jueves, 5 de junio de 2008

Otro tenso episodio con enfermo mental

jueves, 5 de junio de 2008
Alex David
Primera Hora

Ponce.- Una rápida espiral descendente en su condición mental frenó lo que parecía un futuro promisorio para un joven universitario que ayer agredió a su madre y enfrentó a la Policía, que lo controló con un shock eléctrico de una pistola taser.

Salvada su vida, contrario a lo que ocurrió el lunes en Bayamón con un paciente esquizofrénico y depresivo que terminó suicidándose frente a la Policía, la jueza Margarita Medina lo envió a un centro psiquiátrico después de encontrar causa en su contra por violación a la Ley de Armas, agresión a un oficial y resistencia al arresto.

El incidente ocurrió cerca de la 1:30 de la madrugada de ayer en el barrio Palmarejo de Villalba, cuando Emanuel Rodríguez Cintrón amenazó a sus familiares y recibió con una andanada de bloques a agentes de Operaciones Tácticas. El joven, que ayer precisamente cumplió 23 años y había terminado su segundo año de pedagogía en la Universidad Interamericana, fue detenido con la pistola taser cuando intentaba huir a una zona de monte.

“Él salió por la ventana y venía de frente a mí y cuando me vio, echó pa’ atrás y ahí el compañero disparó el arma”, explicó el agente Luis A. Díaz Cruz, quien se encargó de arrestar al joven.
Indicó que a pesar de recibir una descarga, “yo tuve que intervenir rápidamente con sus manos porque trataba de alcanzar su cuchillo, que lo tenía en la cintura”.

Policías conocidos no intervinieron
Previo a su detención, Rodríguez Cintrón se había armado en la cocina y lucía amenazante contra quienes se acercaran a él. Policías del cuartel de Villalba prefirieron dejar la situación en manos de los agentes especializados, según narró entre lágrimas la madre de Emanuel, Sandra Cintrón.

“Nadie se atrevió. Si hubieras podido escuchar los gritos que lancé, pero nadie vino a ayudarme. Ellos pudieron haberlo detenido, si ellos nos conocen y son nuestros amigos, pero se portaron bien cobardes”, expresó Cintrón al narrar que ella forcejeó con su hijo para que los policías locales lo detuvieran, pero éstos no se movieron.

Ante la llegada de la unidad especializada, el joven tomó losetas, bloques de cristal y todo lo que encontró a su alcance para lanzarlos a los agentes que penetraron al hogar.
Con un bloque de cemento asestó un golpe seco sobre el casco del agente Ramón L. Negrón Morales. “Si no llega a ser por el casco, no lo estaría contando. Eso fue un golpetazo que me dejó mareado por un rato. Pensé que me mataba”, relató el agente.

Pero, para la madre del joven, los oficiales abusaron de su fuerza. “Él llevaba cuatro días sin comer ni dormir, estaba débil y es flaquito… cuando lo detuvieron, me asomé y vi cómo un policía le estrujaba la cabeza contra el piso y le decía malas palabras. Me dijeron que no me asomara porque me iban a radicar cargos”, agregó.

La madre reiteró que su hijo, el mayor de cuatro hermanos, ha estado recluido al menos cuatro veces con el diagnóstico de paranoia y esquizofrenia.

Su condición mental se deterioró luego de un rompimiento amoroso hace algún tiempo.

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