias y que pudiera ayudar a las autoridades a dar con un mejor perfil del sospechoso no se ha hecho por una falta de comunicación entre la Policía y el Instituto de Ciencias Forenses (ICF).


La falta de comunicación entre las autoridades para esclarecer los casos de violación fue uno de los muchos hallazgos de una investigación de PRIMERA HORA publicada en mayo.
La pesquisa reveló que por falta de presupuesto, había en las bóvedas del ICF un total de 852 rape kits almacenados desde el 2005, de los cuales 539 tienen querella policiaca y 313 no.
Sobre este particular, Bloom dijo ayer que han avanzado. Un total de 75 casos ya se han analizado completamente y actualmente están otros 60 en evaluación.


Ha habido casos en los que las víctimas no han estado interesadas, por lo que se han dado de baja, agregó.
Bloom sostuvo además que una vez que se contraten varios serólogos para dedicarse al análisis de rape kits el retraso será aliviado.
Los rape kits contienen palillos de algodón, laminillas, sobres, sábanas de papel, bolsas para la ropa y tubos de ensayo para asistir a los profesionales de la salud a recoger y preservar la evidencia biológica que puede ser usada en los tribunales. Las muestras de ADN se pueden obtener de la sangre, el pelo, el sudor, el semen (en el cuerpo o en la ropa) y la saliva.


El violador de Río Piedras golpea a sus víctimas con lo que pudiera parecer la culata de un arma. Usa lubricante y condón para violarlas. Les dice que es experto en lo que hace y que nadie lo va a atrapar. Es metódico y se toma tiempo y espacio para planificar lo que va a hacer. Después de ultrajarlas limpia toda la escena, les da la bendición y desaparece.


Crucial la labor forense
La directora del Centro de Ayuda a Víctimas de Violación (CAVV), María R. Ward, subrayó que la evidencia levantada a través de los rape kits, aunque sea rastros de la saliva del violador, puede ser crucial para su identificación.
Sin embargo, su experiencia es que en Ciencias Forenses no se comparan las muestras con el banco de datos hasta que haya un sospechoso.
“Estos agresores son reincidentes o tienen querellas por incidentes previos”, insistió Ward.
De las muestras de saliva, de mordidas, o en algún objeto con el que tuvo contacto el sujeto, podría recogerse el ADN, aunque no haya muestras de semen.


Transcurridos los primeros siete días de la violación, en casos de víctimas adultas, aún se les puede practicar un examen físico y pruebas de laboratorio para determinar si la persona tiene alguna infección de transmisión sexual.

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