miércoles, 22 de septiembre de 2010

Código, calle y cerquillos

22 Septiembre 2010

Código, calle y cerquillos
El artista y barbero Omar Obdulio Peña Forty presenta con un “happening” su exposición “Oficio en la Fiesta” en el Antiguo Arsenal de la Marina


Por Ana Teresa Toro / ana.toro@elnuevodia.com

Cerquillo con patillas finitas. Barbero que se precie sabe lo que es eso en Puerto Rico. También sabe que el espacio íntimo donde se realiza la tarea en la que con precisión se definen las líneas perfectas que dibuja el cabello es un espacio que tiene a su vez sus rayas trazadas, sus códigos.

El artista Omar Obdulio Peña Forty lleva años difuminando con sus obras esa línea divisora entre el espacio codificado y el que lo observa desde afuera. Como barbero y artista ondula por ambos territorios con comodidad. Ese traspasar de fronteras es la invitación que lanza al público que asista a la apertura de la exposición “Oficio en la Fiesta” que inaugura mañana, a las 7:00 p.m., en la Sala Central del Antiguo Arsenal de la Marina Española, en la Puntilla en el Viejo San Juan.

La apertura, presentada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña, será un evento en el que habrá música en vivo y el artista estará recortando en el museo del mismo modo en que desde los 14 años recorta y pasa la máquina “a los panas del barrio en la marquesina de casa”, cuenta el artista.

La muestra consiste en una serie de piezas en las que aborda aspectos sociales, estéticos y culturales del oficio de barbero, según su experiencia; en medios como la fotografía, el diagrama, la pintura, el dibujo y la instalación. Todo ello buscando rescatar los espacios en común que comparten el mundo del arte y el de la barbería de barrio, como son la música, las relaciones interpersonales y los códigos que muchas veces son más afines de lo que se piensa.

“Esto surge básicamente de mis interacciones con personas dentro del mundo del arte y fuera de esa escena. Siempre he tenido la preocupación de esas distancias. También observo que muchas veces se toman elementos de la vida cotidiana para usarlos y transformarlos en arte, pero no hay una integración, se les mira desde afuera”, describe Peña Forty sobre su propuesta plástica cuyos límites hoy día es difícil establecer. “Es una manera astuta a veces de utilizar esos elementos que no necesariamente comprenden y que a mí me parecen igual de geniales. Es como: te usé un ratito y ya”, dice.

Como barbero se ha distinguido por experimentar con las posibilidades del recorte, sin dejar de entender e identificarse con lo que sus clientes buscan.

“Por ejemplo, el cerquillo es una marca bien usual. Hay muchos lugares donde eso no se usa, aquí es parte de una dinámica, incluso de una clase social. Hay una pieza en la que trabajo cómo, mientras más alta es la clase social, más se van difuminando esas líneas hasta desaparecer”, explica el artista cuyo trabajo conversa, más no continúa, con obras que han trabajado el tema en el pasado como la emblemática barbería de Pepón Osorio, a quien, de hecho, Peña Forty ha recortado.

“Fue mi profesor en un seminario que tomé en el 2001. Hay un diálogo, pero yo no me fijo tanto en la estructura física de la barbería, yo hablo desde adentro. No me veo como un espectador porque participo y me interesa más esa socialización y ver cómo en una misma exhibición se integra la gente del barrio con la escena del arte”, elabora.

Y es que ambas facetas son asunto de precisión. “Sí tiene que ver con una destreza manual, pero también con tener cierta maña con la gente. No te puedes tardar demasiado porque la gente se impacienta, necesitas limpieza y saber que en una escuela de barbería no vas a aprender a recortar como se recorta en la calle”, asegura el artista, que traza los orígenes culturales de esta manifestación a los vínculos con la cultura urbana del hip hop que, a su vez, pueden relacionarse con la concepción de tribu producto de la herencia africana.

“Eso vino entrando desde los 80 y los 90 con los ‘flat tops’ y ha seguido evolucionando”, detalla Peña Forty, consciente de que su propuesta se fundamenta en que para hacer arte a partir de lo cotidiano hay que entender el código sin verlo desde afuera; en este caso, entender el vocabulario del cerquillo para representar su genialidad, para ver qué nos dice sobre nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario