domingo, 24 de octubre de 2010

Diabetes y adolescencia

24 Octubre 2010

Diabetes y adolescencia
Recomendaciones para manejar exitosamente la condición

Viviana Padilla Martínez / Especial El Nuevo Día

Aproximadamente 1 de cada 500 menores de 18 años sufre diabetes en los Estados Unidos y Puerto Rico. Para el año 2000 se reportaron 902 casos de diabetes juvenil en nuestro país. Este número va en aumento debido al tipo de alimento que se consume y el poco ejercicio físico que practican nuestros jóvenes. El diagnóstico de esta enfermedad crónica afecta también a la familia. Es normal que sientan miedo, preocupación y confusión.

En el 2009, investigadores de la Universidad de Florida, en Gainesville, encontraron que los jóvenes con diabetes reportaron mayores niveles de victimización, aumentando así la posibilidad de desarrollar desórdenes de ansiedad, depresión o alejamiento social.

A pesar de esto, psicólogos especialistas en la enfermedad explican que estos pacientes pueden llevar una vida normal a pesar de los cambios causados por su condición. Un aspecto importante para facilitar el proceso es la cooperación del adolescente.

Otro estudio realizado en el 2009 por profesionales de University of Texas Southwestern Medical Center y del Children’s Medical Center of Dallas en Texas explica que los adolescentes son más efectivos que los padres en detectar y describir sus síntomas.

Los profesionales tienen opiniones distintas respecto a que la responsabilidad del cuidado de la diabetes recaiga totalmente en los adolescentes ya que, aunque aumenta su sentido de responsabilidad e independencia, se ha notado un decaimiento del régimen y detrimento de su salud.

A pesar de esto, Kathleen M. Hanna y Carol L. Decker (2009) indican que los adolescentes con diabetes necesitan asumir la responsabilidad de su auto-cuidado, ya que ello redunda en beneficios a corto y largo plazo.

La autora es estudiante del Programa Doctoral de Psicología Clínica de la Universidad Carlos Albizu. Sean Sayers Montalvo, PhD, profesor Asociado de la Universidad Carlos Albizu, Recinto de San Juan colaboró en este artículo.

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