lunes, 23 de abril de 2012

Agónica biodiversidad mundial


Por Juan Carlos Machorro / Inter News Service

México - Hoy se tiene total seguridad de que la pérdida de la biodiversidad -flora y fauna- de todo tipo conlleva una degradación ambiental que pone en riesgo la supervivencia humana.

Además, constantes extinciones de biodiversidad, como de los ecosistemas a manos del hombre, derivan en alza de pobreza, hambre, enfermedades y agotamiento de los suelos por los campos agrícolas y acrecentamiento del cambio climático, problemas que son atenuados por los servicios ecosistémicos de la flora y fauna del planeta.

A este respecto, el jefe de la oficina de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, el brasileño Braulio Ferreira, dijo que salvar la biodiversidad mundial tendría un costo estimado en $300 mil millones al año en esta década, pero en caso de no actuar los gastos alcanzarían de $2 billones a $4.5 billones anuales después del año 2020.

Para México el tema es preocupante y urge su atención inmediata, ya que tiene una estimación de 2,300 especies y subespecies en las diversas categorías de riesgo de extinción, esto de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 059, que cataloga especies en peligro.

En lo que va de siglo, en México se han extinguido 11 especies de peces, 7 de mamíferos, 19 de aves y 4 de plantas. Al respecto, el titular de la Comisión Nacional para el Uso de la Biodiversidad (Conabio), José Sarukhán, señaló que lo más importante de la diversidad biológica es la conservación de los ecosistemas -porque es donde están las especies y proveen a la gente de sus servicios ecosistémicos- y no llegar a que estos biomas presenten escenarios irreversibles en daños.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), del Gobierno federal mexicano, ha dado a conocer que es una realidad muy cruda que no existe en la actualidad una sola nación que haya logrado frenar las extinciones de biodiversidad. Por eso, la urgencia de actuar al respecto y lograr disminuir la pérdida de flora y fauna.

El estudio “Capital natural de México” indica que a finales del siglo pasado se tenía contabilizado que solo se conserva el 54% de la cobertura vegetal original de esta nación.

Sobre esta situación en entrevista con Inter News Service, Dolores Barrientos, oficial representante del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en México, dijo que “la pérdida de la biodiversidad es un tema toral para el PNUMA, que reconoce que el valor de los ecosistemas y biodiversidad es fundamental de la competitividad de los países”.

“Desafortunadamente -las naciones- no le dan ese valor y en el desarrollo económico y de infraestructura que llevan a cabo, como son los nuevos centros turísticos, que no toman en cuenta el valor de los ecosistemas y la biodiversidad y, mientras no le demos ese valor y se piense que son bienes públicos sin considerar el costo de su pérdida, que será más rápida”. Barrientos expuso que por esta razón el PNUMA promueve un estudio global sobre el saber, la economía y valor de la biodiversidad para evitar su extinción.

Según el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de cada cuatro especies puede extinguirse por causa humana en 30 años.

La situación se agrava y en la última década aumentó en 27.7% las especies en peligro de extinción en México, aunado a que se padece anualmente por la deforestación y cambio de uso de suelo de cerca de 600,000 hectáreas de manglares, bosques y selvas, hogar de miles de especímenes de flora y fauna.

Barrientos añadió que lo anterior tiene gran interrelación con la atención al tráfico y extinciones de biodiversidad, que debe ser un trabajo transversal de todas las instancias de gobierno que tengan injerencia en sus pasos fronterizos, como serían las secretarias mexicanas de Medio Ambiente, Salud, Hacienda y Crédito Público, entre otras.

En el mundo se ha calculado que la actual tasa de extinción de especies es alrededor de mil veces más alta que la tasa histórica, por lo cual la Organización de las Naciones Unidas (ONU) da por un hecho que el modelo de desarrollo actual de la humanidad es tan dañino a la flora y fauna planetaria como lo han sido fenómenos catastróficos como el impacto del meteorito que extinguió a los dinosaurios.

De igual forma debe prestarse especial atención a la contención de la sobreexplotación de los ecosistemas y no acrecentar las extinciones. Por citar un caso, las selvas húmedas tropicales comprenden solo el 2.3% de la superficie el planeta, pero albergan a más del 50% de las especies de la biodiversidad global. Estas se encuentran bajo una excesiva presión humana, lo cual ha derivado que del 2000 a 2010 se extinguieron 784 especies tanto de flora como fauna. Estas regiones sostienen a más del 60% de la población mundial que vive en pobreza.

La coordinadora de la Red para el Desarrollo Sostenible del Tecnológico de Monterrey, Adriana N. Correa, mientras, dijo que no hay estabilidad global en la conservación de la biodiversidad.

“Existen graves amenazas por la degradación y fragmentación de hábitats, en parte provocadas por la falta de entendimiento en cuanto a cómo el bienestar de los humanos depende de la salud de los ecosistemas y la biodiversidad”, apuntó. Indicó que es muy necesario trabajar de forma multisectorial y bilateral en las ecorregiones que no reconocen fronteras, y dado que la fragmentación de un ecosistema implica el deterioro a ambos lados de donde ocurre, es indispensable que existan acuerdos bilaterales entre países con regiones naturales compartidas. Recordó que entre México y Estados Unidos, desde la firma del Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN), paralelo al Tratado de Libre Comercio (TLCAN) y la consecuente creación de la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte (CCA), se refuerza el desarrollo de una estrategia a nivel subcontinental para la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad compartida con base a una serie de ambiciosos proyectos que involucran a académicos, instituciones gubernamentales y de la sociedad civil de los tres países parte (México, Estados Unidos y Canadá). La investigadora puntualizó que, pese a esta coordinación internacional, existe un grave problema que es la falta de comunicación por parte del sector académico -que dispone del conocimiento de la funcionalidad del ecosistema y la importancia de los depredadores en la salud del mismo- hacia la comunidad en general y hacia el gobierno -legislativo y ejecutivo. “Faltan instrumentos económicos que incentiven las conductas conducentes a la sostenibilidad, falta la visión de largo plazo y repito falta de comunicación. No se trata solo de hacer lo correcto desde el punto de vista ambiental, también es importante considerar los factores sociales y económicos y tener una bien diseñada estrategia de comunicación”, subrayó Correa.

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