lunes, 23 de mayo de 2011

Veteranos deambulan en nuestras calles

Veteranos deambulan en nuestras calles
lunes, 23 de mayo de 2011
Bárbara J. Figueroa Rosa / Primera Hora

La mayoría son hombres divorciados, en edad mediana adulta y lucen en su ropa algo alusivo a la milicia. Sus niveles de subsistencia en la calle son superiores a los de sus pares pero, lamentablemente, el 80% confronta problemas relacionados con el consumo de drogas o al alcohol. Podrían recibir algún ingreso, pero hacen mal uso del dinero o son explotados por algún familiar o conocido quien, de paso, posiblemente los rechaza.



Éste es el perfil del veterano deambulante en Puerto Rico, donde se estima que hay unos 2,000 ex militares sin techo, una triste realidad que se recrudece ante el inminente azote de varios factores que van desde haber participado en las zonas de guerra hasta haber quedado desempleados por la temida Ley 7 de emergencia fiscal.

Así lo aseguró Daniel Aponte Ramos, coordinador del programa Cuidado de Salud para Veteranos sin techo del Sistema de Salud de Veteranos del Caribe, el cual también brinda servicios a veteranos residentes en Islas Vírgenes.

“Varios estudios indican que muchos de los veteranos sin techo en Puerto Rico son personas que vinieron enfermos (del campo de batalla) o cayeron en las drogas y el alcohol. Aquí en Puerto Rico tenemos también el fenómeno de los que quedaron desempleados por la Ley 7”, dijo Aponte Ramos en referencia a los casos de ex militares que trabajaban en alguna agencia gubernamental y fueron cesanteados.


“Tenemos el caso de una veterana mujer que quedó desempleada y en la calle, y vivía dentro de un carro con sus hijos”, destacó al aclarar que, aunque la población en su mayoría está compuesta por hombres, “hay casos de mujeres que logran estremecer”.

De hecho, un caso que recorrió diversos medios internacionales fue la historia de una mujer puertorriqueña -radicada en California-, de nombre Margaret Ortiz, que luego de haber regresado de Irak y con $15 mil en una cuenta bancaria, terminó viviendo entre la basura, sin un centavo y sumergida en un mundo de drogas y alcohol.

Tras tocar fondo y reconocer que necesitaba ayuda, Ortiz accedió a ser rescatada por una organización sin fines de lucro que alberga a mujeres veteranas y hoy día su nombre es mencionado hasta por el presidente Barack Obama, quien tiene como objetivo poner fin al problema de los veteranos sin techo.

“El Presidente tiene como prioridad erradicar el homeless de veteranos en un lapso de cinco años y eso incluye a Puerto Rico”, expresó Aponte Ramos al explicar que el fondo de asignaciones para impulsar el rescate en las calles de los militares es multimillonario y cuenta con el apoyo del Departamento de Asuntos del Veterano y del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano Federal (HUD).

Aponte Ramos explicó que en la Isla el proceso de rescate se lleva a cabo mediante ferias de salud que realizan las diversas coaliciones y a la que llegan personas deambulantes de la población general en busca de comida, aseo y ropa, entre otros servicios.

“Ahí los identificamos, les hablamos del programa y si aceptan (porque el programa es voluntario), comenzamos con el protocolo ese mismo día”, dijo el experto, al agregar que en los últimos cinco años se han logrado rescatar de las cunetas a 403 veteranos.

El proceso de rehabilitación del veterano y retorno a una vida independiente en sociedad incluye varias fases, entre ellas tratamiento psicológico, medicina interna y la oportunidad de que pueda ser albergado en un hogar transicional.

“Luego, ellos pasan a otros hogares en los que la estadía puede ser de hasta 24 meses. Ahí reciben terapias de grupo, se les desarrolla liderato y se les ofrece otras ayudas para que puedan conseguir una vivienda cuyos gastos se cubren con unos vouchers que da HUD y que cubren hasta $600 para alquiler”, manifestó.

Finalmente, una vez la persona se encuentra estable y continúa recibiendo los servicios del programa, se hacen los trámites para que pueda emplearse.

“Son historias maravillosas porque de la cuneta en que dormían les damos un acomodo en una vida mucho más digna”, agregó.

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