jueves, 26 de agosto de 2010

Atrasan a niño con impedimentos

26 Agosto 2010

Atrasan a niño con impedimentos
Escuela determina regresarlo al primer grado hasta octubre


Por Keila López Alicea / keila.lopez@elnuevodia.com

En mayo pasado, el niño Christian Marrero se graduó de primer grado con buenas notas. Pero a tres semanas de haber iniciado este año escolar, las autoridades de la escuela elemental María C. Osorio, de Toa Alta, decidieron sacarlo del segundo grado y devolverlo a primero por diez semanas para ver si el estudiante de educación especial adquiere en ese tiempo las destrezas de lectura para culminar su grado.

La decisión ha provocado indignación en la madre de Christian, Leira Pizarro. Aunque la mujer avaló inicialmente la determinación tomada por el Comité de Programación y Ubicación (Compu) asignado para su hijo, horas después se enteró mediante una consulta legal que la acción podría ser ilegal.

“El nene pasó por sus notas, porque la maestra le leía al nene como dice el PEI (Plan Educativo Individualizado). Cómo es que ahora lo van a devolver a primero si él paso de grado”, manifestó Pizarro.

El niño ha sido diagnosticado con déficit de atención con hiperactividad e inmadurez perceptual motora severa. La madre explicó que aunque el menor tiene 8 años de edad, su capacidad cognoscitiva corresponde a la de un niño menor de alrededor de 5 años.

Para complicar la situación, el niño fue reasignado a un grupo de primer grado que no tiene maestro y no ha recibido clases de educación especial porque no se han completado las listas que asignan los alumnos a cada maestro.

La madre reconoce que Christian no sabe leer, pero sostuvo que es capaz de alcanzar un aprovechamiento académico satisfactorio si se le proveen los acomodos necesarios, entre ellos un lector o equipo de asistencia tecnológica.

No obstante, estas opciones no fueron evaluadas por el Compu. Las posibilidades de realizarle evaluaciones adicionales fueron ignoradas ante la solución única de regresarlo al grado anterior.

“Yo traté de pedir un salón contenido porque entendía que era viable para él porque habría una educación más individualizada que lo llevaría al nivel de su grado, pero el director me dijo que su meta es sacar a los niños de ese salón, no meterlos”, indicó Pizarro.

La directora ejecutiva de la Asociación de Padres de Niños con Impedimentos (APNI), Celia Galán, y Carmen Fraticelli, de la misma entidad, destacaron que el Manual de Procedimientos de Educación Especial establece en su página 44 que, al momento de determinar la ubicación de un estudiante, se deben tomar en cuenta todas las alternativas disponibles para adelantar el aprovechamiento académico.

“Un niño o joven no deberá ser removido del salón regular donde participa con estudiantes de su edad sólo porque necesita modificaciones para participar en el currículo general”, establece el documento.

Por su parte, el director de la escuela María C. Osorio, Alfredo Collazo, aseguró que la decisión de reubicar a Christian es una temporera para que adquiera las destrezas que le hacen falta.

“El niño pasó de grado con notas, pero esas notas no son reales”, señaló Collazo, quien no explicó qué técnicas pedagógicas se utilizarán para enseñar al niño a leer en diez semanas.

Asimismo defendió la decisión asegurando que la mamá estuvo de acuerdo.

El director reconoció que faltan maestros en la escuela, sin embargo dijo que ya están nombrados casi todos los que hacen falta.

“Cuando empezamos el año escolar faltaban 14 maestros, pero ya los han nombrado todos... Todos menos una maestra de educación especial, pero fue que la pedimos hace poco”, aseguró Collazo. En una entrevista el publicada el pasado 11 de agosto en este diario, el director indicó que eran 11 las plazas vacantes a inicios del año escolar y que en ese momento sólo faltaban tres maestros por nombrar.

No es la primera vez que Christian enfrenta problemas en la misma escuela por acomodos no otorgados. Cuando el menor cursó el primer grado por primera vez hace dos años, la maestra lo separaba del resto del grupo, lo sentaba de espaldas a la pizarra y llegó a “jamaquearlo”, según le relató el niño a su siquiatra.

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