lunes, 8 de noviembre de 2010

Una vida contaminada

Una vida contaminada Por Milly Méndez
EL VOCERO
Lunes 08 de Noviembre de 2010


Vecinos del sector La Prá indicaron que se transporta la basura en camiones descubiertos. Foto suministrada
ARECIBO - El olor penetra sus pulmones, mientras el polvo arropa sus casas. La comunidad del sector La Prá de Factor dos en Arecibo sufre los impactos diarios del vertedero de desperdicios sólidos que está a unos 200 a 500 pies de sus residencias. Estos ciudadanos abrieron las puertas de sus hogares a EL VOCERO para narrar cómo viven entre la basura.


Los residentes estaban primero; el relleno sanitario llegó luego a invadir sus patios. Este es el sentir de una comunidad que tiene mas de 100 años de establecida y de los barrios aledaños. "Toda la vida hemos estado aquí... somos la comunidad más afectada porque (el vertedero) está en nuestro patio", sentenció Carlos Rivera, un residente de La Prá, quien además explicó que el vertedero "comenzó ilegalmente y luego lo legalizaron".


"El vertedero nos tiene locos", exclamó don Saturnino Rivera y luego detalló que sus nietos son los que sufren las consecuencias ya que padecen de fatiga, alergias y asma.


Por su parte, Jorge Rivera explicó que el olor a basura se siente todos los días y "cuando llueve es una pudrición", porque no tapan la basura. Saturnino indicó que los fuegos que se suscitan empeoran la situación, mientras Carlos agregó que siempre hay "mucho polvorín".


Sonia Arroyo, vecina de la familia Rivera, tiene fibrosis pulmonar, una condición que le fue diagnosticada dos meses atrás. "Mi neumóloga me dijo que el vertedero pudo haber influido", explicó. Su esposo, Santos Cruz, de 62 años, dijo que "antes se veía Islote porque antes era llano, arena blanca". Ahora, según pudo constatar este diario, la vista desde su balcón es una montaña de basura tapada con tierra.


"Cuando dice apestar, apesta", recalcó Arroyo, quien coincidió con la familia Rivera que el olor se agudiza con la lluvia.


De igual forma, doña Irma Maldonado, narró que tiene el pulmón congestionado. "El doctor me dijo que dejara de fumar, pero yo le dije que yo no fumo", contó. Cuando le explicó a su médico que vivía cerca de un vertedero, el galeno le recomendó mudarse. "Pero a ¿dónde me voy?, Cuando algo es tuyo que vas a hacer", sostuvo.


Los residentes visitados indicaron que el último fuego que se registró en el vertedero fue hace siete meses y que son comunes. "Hubo un fuego grande que duró cuatro horas", señaló Nancy Salaberríos Rivera, empleada del Fondo del Seguro del Estado. La funcionaria pública -quien reside en el barrio Cercadillo- estableció que el problema mayor que sufre la comunidad es el tráfico de camiones que vienen de diversos municipios que cargan la basura sin un toldo. "Son 300 camiones diarios", detalló.


Salaberríos Rivera llevó a EL VOCERO a los vertederos clandestinos que rodean el relleno sanitario. Se pudo observar cómo las gomas, enseres eléctricos y computadoras se lanzan en cuerpos de agua que desembocan en el Caño Tiburones, una reserva natural de Arecibo.
"Qué eliminen el vertedero", concluyó Rivera Álvarez.

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